El PSOE de Málaga está dividido en la actualidad en dos
grupos; los tontos del haba y los tontos de capirote. Por separado, todavía hay lerdos que pueden superarles, pero juntos son imbatibles. Esta semana, sin ir
más lejos en el calendario, han vuelto a protagonizar una de sus payasadas
habituales con la visita a la antigua cárcel de Cruz de Humilladero. Protestaban
contra la posibilidad de que se convierta en futura sede de la Universidad Católica
de Murcia. Encabezados por la hija del farero con menos luces que un barco
pirata, llegaron, hicieron el ridículo y se marcharon.
María Gámez con su gesticulación plebeya afirmaba que si la
universidad entra por la puerta, ya no saldrá en décadas y el distrito perderá
la oportunidad de que las instalaciones reviertan el uso social y ciudadano. Algo
que contemplaba el programa electoral del PP cuyas siglas, al menos en Málaga,
vienen a decir Parálisis Permanente. La chica de las gafitas demostró, en
cualquier caso, que su vida debe de haber estado empapada en vino, o en
idiocia, según la época. La mujer que tiene a todos sus familiares enchufados
en la Junta
debería recordar todos los proyectos que ella, y los suyos, prometieron a los
malagueños en las últimas décadas. Sin ir más lejos, yo recuerdo aquel de hacer
del Convento de la Trinidad
el Parque de los Cuentos. Y en eso quedó, en un cuento con moraleja; The Junta comes here to rule and
to take but never to give.
Imagino que los socialistas vieron las palabras privada y
católica en la misma frase y no pudieron reprimirse. Pensaron que era una buena
oportunidad de aparecer como defensores de lo público. Por ello, quieren que
la antigua prisión se convierta en un centro de la memoria histórica, la suya, que la de los demás no vale.
Desmontar los argumentos pueriles de Gámez y los suyos es
tan sencillo como montar en bicicleta. Entre otras cosas porque aunque nadie
del barrio se pueda pagar una matrícula de 6000 euros, los estudiantes que
estuvieran en ese centro sí, y eso generaría dinero en el distrito, pero claro
aquí los únicos que tienen el derecho de llenarse los bolsillos son los socialistas
a base de sangrar a los honrados contribuyentes. También podríamos recordarles que hay familias en el barrio que han ido a la ruina por las políticas de los
socialistas. Es más, no muy lejos de allí, los comerciantes de los antiguos
callejones del Perchel van a la quiebra por las dichosas e inconclusas obras del metro. Y si no hay
dinero para terminarlo, tampoco lo habrá para el parque de los cuentos, o para
la antigua cárcel a pesar de que la
Junta recauda en Málaga el 25% de los impuestos de toda la
comunidad andaluza. Dinero que sirve para mantener a los ERE, los coches
oficiales, Canal Sur, y a inútiles como Heredia, Conejo o la mismísima María Gámez.
Los socialistas quieren abrir un debate ciudadano-
bonita forma de marear la perdiz- yo voy a darles mi propuesta a fin de
enriquecer dicha discusión. Como la idea de la Universidad Católica
en el antiguo centro penitenciario no les gusta a los socialistas y, ya que en
los últimos tiempos sus afiliados están muy familiarizados con las visitas al trullo, podríamos
volver a convertir la prisión, hoy en desuso, en lo que antaño fue. Deberíamos encargarle a una cuadrilla de parados un lavado de cara al recinto. Luego meteríamos en las celdas pares a los chorizos del caso Gürtel, y en las pares a los de
los casos de los ERE. María Gámez y los suyos se quedarían a vivir en el
recinto por solidaridad con los suyos. Por supuesto, la nueva chirona se llamaría
Manuel Chaves, en honor al bandolero más famoso del siglo XXI. Será por
propuestas.
Sergio Calle Llorens
Deben de ir a la cárcel, pero a la de Alhaurín, como alojados. Méritos sobrados han hecho. Efectivamente, han oído las palabras privada y católico y les ha salido un sarpullido. Auténtica indigencia mental, pura caquexia neuronal. Insuperables en su idiocia, en su sectarismo, en su fanatismo. Los talibanes afganos son demócratas de pura cepa al lado de esta turba.
ResponderEliminarPues ya te digo yo que no lo veremos jamás.
EliminarUn saludo