A la que se le ha borrado la sonrisa de un plumaza ha sido a
Susana Díaz tras descubrirse un nuevo fraude protagonizado por los suyos. Esos
muñidores de la secta del capullo que, como se sabe, han usado los fondos para
cursos de parados como nueva fuente inagotable de ingresos. Y mientras las
empresas se creaban de un día para otro con el objeto de asaltar los fondos públicos,
los empresarios que si impartían los cursos han ido a la ruina por los impagos
de la Junta. Como
se puede comprobar, ser honrado en la República Bananera
de Andalucía no sale rentable.
Luciano Alonso tampoco estaba para bromas y exigía, manda
huevos, explicaciones por las supuestas filtraciones a la prensa por parte del
Ministerio del Interior. Otros malagueños han aprovechado la mejor semana santa
del mundo; la de Málaga, para hacerse los compungidos y olvidar su laicismo por
un día. Ni la hija del farero con menos luces que un barco pirata ha dicho nada, ni Heredia ha abierto la boca
para hablar del mayor fraude económico en la historia de España cuya cuantía
podría ascender a más de 3000 millones de euros. Y menciono a la Capital de la Costa del Sol porque, al
parecer, el gran fraude se ha concentrado aquí.
Los de IU, por su parte, que suponen un 15% del electorado
andaluz, mantienen esa sonrisa de desdén porque aunque el fraude condujera al
adelanto electoral, ni el risueño Moreno Bonilla, ni la ínclita Susana Díaz
tendrían mayoría. La suya es hoy, cuesta creerlo, una sonrisa llena de
prepotencia. Se les ve los colmillos afilados. El único que cuenta con aprensión
los minutos es Diego Valderas consciente de que tiene un año, y poco más, para
seguir tocando poder. Trascurrido ese tiempo, va a ser menos conocido que el
papanatas de Blas Infante cuando estaba vivo.
Mientras todos ríen y dedican sus sonrisas al personal, yo
me pregunto qué tiene que pasar para que el pueblo llano le borre la sonrisa a
estos cretinos. Probablemente nada, porque los andaluces, sencillamente, son
anteriores al idealismo platónico y al siglo de las luces. Y mientras esto sea
así, Andalucía seguirá siendo la reina del paro y de la estulticia. El andaluz
debería escribir en su DNI, como aquel señor, cómico sexual; porque cada vez
que se baja la ropa interior, las señoras de parten de la risa. Es lo que le ha
pasado a la Princesa Europa
tras conocer las vergüenzas andaluzas del fraude de los cursos de formación. Es una
sonrisa helada como las cumbres de la
Sierra de las Nieves en invierno.
Sergio Calle Llorens
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