En pleno agotamiento estival, hay quien apunta que la
otoñada está a cuatro pasos de aquí. Yo, por mi parte, no tengo ni la más
remota idea de cuando habrá cambio de estación. Cuando ocurra, que ocurrirá, la
estaré esperando con los brazos abiertos. Hasta entonces seguiré disfrutando de las chicas ligeras de ropa. Ayer, sin ir más lejos,
arribó a mi domicilio el fontanero acompañado de su legítima. Una hembra
rotunda y bellísima. Me recordó a aquella primera película porno que vimos en
casa, se llamaba “El fontanero y su mujer y otras cosas de meter”. Cinta
española de Carlos Aured del año 1981.
Recuerdo que se la tomamos prestada a un familiar, no les diré a quien, ustedes
pueden hacer sus conjeturas. Sólo añadiré que era un señor que se enfadaba mucho si
traíamos malas notas a casa. En la peli, el fontanero rechaza sistemáticamente las
ofertas sexuales de sus clientas, hasta que un día al volver a casa, se
encuentra a su esposa en el tálamo con otro. Desde ese momento, el trabajador
decide arreglar todos los desagües de sus clientas.
Pensaba en las hazañas sexuales de los protagonistas cuando el plomero comenzó arreglar mi fregadero. En el proceso, la
susodicha hembra se sentó en la cocina y
comenzó a hablarme de la crisis, de Cataluña y de nuestros políticos. Empero,
mi mente intentaba responder al hecho de que aquel tipo viniera a hacer un
trabajo en compañía de su mujer. Tal vez, imagino, tenga miedo de dejarla sola
por ahí con la cantidad de buitres que buscan carne fresca. Sea como fuere, el
caso es que ella se encontraba allí soltando la lengua que daba gusto. En este
punto, he de añadir, que ante la presencia de una bella mujer medio desnuda, mi
mente funciona como un toro de Miura. Quiero decir que sólo pienso en embestir
al cuerpo que tengo delante. De cualquier
forma, logré alejar los malos pensamientos de mi mente. De aquel rato con la extraña pareja, les haré un
resumen de lo que hablamos.
Cataluña: La mujer coincidía con Azaña en que cada treinta años, o así, había que
bombardear la región y enfriar los
ánimos de sus díscolos ciudadanos. Yo le
respondí que la nación catalana como agrupación de hombres reunidos por un
mismo error sobre su origen. Con frecuencia, su carácter nacional depende de
una ficción literaria, que, a su vez, reposa en un engaño historiográfico. Algo
que el fontanero, con un desatascador en la mano, extendió al resto de naciones
planetarias.
Socialistas: La moza afirmaba que Rubalcaba y los suyos
hacen un flaco favor a España apoyando aventuras federalistas. Y que deberían
ser juzgados, ante un tribunal, por traidores. Yo añadí, sin dejar de
observarla un instante, que la confusión de la izquierda española es total,
pues se dedica a apoyar más que nadie el nacionalismo y el independentismo.
Olvidaron que durante un tiempo fardaban de defender la solidaridad entre los
pueblos por encima de las naciones. Ahora, sin embargo, apoyan a exaltados
locales que pueden ser considerados como residuos trogloditas. Mi interlocutora
me dio la razón pero desvió el debate hacia la corrupción que parece perseguir
a los de la rosa y el capullo. Le hice ver que los populares valencianos no le
van a la zaga, aunque los socialistas parecen una agrupación hecha, Ex Professo, para los que tienen una
cara durísima y, en ella, una boca de una glotonería indomable.
Crisis: Según la mujer del fontanero, existen dos crisis; la
mundial cuyos responsables son los banqueros y la española. Ésta última tiene
como culpables a los desnortados ciudadanos y a políticos de segunda categoría.
Su hipótesis que, desde luego, está por probar, no halló respuesta en mi persona.
Eso sí, creo recordar que pensé que la gran mayoría de personas repite, como
loros, lo que dicen los diarios que
antes costaban menos de un euro.
Soluciones: La rotunda mujer afirma que para muchos la
solución a la crisis está en regímenes tan antidemocráticas como el venezolano,
donde, me aclara, ha vuelto a ganar Hugo Chavez. Mi comentario, en este caso, no
se hace esperar pues la respuesta que apuntan algunas mentes calenturientas me
parecen horrísonas, espeluznantes. Incluso, voy más lejos señalando el editorial
del periódico oficial del partido comunista cubano que afirmó que había ganado
en Venezuela la fiesta de la democracia. Habría que recordar a esos
asesinos, enemigos declarados de la democracia, que en Cuba no hay elecciones
desde 1955. Y ya ha llovido desde entonces.
Málaga: La atractiva joven criticó que tras la riada nadie
de la Junta de
Andalucía haya tenido a bien abrir las carreteras afectadas y que, los vecinos
tienen que dar rodeos para sortearlas. Eso sin hablar de la cantidad de cañas
que nos han dejado las lluvias en las playas. Y en diciendo esto protagonizó un
espectacular cruce de piernas que a punto estuvo de desconcentrarme. Una vez
repuesto de la impresión, comenté que las previsiones apuntaban lluvia y que si
la Junta no
limpió, fue porque no le salió de la entrepierna. Ahora son los ayuntamientos
de la Costa del
Sol los que se ufanan en limpiar las playas del estropicio. Una factura que
luego intentarán pasar al arruinado gobierno de la taifa del sur. El fontanero
que, llevaba algún tiempo en silencio, se levantó del suelo para adelantar que
pronto la cosa estaría arreglada. “¿Las playas?- preguntó su mujer- “No leche,
la tubería”.
Poco a poco, me doy cuenta de que estoy con una mujer
licenciada en Historia con alma de guerrillera. En poco menos de una hora, va
repasando la actualidad con volcánicas síntesis históricas. A la hora del crepúsculo,
el Fontanero y su mujer abandonan mi domicilio tras cobrar por sus servicios. No
piensen mal, por los de fontanería. Luego, leo en un diario que el fichaje
estrella del PSOE de Málaga Carlos Hernández Pezzi en el ayuntamiento de la
capital ha sido defenestrado por la dirección del partido. Así entre rebuznos
asnales de María Gámez, a la única mente preclara del socialismo malagueño le
han sido retiradas las competencias municipales. La razón es que no ha querido
entregar su acta de concejal. Algo que yo ya les adelanté en mi blog el pasado
22 de junio de 2012. No se va, porque
afirma;“no le da la gana defraudar a la gente que nos ha votado y si
piensan que van a ganar votos con esta decisión, yo me voy a descojonar de la
risa en 2015” .
No será el único. Pensaba en ello cuando
la mujer del fontanero volvió a casa porque su marido se había dejado el
desatascador. Y claro, sin él, el plomero no la puede meter.
Sergio Calle Llorens
No dudo que con mujeres así, se va haciendo el camino hacía la desolación mucho más ameno. Lástima que no tengamos unas pocas así en puestos clave... De esos en los que si te la juegas, pierdes hombría y huevos.
ResponderEliminarUn saludazo.
Gracias amigo.
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