La luna ejerce un embrujo especial
sobre los seres humanos. No es un simple astro, es una Diosa con la
cara lavada de plata que se alza en el cielo. No hubo pueblo en la
historia de la humanidad que no buscara su rostro en las alturas. Los
que sentimos querencia por Noctiluca, pensamos que las cosas más
vulgares tocadas por un halo de luna, parecen flotar en la irrealidad
y el ensueño. La luna todo lo embellece y, nosotros, los lunáticos,
apreciamos como con el paso de la noche, las zonas de sombra y luz
varían constantemente en un juego mágico.
Desgraciadamente somos pocos a los que
todavía nos gusta pasear por pueblos desiertos o bosques cuando el
resto de la humanidad duerme. Lugares que brillan con la luz ajena de
la luna. Inlcuso calles arregladas sin ninguna gracia, parecen
adquirir la dimensión de El Dorado cuando la Diosa, les regala sus
rayos de luz. Suelo dar paseos interminables a altas horas de la
madrugada con mi cámara de fotos y mi alma repleta de emoción. En
esos momentos, el silencio de la foresta parece ser acompañado por
el hechizo del viejo astro. Los viejos irlandeses solían
arrodillarse mirando a la luna y recitaban una plegaria al señor, lo
que indicaba un vestigio de culto precristiano. Sin embargo, sólo
estaban permitidos eufemismos para dirigirse a la luna. Hoy en día,
en gaélico irlandés usamos la palabra gealach (resplandor) cuando
nos referimos a nuestra vieja amiga. Como comparación, en griego, la
Diosa luna era también llamada Febe (resplandor). Otra palabra del
irlandés antiguo para luna era ré y está, también sobrevive en
manés, usaba como una parte de la combinación junto con la palabra
shollys, luz para formar rehollys, luz de luna. ¡Que expresión tan
bella!
Recuerdo cuando de pequeño miraba a la
luna sobrecogido cuando ésta iluminaba la vieja alcazaba malagueña.
El viento de levante danzaba, las llamas de la noche saltaban y mi
padre me recitaba los versos de aquel poeta persa Omar Khayyan cuya
poesía fue la expresión de su propia vida. Unos poemas que no
estaban destinados a publicarse pero que lo han convertido en uno de
los poetas más relevantes de todos los tiempos.
Puesto que ignoras lo que te reserva el
mañana,
esfuérzate por ser feliz hoy.
Coge un cántaro de vino, siéntate a
la luz de la luna y bebe pensando
en que mañana quizás la luna te
busque en vano
Querido Rabayyat en cuyos versos
esconden un amor sin reservas a la corta existencia. ¡Minchia! He
leído esta cuarteta infinidad de veces, he bebido el vino y pensado
en el tiempo en el que “largo será el tiempo que dormiré sin
mujer”, y como la luna me buscará en el jardín en vano. Por eso
suelo aprovechar cada noche para buscar a mi amiga en la boveda
celestial. Doy gracias a Diós por permitirme pasar un día más en
su compañía. No importa que mis dedos no puedan tocarla, porque el
amor a la luna es, como los besos que no damos, lo más apasionante
del mundo. Decía Oscar Wilde que un soñador es aquel que puede
encontrar su camino por la luz de la luna, y su castigo es vera al
amanecer antes del resto del mundo. Yo sueño despierto a su vera.
Cuando me deja huerfano de su presencia, la añoro. Pero cuando
aparece y me lanza sus rayos sobre las ruinas de la Isla de los
Naufragios, una sonrisa se me dibuja en el alma.
Now came still Evening on, and Twlight
grey
Had in her sobre livery all things clad
Allí sentado en lo que fue un castillo
envuelto en la niebla a la que los irlandeses llaman néal busco que
la luna me guíe de nuevo en mi andar nocturno. Suelo recitar unos
versos en parla catalana; “Voro la Lira d'òr fan la sardana sis
atxes resplendents en los zenit, brillants de la corona que Ariana
deixa en los cel suspessa perqué en son front la rumbejás la nit”.
Una vez que mi voz ha roto el pacto de silencio con la noche, unos
rayitos de plata iluminan la mar. Es un momento detenido en el tiempo
que volverá a repetirse en mi ausencia. Suspiro hondo y me
siento el hombre más afortunado del mundo. El mundo duerme y yo sigo
soñando con los arcanos del universo.
I
arise today
Through the strength of heaven:
Light of sun,
Radiance of moon,
Slendour of fire,
Speed of lightning,
Swiftness of wind,
Depth of sea,
Stability of earth,
Firmness of rock.
Through the strength of heaven:
Light of sun,
Radiance of moon,
Slendour of fire,
Speed of lightning,
Swiftness of wind,
Depth of sea,
Stability of earth,
Firmness of rock.
Sergio Calle
Llorens
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