Estaba solo en casa, con la única compañía de mi respiración
profunda, reflexionando sobre “la realidad nacional andaluza”. Por momentos mi
mente dibujaba imágenes que, inconscientemente, eran comparadas con “la nación
catalana”, esa de la que nadie oyó hablar nunca. Una región que ha pasado del
increíble home normal al presidente Más corrupto; Arturito que, según El Mundo, tiene varias cuentas secretas en
Suiza. Igual que los Pujol, otras figuras claves de los nacionalistas
catalanes. Esa tribu, lejos de afearle la conducta a su mesías, justifica el
dinero en paraísos fiscales con aquello de cómo España nos roba, el dinero hay
que mandarlo a Helvetia. En mi modesta opinión, Más se ha llevado el parné a Suiza
para demostrar la solidaridad catalana con un país que ni tiene bancos, ni
dinero, ni tontos haciendo relojes.
Olvidé por un momento a la corrupta Paletonia y me centré en
Andalucía que, por supuesto, también tiene sus corruptelas. En nuestra
“realidad nacional” establecida en el estatuto, el dinero sucio se lleva a
paraísos fiscales más cercanos como Gibraltar que, si bien no es español, el
dinero que allí reside, sí que lo es. Dicen que buena parte del mismo pertenece
al PRISOE, pero vaya usted a saber. Obviando el tema de la deshonestidad del partido más corrupto en la historia de
Europa, traté de establecer las causas que han llevado a los padres del
esperpento andaluz a declarar realidad nacional a lo que antes era región: Tal
vez el nepotismo, el farfullín andalusí, los ERE, canal sur con su eterna
copla, el 35% de paro, o los miles de
enchufados socialistas del régimen
andaluz. Pero les juro que sigo sin ver cual ha sido el punto de inflexión que
ha conducido a esta sorprendente definición.
Andalucía está a la cabeza de todo lo malo y a la cola de
todo lo bueno. Dicho de otra forma, la taifa del sur es una mierda pinchada en
un palo porque es mucho más honorable no ser nadie que destacar en la política
activa donde se va a medrar. Más que realidad nacional, deberían llamarla realidad
de necios, pues no se me ocurre ninguna otra definición mejor para señalar a
los miles de acólitos que se han ido incorporando a esta idiocia colectiva.
Cuando veo a esos simios embutidos en esos trajes que
benévolamente llamamos homo parlamentaris sureño, me pregunto como esos
animales de alcantarilla han podido llegar tan lejos; guerrilleros que no pasan de guarros por
aquello de los chorizos con coche oficial y paga vitalicia.
Nada me haría más feliz que la tierra de la chalaura,
Andalucía, en la que los tres partidos que gobiernan nuestros pueblos y
ciudades con sus recortes, no precisamente de chalaura, me declarara “persona
non grata”. Al fin y al cabo, si en Cataluña tienen sus “enemigos oficiales” ,
Andalucía que, por supuesto, es una realidad nacional en el estatuto que no se
leyeron ni sus autores, también se ha ganado el derecho a tener villanos
reconocidos. Yo, por ello, quiero tener el honor de ser el primero. Ya ven que
no pido ni un trabajo, ni la condonación de un crédito, tan solo una
declaración institucional que diga; “Sergio Calle Llorens no pertenece a la
realidad nacional andaluza y, por tanto, es declarado persona non grata por
mayoría absoluta de la cámara andaluza. Sí, ya sé que la declaración no tiene
mucho sentido, pero es que tampoco lo tiene sufrir a un ejecutivo que recorta
más que nadie en el territorio donde gobierna, para salir después a la calle a
protestar por los recortes de los demás. Realidad nacional, de soplapollas,
supongo.
Sergio Calle Llorens
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