Volvía a casa entre dos luces cuando recordé que era el
aniversario de la muerte de Bonny y Clyde, esa pareja de forajidos que una
mañana de mayo fue abatida el 23 de mayo de 1934, en una carretera secundaria
cerca de Bienvile Parish (Luisiana). Acababa de escuchar el tema Bang Bang de
la banda de rock estadounidense Nico Vega en la que la cantante
Aja Volkman simplemente
se sale. Una voz que junto a la
irlandesa Imelda May me acompañan en mis querenciosos amaneceres. Como creo
bastante en la sincronicidad, sentí que tenía que escribir una columna sobre la
pareja de delincuentes más famosa de la historia popular.
El cine ha servido para elevar a Bonny y su amante al altar
de héroes con glamour. Una especie de Robin Hoods del siglo XX. Empero, un análisis
detallado de los nuevos informes que ha hecho públicos el FBI, nos muestra una
realidad muy diferente. También es importante tener en cuenta los escritos de
la cuñada de Clyde Barrow que estuvo viajando en el Ford V8 hasta que fue
detenida tras un tiroteo tras el que murió su marido, Butt Barrow, hermano de
Clyde. Blanche Barrow nos presenta el estado de ánimo de los fugitivos
recorriendo estados armados hasta los dientes. Y la verdad sobre ellos; eran forajidos porque nunca tuvieron otra opción para ganarse el pan.
Bonny y Clyde fueron víctimas de la gran depresión americana
de 1929 que hizo a los pobres, mucho más pobres. La situación económica empujó
a gente como Dillinger, Clyde y otros a empuñar las armas para subsistir. Sin
embargo, hay un punto negro de la biografía del señor Barrow que han pasado por alto los estudiosos del tema. Éste
fue violado en la prisión más despiadada de Tejas. Un sitio sombrío donde los
internos solían cortarse hasta dedos- Clyde lo hizo- para escapar de la
brutalidad y las perversiones de sus carceleros. Antes mató a su agresor pero el crimen fue atribuido a otro interno. Clyde volvió años más tarde
para vengarse matando a un guardia y dejando escapar a otros reclusos. Fue en
ese centro, donde pasó de ser un adolescente algo inocente, al tipo en el que
se convirtió. A su propia madre llegó a confesarle que nunca le atraparían
vivo.
Sin embargo, la carrera criminal de Bonny y Clyde no es lo más
interesante, sino preguntarnos cómo es posible que pudieran estar 25 meses
haciendo de las suyas sin ser capturados. La respuesta se explica por 3
elementos fundamentales:
-
El Ford V8
-
La inexistencia de una Policía Nacional americana
-
La potencia que portaba la banda de Clyde Barrow
El coche que Clyde Barrow usaba para dar sus golpes era
demasiado rápido comparado con el que llevaba los policías paletos que lo
perseguían. Por no hablar de la diferencia entre las armas que usaban el
delincuente y sus perseguidores. El rifle automático Browning M19-18 no era
rival. Sencillamente era un juguete capaz de disparar largas ráfagas. Un
arma militar que fue robada de un arsenal dando superioridad a su banda. El FBI
no existía porque fue precisamente la aparición de estos delincuentes lo que
propició su creación. Los policías no podían perseguir delitos como el robo de
bancos cometidos en otros estados, por lo que se vieron obligados a
perseguirlos argumentando que el robo de coches sí lo era. El caso de Bonny y
Clyde cambió la ley federal.
Esta superioridad permitió a la pareja vivir 25 meses fuera
del alcance de los policías. Y la razón por la que se hicieron tan famosos en
aquella época, no fue su mortífera capacidad para robar o matar, sino haber
dejado en la granja de Joplin, en el estadote Misouri donde se escondían, unos
rollos fotográficos donde posan con sus rifles mientras estaban organizando
futuros golpes. Aquello les catapultó a la fama para siempre. Esa mujer rubia
con un habano en la comisura de sus labios, menuda y con un rifle la convirtió,
casi sin quererlo, en una celebridad nacional mucho antes de que la gente del
cine se fijara en ellos. Esa criatura rubia con un gorrito parecía una mezcla
entre diablesa y ángel. Empero, ella jamás mató a nadie. Simplemente siguió al
amor de su vida hasta el mismísimo infierno porque, tal vez, siempre prefirió
una vida marcada por la aventura y el desenfreno que la aburrida existencia que
había llevado antes de conocer al hombre que marcó su vida para siempre.
El día de su muerte, la pareja fue emboscada a tres millas
al norte de Sailes, por el Texas Rangers
Frank Hamer a los que acompañaban otros agentes de la ley. Un total de 167
balas fueron disparadas aquella mañana de mayo. Algunas fuentes señalan que
Bonny recibió 54 y Clyde 43. Tenías apenas 25 años. En la tumba de Bonny está
grabado este poema que ella misma escribió antes de caer abatida:
As
the flowers are all made sweeter
by
the sunshine and the dew,
So
this old world is made brighter
by
the lives of folks like you.
Sí, puede que tuviera razón después de todo y que al igual
que las flores son endulzadas por el sol y el rocío, este mundo es más
brillante por las vidas de gente como tú. Tal vez por ello, no quiso seguir en
el mundo sin personas como él.
Al margen de los crímenes que se les atribuyen, Bonny y
Clyde fueron simplemente víctimas de un sistema que los empujó hacia el abismo.
Y a veces, algunas veces, no hay nada más valiente que luchar contra la
autoridad corrupta que mueve los hilos y nos mata de hambre. Finalmente les
dejo con la letra de la canción del
grupo Indie; Nico Vega:
I was five
and he was six
We rode on
horses made of sticks
He wore
black and I wore white
He would
always win the fight
Bang Bang,
he shot me down
Bang bang,
I hit the ground
Bang bang,
that awful sound
Bang bang,
my baby shot me down
Seasons
came and changed the time
When I grew
up I called him mine
He would
always laugh and say
Remember
when we used to play
Bang bang,
I shot you down
Bang bang,
you hit the ground
Bang bang,
that awful sound
Bang bang,
I used to shoot you down
Music
played and people sang
Just for me
the church bells rang
Now he’s
gone I don’t know why
Until this
day sometimes I cry
He didn’t
even say goodbye
Hi didn’t take
the time to lie
Bang bang,
I shot you down
Bang bang,
you hit the ground
Bang bang,
that awful sound
Bang bang,
I used to shoot you down
Sergio
Calle Llorens