domingo, 21 de octubre de 2012

EL METRO EN SUPERFICIE



Durante los últimos años he publicado trabajos sobre el metro de Málaga en varios medios. Después de todo, soy un ferviente admirador de los suburbanos y tranvías de todo el mundo. Es más, no hay metro europeo que no conozca, incluyendo, claro está, el de la capital de mi segundo país, Copenhague. No pretendo dármelas de entendido, pero creo que algo he aprendido sobre transporte ferroviario en la última década.

Verán, el metro de Málaga nació maldito desde el momento en el que la Junta de Andalucía decidió que fuera la iniciativa privada la que lo construyera y explotara, pero las empresas están para ganar dinero y no para arreglar los problemas de tráficos de las ciudades. Además, el ayuntamiento que dirigen los populares no ha parado de poner piedrecitas en el camino del suburbano. En este punto, me gustaría añadir que al Alcalde de la ciudad jamás se le deben plantear una disyuntiva, pues ésta se convierte en la mejor formula de eternizar un proyecto. Sin embargo, y a pesar de los problemas, el metro va a ser una realidad en poco tiempo, convirtiendo a Málaga en la única ciudad andaluza con dos líneas en funcionamiento. Bien es cierto que estarán incompletas, pues hay 1,9 kilómetros que construir del Guadalmedina a la Malagueta. La consejera de fomento, de IU, aboga ahora por hacerlo en superficie e, incluso, realizar la línea 3 de metro de Málaga. Donde otros ven un gran problema, yo vislumbro una excelente oportunidad.

La propuesta autónomica persigue generar un gran eje peatonal que integre la calle Larios con la Alameda. Un aspecto que, seguro, agradecerán los 700.000 cruceristas que arriban a la capital de la Costa del Sol cada año, y mucho más los millones de turistas que nos visitan. En cuanto a los lugareños, bueno decirles que entiendo que ese ser conocido como “majarón malagueño”, que pretende aparcar el coche en  la misma puerta del bar o de la tienda donde compra, era el mismo que se oponía a la peatonalización del centro. Así que la importancia de su opinión es ciertamente relativa a la hora de completar el trayecto. En  cuanto al tráfico, decirles que yo he tomado con frecuencia el tranvía que va de Barcelona a Sant Just Desvern, atravesando la Diagonal, y les juro por Snoopy que se va de maravilla.

Necesitamos un cambio en el modelo de ciudad que queremos para Málaga y, el propio ayuntamiento apostó por cerrar el tráfico en la Alameda y el Parque en su Plan Municipal de Movilidad. En el mismo se plantea la posibilidad de eliminar los aparcamientos en rotación que hoy existen en el coqueto casco histórico. He de recordar también que una empresa, cuyo nombre no recuerdo, elaboró un plan para los 32.000 metros cuadrados del eje que estamos hablando, con el objetivo de que sólo los residentes y el transporte público circulen por la Alameda y el Parque. Imagino que muchos se echarán las manos en la cabeza, pero reaccionan así porque han viajado poco. En Estocolmo, por ponerles un caso que conozco a la perfección, los suecos tienen que pagar el Trängselskatt que es un impuesto de circulación para circular los días hábiles por el centro de la ciudad entre las 6:30 y las 18:30. Cada entrada o salida del centro  les cuesta entre 10 y 20 coronas suecas, dependiendo de la hora. El mundo moderno tiende a eliminar el transporte público en las grandes ciudades, y Málaga no debe ser ajena a esa moda ecológica. Nos quedaría una tarta preciosa, la guinda a un pastel riquísimo, a pesar de las políticas que practican aquí los de la Junta de Andalucía. 


A pesar de lo expuesto, quiero añadir que prefiero que todo el metro vaya soterrado, pero es que a pesar de las declaraciones, el gobierno regional está en la ruina y no hay un duro para hacerlo soterrado. Yo no tengo la culpa que de un presupuesto para el metro de 450 millones de euros se haya pasado a 760. Por eso, entre el metro en superficie en dos kilómetros, y ver como no llega a la Malagueta, mi decisión es clara; yo prefiero lo primero. Además, tenemos una cierta ventaja como suburbano, ya que hasta que no hayan concluido las dos líneas del metro de Málaga, Sevilla no podrá seguir extendiendo su red de metro- ahora sólo tiene una línea- Por eso, estimo que Junta y Ayuntamiento están destinados a entenderse sobre el eje Alameda- Parque, además el metro no debe verse como una cicatriz, sino como un bisturí de precisión que elimine la contaminación que provocan 200 coches a la hora y miles de autobuses urbanos. Un lugar que el propio Hans Christian Andersen alabó en su visita a Málaga y, que hoy, es una inmensa estación de autobuses.

En cuanto a la línea 3 de metro de Málaga, bueno el propio de la Torre abogaba por crear un BRT- Bus rapid Transit- que son autobuses de gran capacidad. Así que ahora, no sé la causa que puede alegar para oponerse a la propuesta. Insisto, yo lo haría soterrado hasta el Rincón de la Victoria, pero si los Junteros insisten, lo construimos hasta el Palo en superficie y ya buscaremos la fórmula, una vez que pase la crisis, de llevarlo soterrado hasta el este de la provincia. Plantear aprovechar las obras del soterramiento del metro para extender los cercanías, es no saber el momento en el que vive el país. Además si Málaga no es dueña de su destino, es porque sencillamente la gran mayoría de malagueños se fue a la playa el día en el que se votaba el nuevo  estatuto de autonomía que nos condenaba a una larga travesía en el desierto. Los incompetentes, queridos amigos, no sólo viven en los despachos de la Junta.

Sergio Calle Llorens




2 comentarios:

  1. Cómo todo en Andalucía, metros, tranvías o infraestructuras en general está condenados al ostracismo, la sobreinversión y el infrauso, ya sea por falta de popularidad o simplemente por dejadez en su construcción. Sólo hay que ver el estado de la A92 o la construcción del metro de Granada, otro fiasco de grandes proporciones.

    Un saludazo.

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    1. Yo soy un hombre que tiende a darle una importancia decisiva a la práctica y, por ello, cuando veo que los socialistas no han acertado jamás en nada en tres largas décadas que llevan en el poder, lo único que puedo añadir es lo que diría un amigo mío de Italia: Má dove é il governo in questo paese?

      Un abrazo

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