Un malagueño siempre acude a las páginas del grupo Joly para
saber si un proyecto va a cuajar en la provincia. Si el tema levanta críticas
furibundas entre sus columnistas, entonces respiramos tranquilos. Ocurrió con
el Museo Thyssen y, ahora, vuelve a suceder lo mismo con el Centro Pompidou que
abrirá sus puertas en 2015 en el Cubo de el Puerto de Málaga. Otra fuente para
medir el grado de éxito, es el twitter de María Gámez cuyo oído para la política
es similar al de Vang Gogh con la música. La portavoz socialista en el
ayuntamiento de la Capital
de la Costa del
Sol siempre nos desvela su desasosiego cuando el alcalde de la ciudad se anota
un nuevo tanto. Y que el Pompidou haya elegido Málaga para abrir su primer centro
fuera de Francia, lo es. En realidad, es un golazo por la escuadra que la hija
del farero no ha podido parar.
Los resultados del turismo en Málaga capital son comparables
a los que tuvo Barcelona con las olimpiadas, pero sin tanta inversión. La
ciudad es ya por derecho propio el cuarto destino cultural de España tras
Madrid, Barcelona y Bilbao. Un hito impresionante si tenemos en cuenta que hace
20 años la Junta
de Andalucía llegó a prohibir que la urbe de Picasso señalizara sus hoteles con
el delirante argumento de que no era turística.
El gobierno regional andaluz ha intentado dinamitar el
desarrollo político, cultural y económico de una provincia en la que nunca ha
creído. Los enemigos de hoy son los mismos que en 1992 recomendaban ir a dormir
a Portugal si no había plazas libres en la Expo. Hoy , sin embargo, la marca Málaga- Costa
del Sol vuelve a volar mientras las de sus competidoras se han estancado por
completo. Recientemente el Ideal de Granada publicaba un gran trabajo donde
comparaba la realidad de esa ciudad con la malagueña. El estudio era un
homenaje a todos los logros obtenidos por la ciudad hermana en los últimos
lustros, mientras se recogían los deseos legítimos de los granadinos de
equipararse a Málaga.
Con un centro histórico que ha completado una gran
transformación; con sus calles y plazas coquetas y, museos como el Picasso, el
Thysen, el CAC, el Revello de Toro, tenemos una oferta cultural incomparable en
el sur de Europa. Incluso podemos presumir de Festival de Cine español que, por cierto, es
el más consolidado y el único que no
tiene financiación del gobierno andaluz. Por eso, cuando hemos sabido
que el Pompidou va a ser una realidad el mismo año que el Arqueológico y el
Bellas Artes, llegamos a la conclusión de que los miles de cruceristas que
arriban a la ciudad van a tener difícil elegir entre tanto museo, iglesias, Catedral
y monumentos romanos o árabes.
En cualquier caso, el
efecto del Pompidou va a ser tan brutal que ya hay quien habla de revolución en
la ciudad. Y todo se ha conseguido a pesar de las trabas de la Junta de Andalucía; con
trabajo, con dedicación y con mucho, muchísimo esfuerzo. Quedan todavía algunas
cicatrices por cerrar como es el caso del Guadalmedina. Sin embargo, los
malacitanos ya saben que el único camino posible para rematar el proyecto de
ciudad es el sacrificio. Tenemos el convencimiento de que el gobierno de taifa
es como un perro corriendo detrás de un coche pero, aunque termine alcanzándolo,
no podrá conducirlo jamás. A esa certeza le añadimos que seguimos aplicando
aquella arenga de nuestras madres; “Id con Dios pero pelead como el diablo”. Y
en esa estamos, luchando con el mismísimo Satanás. Pasen y vean porque esto no
ha hecho nada más que comenzar.
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario