Que la ex abogada general del Estado y ex secretaria del Real Madrid se siente en el palco de su
club, no debería sorprender a nadie. Especialmente siendo la responsable de juzgar
a Messi por un fraude fiscal de 4
millones y, por supuesto, no hiciera
nada con el de Cristiano Ronaldo que
asciende- según noticias de la fiscalía- a 150 millones de euros. Tampoco sorprende el silencio informativo sobre el caso sangrante del
portugués. Vaya que los periodistas miran a Doña Marta Silva y silban como el que no quiere la cosa
Que Hernández
Hernández se comiera un gol del Barcelona
que había traspasado un metro de la portería, no debería extrañar a nadie
cuando, ya lo anuncié en estas páginas, al equipo de Florentino le iban a regalar la liga tras años penando en el primer
campeonato español.
Que los jugadores merengues sean los únicos que se oponen al
uso de tecnología en las jugadas polémicas- la liga española es la única de las
grandes que no la emplea- es tan clarificador como que al Sevilla le iban a hurtar su encuentro contra el Espanyol. Y es que tras la eliminación del equipo de los
medios, no podían permitir sobreesfuerzos extras a los suyos.
Que al Málaga,
tras el robo en el Bernabeu, le
birlará un árbitro vasco un penalti clamoroso en el último minuto del partido contra
el equipo navarro de Osasuna,
debería haber hecho incluir, al menos por esta vez, el hecho al periodista local
Sergio Cortés del Diario Sur cuya crónica rozaba el delirio y que, entre otras
cosas, contrastaba con la del Diario de
Navarra que sí incluía el robo a mano armada que sufrieron los
blanquiazules.
Les seré franco; los árbitros a veces te dan- ganas de vomitar y, otras, en cambio, te quitan las ganas de seguir viendo la liga
española. En esta realidad deben entenderse las declaraciones del portero del Sevilla en las que afirma que su equipo
molesta en las posiciones altas de la tabla, porque una cosa es ganar en
competiciones europeas en las que no juega el Madrid y, otra, poder disputarle títulos a los señoritos de Concha Espina. En Málaga, por cierto, todavía recordamos como la UEFA sancionó al club de la
Costa del Sol sin jugar por no estar, supuestamente, al día con hacienda.
La mano que meció esa cuna tampoco se encuentra en lejanos desiertos.
En definitiva, no debe sorprendernos el latrocinio en el mundo del fútbol sino la cantidad de turiferarios que
corren para apagar el fuego antes de que las llamas alerten a los bomberos. El problema es que, más pronto que tarde,
las flamas acabarán convirtiéndolos en ceniza. Al tiempo.
Sergio Calle Llorens
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