lunes, 15 de agosto de 2011

ANDALUCÍA FRANQUISTA



Andalucía, desgraciadamente para sus habitantes, ha interiorizado los valores culturales del franquismo. Valores que eran destacados continuamente en el nodo y en las patéticas películas de entonces. El torero pobre, el andaluz chistoso y algo cortito, el truhán y el holgazán en un mismo paquete. Curiosamente, esa forma paleta y atrasada del andaluz ha seguido siendo difundida por el nuevo nodo; el de canal sur. A fin de cuentas, en Andalucía a pesar de tener elecciones cada cuatro años, las cosas no han cambiado en lo esencial. Quiero decir que los franquistas han seguido mandando aunque hayan cambiado de chaqueta. Lo que ocurrió en los años de la transición fue simple; por un lado, los terratenientes y señoritos querían que todo siguiese igual para continuar con mando en plaza, y los desarrapados sabían que no podrían subir hasta lo más alto del escalafón social sin el pedigrí de los primeros. Por eso, los Chaves, los Zarrías, los Guerra y otros muchos hicieron el pacto de familia. Sabían que se necesitaban mutuamente, y eso es lo que ha ocurrido. Y todo con el silencio de muchos medios de comunicación que pasaron de ser falangistas a socialistas en cuestión de horas. Lo que resultó de aquel pacto se llama PSOE de Andalucía, con su inepcia y su pereza. Hoy muchas décadas después, podemos concluir que las resoluciones demoradas y los proyectos esbozados responden a la herencia tardo-franquista. Y es que son setenta años con la misma cantinela; cuarenta de tito Paco y treinta de autonomía andaluza. Así los andaluces no se dan cuenta que se están riendo en su cara. Sólo reaccionan, y a las pruebas me remito, cuando alguien se mete con su feria, su equipo de futbol o su semana santa. Especialmente cuando la supuesta afrenta viene de fuera. Ni les preocupa que ellos sigan insultando a la inteligencia cada día. Pero es lo que hacen, sin prisa, sin pausa, con continuos homenajes a la momia de Blas Infante que ha sustituido a la del ausente, José Antonio Primo de Rivera. Curiosamente, nadie en Andalucía se ha dado cuenta del cambiazo. La paradoja reside en el hecho de que cada vez que está casta teme perder las elecciones, saca el fantasma de la guerra civil. Y lo hace de forma maestra, señalando a los supuestos herederos, olvidando del lado del que estaban ellos. Así las hojas se van cayendo del calendario; somos más viejos, más pobres y más desgraciados, pero ellos siguen haciendo realidad su viejo lema de vivir del sudor del de enfrente. Viven a cuerpo rey, y si el paro crece, la educación no funciona o cae un meteorito en la playa de la Malagueta, la culpa es de Franco y los suyos. El pueblo asiente, confirma y señala sin apenas darse cuenta de que Franco sigue reinando en la región más pobre de España. La táctica es aunque vieja, efectiva. Igual que la iglesia cristiana sustituyó a los mitos paganos por los de la religión de San Pedro, cambiando el nombre a una diosa por el de una santa a la que atribuían los mismos poderes que a la primera, y poco a poco el pueblo inculto iba olvidando a la antigua religión. Pues bien, eso es lo que ha pasado aquí, los viejos valores del Franquismo siguen vigente y han sido abrazados con fervor por el pueblo más inculto de España. Un pueblo que camina irremediablemente hacia el desastre.

Sergio Calle Llorens

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