Los
españoles decidieron hace mucho tiempo jugar en segunda división. La primera
consecuencia de esta desacertada resolución es un desprecio por la historia
que, en cualquier caso posible, sólo se usa para darle en la cabeza al rival
ideológico. Esa repulsa por los que llevaron el nombre de España por el mundo
se extiende a todos aquellos que han triunfado en sus vidas personales.
Rodrigo Rato ha sido, sin ningún género de
dudas, el mejor Ministro de economía que
hemos tenido en los últimos cien años. Que la turba no lo sepa, no quiero decir
que no sea cierto. Un ganador cuyos posibles
errores le pueden llevar a prisión. Ya tendrá tiempo la justicia de
pronunciarse. De momento, el envidioso pueblo español ya ha dictado sentencia; “Rato
es culpable”. Faltaría más. Un banquero. Alguien a quien se le daba tratamiento
de Jefe de Estado cuando lideraba el FMI.
Eso no lo tolera la chusma que, un día sí y otro también, hace todo lo
posible por no pagar el IVA y defraudar hasta el último céntimo. Son los mismos
que hoy exigen saber los nombres y apellidos de aquellos que se acogieron a la
amnistía fiscal del gobierno de Rajoy. Ganar dinero, sin que medien unos presupuestos,
es inaceptable para la cofradía de los zangolotinos patrios. El éxito en España no se tolera y todos aquellos que ganan grandes cantidades de dinero son culpables, cuando menos, de usureros. El populacho siempre quiere sangre y si pudiera, comenzaría a quemar personas en la plaza pública. Lo mismo se puede decir de los socialistas que aplicaron tres amnistías fiscales cuando tenían al inútil de Solchaga de Ministro de Economía. Podrían, digo yo, pedir a Chaves Griñán y Zarrías sus actas antes de solicitar dimisiones ajenas.
La diferencia entre Rato y esos andaluces que urdieron los ERE es simple; el asturiano es un hombre brillante y los de la secta del capullo una pandilla incapaz de solucionar ningún problema económico porque son parte del problema. El ex Ministro de Aznar hizo grandes servicios a España y, los socialistas con sus empresarios amigos llevan aplicando tres décadas el latrocinio institucionalizado. Otra disparidad en ambos casos es que el popular- no me creo que no tenga que ver con el partido- habría cometido delitos usando su dinero, no el de todos los andaluces. La diferencia es abismal.
Creo que hoy es un buen momento para adoptar la misma estrategia en defender a Don Rodrigo; “todo fue culpa de los interventores que no informaron adecuadamente”. Y es que sea culpable o no de los delitos que se le imputan, el señor Rato ha sido clave en la economía española. Algo que no se puede aplicar en el caso de los socialistas de la taifa del sur.
Si yo tuviera que elegir hoy entre confiar mi dinero al señor Rato o a cualquier socialista, la elección sería simple; el ex director del FMI. Faltaría más. Y si pudiera le protegería de toda esa pandilla de incapaces que hoy le insultan pero callan como putas cuando se encuentran con Chaves por las calles de Sevilla. Cobardes que no son capaces ni de mirar a los ojos al otrora Virrey de Andalucía.
En consecuencia, quiero declararme el único amigo oficial de Rodrigo Rato. Estoy convencido de que ambos compartimos el gusto por el lujo; beber champán francés, los hoteles suntuosos, las bellas mujeres y volar siempre en primera clase. Dejemos al vulgo con sus taras psicológicas y su odio africano. Don Rodrigo: una copa de Vega Sicilia. Va por usted.
Sergio Calle
Llorens
Buenísimo, Sergio, nada que añadir. Maldita turba mamarracha e hipócrita.
ResponderEliminarGracias amigo; la turba no tiene remedio. Celebremos la vida con todo el amor. Saludos.
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