miércoles, 19 de abril de 2017

LO DE CARME

Si anhela líneas laudatorias dedicadas a su persona solo debe hacer una cosa; muérase.  Si desea, por el contrario, la soledad más absoluta  apenas tiene que mostrarse contrario a la opinión mayoritaria. Mire el caso de Carme Chacón. Sí una gran persona, me consta, capaz de estar pendiente de la alimentación y bienestar de sus guardaespaldas pero una pésima ministra que siempre buscó la foto y la declaración que la hiciera parecer la más moderna del consejo de gobierno. La titular de la cartera de defensa del Reino de España, que fue incapaz de pronunciar la palabra guerra, apenas nos ha legado frases sobre igualdad y derechos que podrían haber salido fácilmente de la boca de una vendedora del mercado de la Boquería. Para más Inri, cualquier misión donde estuvieran nuestros soldados era un ejemplo, según la catalana, de concordia, armonía y alianza de civilizaciones. La paz a la manera que pronuncian la z los nacidos más allá de Despeñaperros.

Si una buena muerte no debe enmascarar una mala vida, una pésima ministra no puede esconderse tras su óbito ni debe llamar a engaños. El fallecimiento no cambia nada. Y si lo único que tienen los periodistas de hoy para ensalzarla es un desfile de la entonces titular de Defensa estando embarazada, apaga y vámonos. Pero lejos de su actividad política, Chacón, que sabía de la condición de su maltrecho corazón, fue tan irresponsable llevando un ritmo de vida tan ajetreado que le ha costado dejar a un hijo huérfano. Una imprudencia que me recuerda a Robert De Niro jugando a la ruleta rusa en la película El Cazador.

El filósofo argentino Mario Bunge decía que Heidegger fue un pillo que se aprovechó de la tradición académica alemana, según la cual lo incomprensible es profundo, y es que el germano decía cosas como;“ el tiempo es la maduración de la temporalidad” y que no deja de ser una perogrullada que como la gente no entiende, piensa que debe referirse a algo profundo. En  España, en cambio, nos han creado un mundo filosófico en miniatura para que pigmeos como la socialista se sintieran gigantes. Mientras más simple mejor se vende la idea a “la gente”.

Yo, como todo hijo bien nacido, lamento que Doña Carme se nos fuera tan pronto,  y he tratado de ajustar la crítica intentando encontrar algo positivo en sus años como representante pública. Y miren, no he hallado nada que me haga cambiar de opinión. Especialmente cuando en los meses previos a su muerte apoyase a la Killer de Triana como la primera mujer presidenta de España. Como si los sureños no supiésemos lo que significa vivir bajo el yugo de Susana Díaz y su secta del capullo. Y es que  nadie mejor que nosotros, que estamos muertos para el resto, para saber, además de la mala vida que nos han dado, lo bien que hablan de los difuntos cuando no estamos.


Sergio Calle Llorens

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