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sábado, 10 de mayo de 2014

EL EFECTO POMPIDOU

Un malagueño siempre acude a las páginas del grupo Joly para saber si un proyecto va a cuajar en la provincia. Si el tema levanta críticas furibundas entre sus columnistas, entonces respiramos tranquilos. Ocurrió con el Museo Thyssen y, ahora, vuelve a suceder lo mismo con el Centro Pompidou que abrirá sus puertas en 2015 en el Cubo de el Puerto de Málaga. Otra fuente para medir el grado de éxito, es el twitter de María Gámez cuyo oído para la política es similar al de Vang Gogh con la música. La portavoz socialista en el ayuntamiento de la Capital de la Costa del Sol siempre nos desvela su desasosiego cuando el alcalde de la ciudad se anota un nuevo tanto. Y que el Pompidou haya elegido Málaga para abrir su primer centro fuera de Francia, lo es. En realidad, es un golazo por la escuadra que la hija del farero no ha podido parar.

Los resultados del turismo en Málaga capital son comparables a los que tuvo Barcelona con las olimpiadas, pero sin tanta inversión. La ciudad es ya por derecho propio el cuarto destino cultural de España tras Madrid, Barcelona y Bilbao. Un hito impresionante si tenemos en cuenta que hace 20 años la Junta de Andalucía llegó a prohibir que la urbe de Picasso señalizara sus hoteles con el delirante argumento de que no era turística.

El gobierno regional andaluz ha intentado dinamitar el desarrollo político, cultural y económico de una provincia en la que nunca ha creído. Los enemigos de hoy son los mismos que en 1992 recomendaban ir a dormir a Portugal si no había plazas libres en la Expo. Hoy, sin embargo, la marca Málaga- Costa del Sol vuelve a volar mientras las de sus competidoras se han estancado por completo. Recientemente el Ideal de Granada publicaba un gran trabajo donde comparaba la realidad de esa ciudad con la malagueña. El estudio era un homenaje a todos los logros obtenidos por la ciudad hermana en los últimos lustros, mientras se recogían los deseos legítimos de los granadinos de equipararse a Málaga.

Con un centro histórico que ha completado una gran transformación; con sus calles y plazas coquetas y, museos como el Picasso, el Thysen, el CAC, el Revello de Toro, tenemos una oferta cultural incomparable en el sur de Europa. Incluso podemos presumir de  Festival de Cine español que, por cierto, es el más consolidado y el único que no  tiene financiación del gobierno andaluz. Por eso, cuando hemos sabido que el Pompidou va a ser una realidad el mismo año que el Arqueológico y el Bellas Artes, llegamos a la conclusión de que los miles de cruceristas que arriban a la ciudad van a tener difícil elegir entre tanto museo, iglesias, Catedral y monumentos romanos o árabes.

 En cualquier caso, el efecto del Pompidou va a ser tan brutal que ya hay quien habla de revolución en la ciudad. Y todo se ha conseguido a pesar de las trabas de la Junta de Andalucía; con trabajo, con dedicación y con mucho, muchísimo esfuerzo. Quedan todavía algunas cicatrices por cerrar como es el caso del Guadalmedina. Sin embargo, los malacitanos ya saben que el único camino posible para rematar el proyecto de ciudad es el sacrificio. Tenemos el convencimiento de que el gobierno de taifa es como un perro corriendo detrás de un coche pero, aunque termine alcanzándolo, no podrá conducirlo jamás. A esa certeza le añadimos que seguimos aplicando aquella arenga de nuestras madres; “Id con Dios pero pelead como el diablo”. Y en esa estamos, luchando con el mismísimo Satanás. Pasen y vean porque esto no ha hecho nada más que comenzar.


Sergio Calle Llorens

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