De pequeño yo siempre quise ser Spiderman, o mejor dicho,
Peter Parker con esa novia pelirroja y esos poderes sobrenaturales mientras
trepaba por los muros de la ciudad de Nueva York. Un tipo que me convenció de
aquello de que un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Hoy, en cambio,
no me importaría convertirme en su creador, el inefable y genial Stan Lee cuya
rueda de prensa antes del estreno de la película Spiderman 2 ha quedado para la
posteridad.
Peter Parker representa el sueño de ser adulto. El recorrido
de alguien que va enfrentándose a un mundo amenazante que no entiendes del
todo. Creo no equivocarme al afirmar que un Comic del Hombre Araña hace más por
recomponer la psicología de un adolescente que cualquier sesión con un
psiquiatra cuyas taras, en ocasiones, son más acentuadas que las de la mayoría
de los mortales. La máscara que tanto atrae a los niños, es la que oculta el
verdadero rostro del héroe que sufre con la amistad, los celos, el amor y el
desamor más absoluto. Stan Lee, en cambio, es la realidad palpable de haber
cumplido sus sueños de tener una vida cojonuda. Estoy seguro, o casi, de que
hay mucho de Lee en el propio Parker. Al menos muchas de sus frustraciones
juveniles que gracias a su joven creación, pudo vencer siendo ya un adulto.
Spiderman, como ya he escrito otras veces, es el héroe de
los adolescentes porque nos vemos reflejados en él. Y escribo en primera
persona del plural porque todavía conservo parte del espíritu joven que me hacía
tomar vuelos a la ciudad de los rascacielos y gritar en pleno vuelo; “My spider
sense is tingling like mad”. Conservo, y no sólo en la memoria, aquellas
vivencias leídas en noches de verano; las lágrimas por la muerte de Tía May en
el número 400 de The Amazing Spiderman. Una saga que todos los amantes del
personaje guardamos en el corazón.
Hoy que nuestro superhéroe es un ídolo de masas cuyo
merchandising casi iguala al de Elvis Presley, la figura de Spiderman se alarga
con cada estreno en el cine. La última
la firma Marc Webb. La primera recaudó más de 750 millones de dolares en todo
el mundo. Desconozco si la segunda será tan buena como la primera pero, en
cualquier caso, muy pronto iré a disfrutar con la vieja batalla inacabada con
dos de sus archienemigos; Electro y el Duende Berde. El primero odia a
Spiderman y el otro, a Peter Parker. Y yo, como no podía ser de otra manera,
amo a Stan Lee y a Emma Stone cuyo papel de Mary Jane en la primera parte de la
saga es imponente. Sencillamente: Spiderman por siempre.
Sergio Calle Llorens
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