En Eurovisión lo raro no es que gane un tipo disfrazado de
mujer con barba, sino ver a más de dos heterosexuales en la misma habitación
siguiendo el acontecimiento. Sin embargo, y a pesar de que sólo me gustan las
señoras, he de decir que yo soy muy fan del festival. Y la verdad es que no
sabría decir la causa. Me viene a la memoria mi señora madre acordándose de los
portugueses que pasaron más de una década sin votarnos. Sin olvidarme de los
hijos de la Gran Bretaña
que sólo nos han dado 8 puntos en la historia. No nos votaron ni el día en el
que ganó Massiel con esa canción tan profunda del lalala. Así que recuerdos, lo que se dice
buenos recuerdos, no he tenido muchos como espectador. Cosas de querer que
España siempre gane hasta a las bolas. Y hablando de bolas, ayer mismo me
habría gustado que las polacas hubiesen
ganado con esas magníficas domingas que lucían en el escenario de
Copenhague. En realidad, para el que aquí suscribe son las ganadoras morales
del festival. Vean las imágenes que acompañan esta entrada y entenderán la
causa por la que algunos tenemos unas ganas locas de invadir Polonia.
No es que me parezca mal que se bote a un hombre con barba. Es
más, si de alguna manera sirve en la lucha de la igualdad del colectivo homosexual,
bienvenida sea la victoria de Conchita. No obstante considero que de no haber
mediado barba, el austriaco habría tenido poca garantía de éxito. He de
reconocer que la campaña de marketing por la que todo el planeta sabía quien
era el representante de Austria y, casi nadie conocía la cantante española por
muy superior que ésta fuera. Insisto; por no haber usado la maquinilla de
afeitar. Muchos han apuntado que Conchita ha ridiculizado al mismo tiempo al
hombre y a la mujer. No estoy yo tan seguro. Lo único que digo es que ante la
duda, la más tetuda. Especialmente con esos movimientos al mover el café, o lo
que estuviera haciendo la joven de Cracovia con el palito. Y el personal
palote, claro está. Pero si eligen al barbuo, yo no soy nadie para rasgarme las
vestiduras.
Barbas contra bolas. Peludo versus a dos señoritas muy
guapas; una holandesa y otra sueca. Y ganó quien tenía que ganar. Con el mamoneo de los países
amigos repartiéndose votos. Lo habitual vaya. Lo que se salió de madre fueron
los pitos y abucheos que el personal le dedicaba a Rusia cada vez que obtenía
votos de los diferentes jurados. Por una vez hubo un buen nivel de casi todos
los representantes y España quedó entre los 10 primeros. Tal vez no podamos
aspirar a más. El festival, lejos de languidecer, debería agradecer lo que
Conchita y las polacas han hecho por el futuro del acontecimiento europeo. ¡Qué
siga la fiesta!
Sergio Calle Llorens
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