El Comisario Montalbano debe su nombre a nuestro gran Vázquez Montalbán.
El gran detective siciliano nacido de la mente de Andrea Camilleri es un policía
deudor del mismísimo Pepe Carvalho. Y es que como alguien me dijo una vez en
Italia; Ogni storia racconta una storia giá raccontata. Las aventuras de
Montalbano han sido traducidas a muchos
idiomas y hoy, afortunadamente para el público hispano, podemos ver la
adaptación que se ha hecho para la televisión. En la 2 de TVE.
Pasear de la mano del Comisario en la pintoresca localidad de Vigata, en
la provincia de Montelusa es una delicia y un homenaje para los amantes del
género. Su casa situada frente al mediterráneo donde nuestro amigo vive su amor
con esa mujer rubia del norte y, a veces, cavila sobre los casos que ha de
resolver, me han llegado al alma.
Me identifico mucho como el personaje; lector voraz y gran amante de la gastronomía
de su hermosa tierra siciliana. Y qué decir de su colaborador el telefonista Catarella cuyo cerebro se asemeja a aquellos que rigen
la Junta de Andalucía, y que me hace estallar en carcajadas.
Sicilia, no lo olvidemos, es tierra española, y en esta orilla del mediterráneo
consideramos a sus naturales como hermanos. Es difícil explicar lo que siento
al ver la serie. Tal vez una mezcla de nostalgia por mis andanzas italianas o,
puede que una gran dosis de orgullo al constatar como en el sur de Europa
podemos crear grandísimas historias de suspense y divertimento. Nada que
envidiar a las norteamericanas. Incluso mucho mejores.
Una de las cosas que más me gustan de la serie es los paseos guiados por una tierra que, si la dejaran, podría dejar atrás esos problemas endémicos que también sufre el sur español; mafia, corrupción y nepotismo. También es un placer ver a Isabel Sollmanen el papel de Ingrid, una actriz sueca que lo borda cuando trabaja, con ese acento tan peculiar cuando habla en italiano. También Livia, la novia de Montalbano, es un personaje que llena la pantalla.
He dejado para el final a Luca Zingaretti que eleva el papel del Comisario
en los veintidós capítulos de crímenes políticos, sociales económicos o
pasionales. El italiano, simplemente, se sale en este continuo homenaje al
mediterráneo que va desde los baños matutinos en el mar, hasta la excelente
comida en algún restaurante de Caloggero. Y es que este tributo al
mediterráneo, con acento siciliano, no podía dejar de pasar por alto. De todas
las escenas maravillosas, y miren que son miles, me quedo con las marinas y,
por qué no, con aquella en la que abronca a unos vecinos por haber arrancado un
olivo centenario. Montalbano que es un hombre de ley no duda en saltársela a la
torera si con ello resuelve un crimen junto a nuestra patria salada. Háganme
caso y dense un chapuzón en este mar tan sabio que tanto amamos Montalbano y un
servidor.
Sergio Calle Llorens
Siempre creí que escribía bien hasta leer a Sergio Llorens lavado con OMO. Por eso y porque me relaja de tanta basura es vd. odioso.
ResponderEliminarBueno pues muchas gracias. Un saludo
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