PP Y PSOE

En mi opinión Rajoy y Zapatero tienen muchas cosas en común. Los dos dejan los problemas para el futuro, y ya se sabe que el mañana es el monte del diablo, el favorito refugio de la inepcia y la pereza, la sima que se traga los proyectos esbozados y las resoluciones demoradas. Por ello, dejan a tantos corruptos en sus listas electorales esperando que desaparezcan sin más de la visión de los electores. Rajoy, gallego él, no debería haber dejado nunca su profesión, ya que fue y podría volver a ser un gran registrador de la propiedad. Zapatero, leonés para más señas, es un apaciguador al que le encanta alimentar a un cocodrilo con la esperanza de que será el último comido por él. En su caso, el cocodrilo de la historia se zampará su triste legado. Él también debería haberse quedado en León para trabajar en algo relacionado con sus habilidades; vendedor de zapatos de señoras o jefe de negociado en una empresa de publicidad. No da para más. Cuesta creer que Rajoy y Zapatero hayan llegado tan arriba con sus escasas habilidades.



Probablemente la España en la que vivimos de este tipo de líderes inodoros, insípidos e incoloros porque los dos grandes partidos y sus seguidores actúan como hinchas radicales de un equipo de fútbol, que nunca reconocen que sus jugadores cometen faltas indecorosas y penaltys en su propia área. Por eso el PP habla de la corrupción y olvida forzar la dimisión del Alcalde de Alhaurín- acusado de un delito de corrupción y condenado por injurias- y el PSOE ataca con gürtel cada vez que alguien les saca el latrocinio institucionalizado en Andalucía por el PSOE andaluz. Tres décadas que han servido para colocar a todos los familiares y amiguetes del partido más corrupto en la historia de España. Todo esto me recuerda al chiste de una madre en la jura de bandera de su hijo, que afirmaba muy ufana que todos los soldados llevaban el paso cambiado menos su vástago. En fin, amor de madre y fidelidad ciega a los colores o las siglas de un partido político. De cualquier forma, los fanáticos seguidores y sus líderes no tienen nada que la reencarnación no vaya a curar del todo. Con la excepción claro está de María Gámez cuya potencialidad intelectual es cercana a la de los monos corronchos. Lo digo porque esta señorita acaba de prometer el pleno empleo en Málaga si llega a la alcaldía para hacer de la ciudad, capital verde europea. Imagino que no pretenderá para ello aplicar las mágicas formulas de Griñán o Chaves contra el desempleo. Como ven, la hija del farero nos vuelve a tomar a todos por idiotas. Y es que cree el ladrón que todos son de su condición, o más bien se ha fumado un nuevo brote verde. Ay María, María, que penita me das.


Sergio Calle Llorens