Es cierto aquello de que si los españoles hablaran sólo
aquello de lo que saben, habría un gran silencio. Hablando de la luna o de
Palestina. De lo primero quiero decirles que deben obviar a aquellos que ven
películas en las que sus protagonistas caminan en el satélite de espaldas al
sol. Lo digo porque nuestro querido astro está lleno de cráteres y si pasearan
así, el Lorenzo proyectaría unas sombras gigantescas que impediría a los astronautas
ver por donde pisan, e indefectiblemente acabarían mal. Del tema de Oriente Próximo
les recomiendo el libro de Carlos Canales y Miguel del Rey; “David y Goliat”.
Un trabajo que les ayudará a desmontar todas las tonterías que suele rebuznar
el personal cuando se trata de Israel. Mientras ustedes deciden si
compran el libro, o no, voy a compartir algunas reflexiones.
La verdad es que los únicos palestinos que gozan de educación,
servicios de primera, derechos y libertades- incluidos los homosexuales- son
los que se hicieron ciudadanos de Israel. Gente que ya no sufre a los gobiernos
palestinos tiránicos, incompetentes, corruptos e ineficaces. Harían bien, por
tanto, en aceptar a Israel como una madre y dejar de sufrir a manos de sus hermanos árabes.
Viviendo en Tel Avit los palestinos ya no tendrán que ocultar más su condición
sexual. Tampoco deberán temer los crímenes de honor- como matar a tu hija si ésta
ha sido violada- que son perfectamente legales bajo la autoridad palestina que
ni es autoridad, ni es nada bueno.
Los palestinos, como casi todos los árabes, viven en la edad
media y, su atraso proviene del hecho de que nunca han sido capaces de separar
iglesia y estado. No es que no hayan tenido un Concilio Vaticano II, es que no
han llegado ni al de Trento. Su forma de vida, sus costumbres y sus locuras
nada tienen que ver con la Princesa Europa.
Su única dialéctica es el de los puños. Su característica más acusada es la
falta de respeto por las ideas religiosas de los demás.
Los judíos, en cambio, poseen una clave pedagógica del
pensamiento que es el pilbul; un ejercicio dialéctico, modelo de discusión talmúdica
en el que se confrontan declaraciones de autoridades en busca de
contradicciones o afinidades para arribar a nuevos conceptos. También la causística
cristiana responde a este modelo de pensamiento. Se trata de intentar mejorar
cada día. De buscar la excelencia. Un modelo que bien podrían aplicar
territorios tan atrasados como Irán o Palestina.
De todas formas, no es de extrañar que los tarados profundos
como Diego Valderas o José Luis Centella se decanten por la causa palestina. El
cordobés que dejo pasmado al parlamento cuando preguntó lo siguiente tras la
instalación de un puesto de helados en un aeródromo andaluz: “¿Piensa el
Gobierno continuar la atención al turista en el Aeropuerto de Almería con la colocación de un
puesto de castañas en el otoño y de un puesto de mantecados en el invierno? Y
es que para el comunista la atención al forastero pasa por ofrecer esos
productos autóctonos. Ya les digo, el turista de Liverpool agradecería, y
mucho, que le metieran un mantecado en la boca a su llegada a España. Vaya, no
piensa en otra cosa. En realidad, si dejamos en manos de estos cretinos la
defensa de las libertades, muy pronto los nietos de Mahoma van a ponernos
mirando a la luna de Valencia.
Sergio Calle Llorens
¿Todo esto justifican las acciones de Israel? En su caso, justifican la omisión. Empieza bien diciendo "Es cierto aquello de que si los españoles hablaran sólo aquello de lo que saben, habría un gran silencio".
ResponderEliminarNo pienso perder el tiempo con personas que llegaron tarde a la entrega de cerebros. Hágase un favor; lea el libro que he recomendado. Aprenda árabe y hebreo. Luego viaje a la zona. Posteriormente hablamos piltrafilla.;-)
EliminarCon tu cara de moro, sorprende cómo escupes hacia tus orígenes
ResponderEliminarQué Dios le conserve el oído porque la vista la tiene perdida. Soy de origen judío por parte materna y paterna. Mis familiares llegaron a Málaga para echar a los moriscos y, desde entonces nos place joderos por todos lados.:-)
EliminarSergio tú no eres judío,te gustaría serlo porque los judios tienen mucho poder y dinero.Eres musulman, como la mayoría de Andaluces.También eres extremadamente racista y muy de derechas.
ResponderEliminarPor alusiones:
Eliminar1- No me tutee. Al parecer, digo al parecer, no nos conocemos de nada. Y si nos conocemos, es usted un cobarde por insultar escondido en las redes sociales. Como no tiene nombre, me voy a dirigir a su persona como Adolfito Hitler. También le comento que no pienso publicar ningún comentario más que venga de un anónimo.
2- Es exclusividad de los cretinos afirmar cosas que se desconocen. Pues mire Adolfito Hitler, tengo ascendencia judía porque me lo ha demostrado un análisis genético. Algo que viene a corroborar los antecedentes familiares. De cualquier forma, no tiene demasiada importancia.
3- Lleva toda la semana mandado mensajes en los que desea exterminar a los judíos. Su nazismo galopante no se lo curará en la vida. Consecuencia de que los tontos con los años se perfeccionan y, al final son mucho más tontos. Usted, Adolfito Hitler va a ir a peor.
4- No soy racista, ni lo he sido nunca. Simplemente constato el hecho de que los musulmanes viven en la edad media. En cuanto a lo de derechas, veo que no ha entendido nada de nada. No le culpo, de tener otro cerebro, seguramente no pensaría con el que tiene.
5- Le voy a dejar un comentario del profesor Juan Eslava Galán cuya tesis doctoral sobre Historia Medieval le recomiendo encarecidamente.
" En la transición surgió cierto movimiento autonomista en el sur que reivindicaba como seña de identidad el origen árabe de los andaluces. Aquella majadería está hoy casi olvidada, aunque florezcan grupúsculos de neomusulmanes que trocan sus nombres de pila, Sebastián, José por Mohomed o Aixa.
En realidada, los andaluces tienen de moros tanto como los gallegos, los catalanes, o los vallisoletanos. Además la ley islámica prohíbe el enlace de musulmana con cristiano bajo pena de muerte, así que el proceso inverso se produjo muy raramente.
Los barrios moros que Fernando III dejó atrás eran insignificantes. De los pocos que quedaron en el sur, Alfonso X expulsó a muchos tras la rebelión de 1264.
Los del antiguo Reino de Granada se rebelaron en 1568. Felipe II sopesó su expulsión. Finalmente fue Felipe III expulsó su expulsión y los del resto de España."
Finalmente, quiero decirle Adolfito Hitler que este es un blog para gente inteligente y preparada. Por ello, le recomiendo unas lecturas más de su patético nivel intelectual como la cartilla Palau. Ahora dedíquese a la poda de árboles frutales o tírese de un puente. Le aseguro que la humanidad entera lo agradecerá.
Ciao