Los socialistas han de reconocer, en efecto, que su corrupción
ha acelerado la historia de la taifa andaluza. El resultado es la entronización de Susana Díaz
en unas primarias de pega sin que, por supuesto, los andaluces hayan sido
llamados a las urnas. Aquí no hay derecho a decidir que valga pues ya están los
miembros de la secta del capullo decidiendo por todos.
La señora Díaz aprendió y mamó de las corruptelas de la
secta del capullo. Sabe correr riesgos pero no es temeraria. De ahí que
denuncie las malas prácticas de los suyos y, al mismo tiempo, siga financiando
a su sindicato horizontal. Se siente fuerte porque conoce la debilidad de una
oposición inexistente. Lo único que le quita el sueño es la investigación de la
Juez Alaya. Esa sevillana guapa tan
vilipendiada en la televisión autonómica sureña. Otro motivo de preocupación
aparente es IU que, a medida de que se acerquen las elecciones regionales,
tratará de marcar distancia con sus socios de gobierno.
Susana campeona del paso lento y la marcha atrás tiene
motivos para sonreír. Se trata de apuntalar el sistema de latrocinio
institucionalizado de La
Garduña socialista unas décadas más. Ante el panorama, la
pregunta es obligada: ¿qué se puede hacer para impedirlo? Yo, para ilustrarlo,
tornaría los ojos al 4 de marzo de 1939; una jornada en la que el Coronel
Casado, jefe del ejército republicano del centro, rompe en Madrid con el
gobierno de Negrín, por considerar que se hallaba bajo influencia comunista y,
con el apoyo de una parte de los socialistas, entre ellos Julián Basteiro, de
los anarquistas y de los republicanos de centro izquierda, constituye un centro
de defensa que intenta negociar con Franco. Empero, el futuro dictador dejó
pasar el tiempo, a sabiendas de que los partidarios de Casado y los comunistas
se iban a empantanar en un conflicto del que los nacionales sólo iban a obtener
rédito. La mente maquiavélica del hombre que gobernó España con puño de hierro,
dejó que los otros le hicieran el trabajo sucio. Y eso, en mi opinión, es lo
que debemos hacer en Andalucía. Sencillamente los comunistas y socialistas se van a acometer por sus ansias de poder.
Con el desgaste del PP nacional y del PSOE regional, IU podría
haberse presentado como alternativa si no hubiese gobernado en coalición. Por
lo tanto, es momento de introducir la variante liberal de Ciudadanos y dejar
que entre ellos rivalicen con ganas. Susana Díaz se está demostrando como una
administradora desastrosa que lleva a Andalucía al abismo de la suspensión de
pagos y Valderas ha dado pruebas evidentes de su incompetencia. En el PP no hay
vida inteligente, por lo que el partido de Rivera debería saber jugar esta
partida con maestría. Para salvar a Andalucía de los propios andaluces, han de
saber que no hay ascensor para llegar al éxito, simplemente hay que hacer el
esfuerzo de coger las escaleras. Cansan mucho pero subir esos escalones es la
llave que conduce a La Moncloa.
Me sorprende que te dejes engañar, Ciudadanos no és más que un partido populista lleno de oportunistas, gandules y ladrones. Como los demas vamos.
ResponderEliminarLlamar ladrones a alguien sin pruebas es gravísimo y, además amparado en el anonimato.
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