Cuando arriba la otoñada me asalta una melancolía profunda que suelo combatir con una buena dosis de Rock and Roll . Canciones de un tiempo que dejaron una huella sonora en mi corazón: The Clash, Ramones, Elvis y los mismísimos Trogloditas. Una banda que aunque liderada por El Loco, tenía en las letras de Sabino Méndez la esencia de una generación que se bebía la vida en garitos donde había “ tipos mucho más duros de lo que puedas imaginar”. Ahora, al recordar aquellos años gloriosos que se fueron para siempre, uno no puede dejar de pasar himnos tan magníficos como El Cadillac solitario, Pégate a mí o el Ritmo del Garaje. Supongo que me han venido todo esas canciones a la cabeza justo cuando los bosques se tiñen de ocre y la mar ha dejado de ser un apacible manto escarlata. Porque tocó Loquillo acompañado de su banda, y yo tuve la certeza de que durante un tiempo sí fuimos los mejores, o al menos nos creímos los mejores. Entre ellos, el gran Sabino. Un señor elegante, con mesura que representa a esa tercera España que escribe en El País y en La Razón, artículos llenos de sensatez y de cordura. Barcelonés, intelectual y bilingüe, fue capaz de fundar con otros valientes Ciutadans de Catalunya para insuflar nuevos vientos a una sociedad catalana enferma de nacionalismo. Además de ser un gran tipo y un gran letrista, hay que agradecerle su contribución a la causa de la libertad con mayúsculas. Por si fuera poco, por sus canciones, muchos no hemos dejado morir nuestro corazón de Rock and Roll. Así que ya lo saben, si la melancolía de la otoñada aprieta, escuchen una canción de Sabino o lean uno de sus artículos. Verán que poco les dura el ataque.
Sergio Calle Llorens
Soy escritor, investigador, guionista, profesor de idiomas y muchas cosas más que no caben aquí. También tengo una sección en Espacio en Blanco de RNE. El mundo se divide en dos categorías, los que tienen el revolver cargado, y los que cavan, tú cavas.
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