Como ya he comentado en alguna ocasión, Andalucía desde
fuera parece un acuario lleno de bestias-peces a cual más monstruoso- y de
cosas absurdas, pero cuando uno se acerca y se mete en las aguas andaluzas, el
acuario se transforma en pecera con un letrero que dice manicomio. Y de esa
casa de locos nos hemos ocupado unos cuantos. Algunos desde una perspectiva típicamente
andaluza cuyo sol trae consigo el fanatismo y la intolerancia. Los menos hemos
intentando arrojar algo de luz sobre los falsos tópicos del pintoresquismo
peninsular sureño. Ese al que tan bien pertenece el columnista Curro Troya que,
según su versión de los hechos, ha sido censurado por el Diario Sur de Málaga. La noticia que viene
corriendo como la pólvora en los mentideros del país malagueño, ha despertado
una cadena de simpatías con el periodista. Yo, que no quiero ser menos, voy a
darles mi opinión sobre el tema.
Lo que debe sorprender no es que el periódico de todos los
malagueños censure, porque eso lo lleva haciendo durante demasiados años y con
todos, sino por el hecho de que alguien que escribe tan mal como Currito, pueda
haber estado tanto tiempo como columnista. Él mismo se describía como no
agradador cuando, en realidad, lo era porque sus textos quedaban tan mal como
Falete en tanga por las playas de Ibiza.
Curro Troya llevaba demasiado tiempo haciendo el más
espantoso de los ridículos con sus columnas. A diferencia de otros articulistas
bien asentados, discretos, que no pretenden deslumbrar a nadie, ni ser más que
los demás. Además, a todos esos que se rasgan las vestiduras por el cese hay
que recordarles la censura de Canal Sur. Ese medio plural que admite tanto
opiniones a favor del bipartito como en contra de la oposición. En la RTVA ningún periodista ha
osado mantener una línea crítica con el latrocinio institucionalizado de la República Bananera
de Andalucía. Así que no sé a qué viene tanta lágrima porque a un columnista
tan malo lo hayan puesto de patitas en la calle. En cualquier caso, ya tendrá
tiempo de ser contratado por un medio “progresista” donde la unanimidad por el
odio al gobierno es total.
Lo increíble, como les digo, no es que lo haya echado, sino
que hayan tardado tanto en hacerlo. Y, mucho más sorprendente, es que le hayan
dado una patada en su trasero por un artículo en el que compara al presidente
de la Diputación
malagueña con Mocito Feliz, con lo honrado que es mi amigo el barbudo. Todo
parece sacado de una película mala de serie B en la que quedan de manifiesto
las taras del personal que, serían peligrosísimas si no estuvieran gobernadas
por las limitaciones del tiempo.
Me cuentan que Currito está hundido a pesar, claro está, de
la falsa solidaridad del personal, pero es lo que hay. Su despedida, como no podía
ser de otra manera, estará siempre ligada a la figura del Mocito Feliz. Patética
forma de pasar a la historia del periodismo. A veces el destino tiene una forma curiosa de
poner fin a la tortura que suponía la lectura de sus escritos que recuerdan a
aquel chiste que decía; - Paco por detrás no. Pues ya me dirás por dónde Antonio.
Lo dicho, un completo absurdo.
¡DEP Currito Troya.!
Sergio Calle Llorens