El problema de los socialistas malagueños es que están
formados por una pandilla de patanes que, a tenor de sus actos, están empeñados
en desaparecer de la provincia que más aporta a las arcas de la taifa andaluza.
Tras permanecer callados en lo referente al metro de Málaga, han vuelto a abrir
sus boquitas pintadas de mentiras para hacer varias declaraciones
sorprendentes. Ha ocurrido, ¡créanlo!, en la Feria del Libro, que tiene al mar de testigo
incomparable de la mágica edición.
El primero en hablar ha sido Miguel Ángel Heredia que ha
exigido que el PP deje de boicotear el decreto contra la exclusión aprobado por
los cuatreros de la Junta
de Andalucía para fomentar el empleo entre colectivos en riesgo de exclusión
social. Plan que aprueban ellos pero cuyo coste del programa tienen que
adelantar nuestros ayuntamientos. También ha acusado al gobierno de Rajoy de “no
creer en el municipalismo”. Posteriormente ha tomado la palabra la hija del
farero con menos luces que un barco pirata para afirmar que le parece
lamentable que el alcalde de Málaga no se fíe de la Junta.
Al señor Heredia hay que recordarle que si en Andalucía
tenemos a tanta gente en riesgo de exclusión social se deben a tres largas décadas
de locura socialista en la que la carga impositiva sobrepasa a la de los países
nórdicos, y total, para contratar a todos los familiares y allegados de sus
señorías. En cuanto a la afirmación de la traidora Gámez de que el Señor de la Torre no se fíe de la Junta , comentar que ni el más
tonto de los tontos podría confiar en los socialistas y buena prueba de ello la
encontramos en la siguiente lista; saneamiento integral de la Costa del Sol, cercanías a
Marbella, el metro en 2009, el tercer hospital, el parque de los cuentos, los
Baños del Carmen, el tranvía de Aparicio, la cuenca Mediterránea que no se iban
a llevar, el Corredor mediterráneo que ellos excluyeron, el timo de las
tecnocasas, el auditorio y un millón de cosas más que no caben aquí, como
tampoco entran dos neuronas en el cerebrito de María.
Cuesta creer que los socialistas tengan tan poquísima vergüenza para
hablar de municipalismo en la ciudad en donde para mover una simple maceta,
tiene que contar con la autorización del consejo de gobierno de la Junta de Andalucía. Decía el
alcalde recientemente que de haber sabido que la autonomía era esto, habría
dejado a Málaga fuera del invento andaluz. Además, el municipalismo no tiene
nada que ver con esta caterva de tarambanas que pasean sus jetas directamente
por las calles de la Capital
de la Costa del
Sol para castigarnos con sus políticas infumables que no se creen ni sus
familiares.
La palabra Málaga en sus bocas debería ser tipificada como
delito en el código penal español donde se recogerían penas durísimas de
destierro. No
podemos olvidar que todas sus declaraciones vienen acompañadas de un alto
contenido de toxicidad. ¡Callados están más guapos!
Sergio Calle Llorens
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