Mi tiempo viviendo con los anglos me hicieron fervorosamente
anglófilo. Soy, por tanto, un gran defensor de las buenas relaciones entre
España y Gran Bretaña. Hablo el inglés como si fuera mi lengua y, aunque a
algunos les parezca mentira, uso la parla de Shakespeare a diario y con mucho
gusto. Además, tengo varios conocidos llanitos que son, aunque no quieran, más
españoles que Manolo Escobar. Todo este bagaje cultural y personal me colocó en
una posición alejada de la trinchera belicista en relación con el contencioso
de la colonia. Empero, desde que el Presidente de Payasos sin Frontera, señor
Moratinos, decidiese saltarse a la torera 300 años de presión española con
la Roca, otorgando voz a los
gibraltareños en las cumbres hispano-británicas, mi posición cambió
radicalmente.
Desde el cobarde de Moratinos, sólo puedo apoyar a partidos
políticos o asociaciones que defiendan la recuperación de esa tierra española.
Nuestra política exterior debe orientarse a hacer efectivo el tratado de
Utrecht con el objeto de que Londres devuelva lo que nos pertenece. Deben saber que hoy España despierta muchas simpatías
en el Reino Unido y, cada vez son más las voces que defienden un acuerdo entre
ambas partes, pues “los cangrejos de roca” como ellos llaman a los llanitos, no
pueden ser un obstáculo a los miles de asuntos en los que ambas naciones deben
ir de la mano en la UE.
Hasta el momento en el que Londres abandone Gibraltar,
nuestros vecinos serán un constante quebradero de cabeza. Sin embargo, podemos
aprovecharnos de su estatus para ponerles de rodilla. En ese sentido, España
puede triplicar los controles en la frontera a diario para hacerles incómoda la
vida. Implantar un peaje en la frontera como impuesto de compensación por las
actividades contaminantes de los llanitos. Un peaje que sirva para compensar a
aquellos españoles que seguramente perderían sus trabajos por la presión
española. También se debe establecer un peaje prohibitivo desde Gibraltar a San
Roque. Por último, España debe alterar su política de agua, teléfonos y
electricidad para ser inviable la vida de la colonia. Finalmente, pero no menos
importante, sería la creación de una zona Franca en esta zona de la provincia
de Cádiz para hacerles la competencia. La última medida sería no permitir que
ningún avión con destino a la colonia pudiese sobrevolar nuestro territorio.
Gibraltar, se quiera o no se quiera, es España y no puede
subsistir sin nuestro consentimiento. Hasta ahora todos los intentos de
recuperar han sido en vano porque negociábamos en una posición de debilidad que
el ministro Margallo se ha encargado de dinamitar con su cambio de política.
Ayudaría, eso sí, que el patético gobierno de Andalucía ayudara un poquito en
la lucha en vez de apoyar causas ajenas y distantes en otros continentes.
Estaría bien que el “enemigo número 1 del imperialismo”, otrora butanero,
alzase la voz para denunciar lo acrónico de la colonia. En verdad, no hace
mucho que la secta del capullo organizaba paellas en la verja para protestar
por la llegada de submarino nucleares, y ahora en compañía de IU tienen una
oportunidad única para arrimar el hombro, a no ser que consideren lo de
recuperar Gibraltar una cosa de fachas con mucho tiempo libre. ¿O no?
Sergio Calle Llorens
Muy bueno tu artículo, ojalá el G. Central tomara nota e hiciera lo que todos como tú deseamos. La política de luz, agua teléfonos espacio aéreo y servicios sanitarios pueden pedirle a Marruecos que se las concedan y además gratis, como los servicios sanitarios, que jamas cobramos.
ResponderEliminarSaludos