Acababa de leer un relato sobre su resistencia y muerte, y estar allí un 21 de julio, 70 años más tarde, provocaba en mí una fuerte desazón. De pronto, el guía rifeño que nos acompañaba, nos contó la versión de su pueblo sobre las últimas horas de los soldados hispanos. Tal vez fue encontrarme in situ, en el lugar de los hechos, lo que me provocó esa inmensa pena por los que allí perdieron la vida, y ni siquiera el relato de la victoria española en Alhucemas, que puso fin al conflicto, me hizo cambiar el ánimo. Recuerdo que una mujer antes de iniciar la bajada, depositó un ramo de flores en aquel lugar. Supongo que era la mejor forma de despedirse de un viejo pariente, que como el mío, una vez empuñó las armas para salvar el pellejo, por culpa de unos dirigentes a los que poco le importaba que fueran mal armados e instruidos. Sin embargo, y a pesar de todo, y de todos, lucharon hasta encontrar la muerte en el avispero marroquí. Los que consiguieron salir con vida de aquello nos dejaron viejas pistolas, y silencios que sólo llegamos a descifrar cuando ya no estaban entre nosotros. Valgan estas líneas para reconocer la valentía y sacrificio de todos ellos.
El marroquismo frustrado
Tras perder las últimas colonias de ultramar en 1898, el ejército africanista español unido a empresarios españoles pretendieron recrear el viejo imperio español en África. Para los militares era una forma de ascender en el escalafón, y para el capital una manera de recuperar el mercado perdido. Por ello, España y Francia firmaban el tratado de Fez, por el que nuestra nación se quedaba con 19.900 kilómetros de territorios abruptos, que contrastaban con los 400.000 Kilómetros del protectorado francés. Su población la componían unos 800.000 indígenas de origen bereber, que además de odiar a los infieles, no estaban plenamente arabizados. Del protectorado ( Yebala, Gómara, el Rif y el Kert), España no podía sacar casi nada de provecho. De la primera penetración pacífica en las que, por un lado, se intenta atraer a las clases cultas del protectorado, y por otro extender la influencia comercial en Marruecos, se pasa a las acciones militares. Los ataques de los rifeños en la construcción del ferrocarril minero en los alrededores de Melilla dieron lugar a que la opción militarista con vocación de imperio. Entre 1922 y 1927 se produjo una escalada militar que llevaría al país a una sangría de hombres y recursos hasta la victoria en Alhucemas. Antes de 1921, España construyó 500 kilómetros de carreteras, además de escuelas y graneros. Pero los bereberes y rifeños pertenecían al mundo islámico, donde la mujer es considerada inferior, y en el que los hombres no eran tales hasta que no hubiesen matado a otro hombre. Su código de conducta basado en el ojo por ojo, hacían que las obras realizados por los españoles, no fueran valoradas por la población.
En 1913, los habitantes de Tetuán pidieron ayuda a los españoles después de sufrir ataques de Raysuli, que logró entrar en la ciudad. El General Felipe Alfau era partidario de una penetración pacífica que ganase la confianza de los rifeños, pero el General Silvestre era un fuerte defensor de la opción armada. En 1919, las fuerzas españolas pacificaban Anjera,Wad- Ras y Hauz, cortando las vías de suministro del rebelde Raysuli. Un año más tarde se crea la legión, en recuerdo a la mejor infantería del mundo de los siglos XVI Y XVII. Los españoles reconquistaron Azu, Azib de Midor, Dar Drius, Isi Lansen y Buhafora. En enero de 1921, Silvestre ocupaba Annual. Llegada la primavera el General siguió avanzando, lo que provocó la inquietud de Berenguer. El territorio del llamado protectorado español había sido ocupado en casi su totalidad, y fue en ese momento en el que se produciría el desastre de Annual.
Abd El Krim y Annual
Abd El Krim caudillo de la rebelión rifeña, obtendría su mayor victoria en Annual, algo que le daría fama de figura mítica. El rifeño que había estudiado en escuelas españolas de Melilla, ejerció de juez musulmán durante algún tiempo antes de encabezar el movimiento rifeño. Tanto él como su familia habían vivido bien con los españoles, pero poco a poco, en su mente iban naciendo sentimientos nacionalistas rifeños-que no marroquíes- de crear una república rifeña y expulsar a los infieles. Su proyecto, apoyado por las izquierdas europeas se adelantó en unos años al proceso de descolonización que se iniciaría tras la segunda guerra mundial. Por lo que las potencias europeas no consentirían que ningún territorio se independizara de facto en África, ya que creaba un precedente peligroso en la merienda de blancos en la que se había convertido el continente. Ésta era la situación cuando Silvestre ocupó Annual, cometiendo errores imperdonables. En su avance no había desarmado a las tribus rifeñas que dejaba en la retaguardia, los abastecimientos eran precarios. Por si fuera poco, las tropas estaban mal pagadas, los equipos sanitarios eran de risa y la moral estaba por los suelos. A finales de mayo, los rifeños iban a conducir a una emboscada terrible a los españoles. El 1 de junio la policía nativa dispara contra nuestros soldados causándoles 100 muertos. Atacan la base costera de Sid Idris, donde resiste el comandante Benítez. Berenguer, alarmado sale de Ceuta para reunirse con Silvestre. El 5 de junio se entrevistan, pero Silvestre insiste en que los ataques son un episodio aislado, y que las operaciones debían proseguir, algo a lo que Berenguer se opone hasta que Yebala fuese sometido. Silvestre no quiso escuchar y construyó una base de apoyo en las colinas de Igueriben.
Igueriben
Igueriben fue ocupada el martes 7 de junio de 1921, como respuesta a la caída de Abarran, pero el emplazamiento carecía de agua y había que ir a buscarla fuera. Además para llegar a la loma había que pasar por caminos dominados por profundos barrancos, que eran aprovechados por los rifeños para tender celadas, y la posición española podía ser dominada desde la vecina loma de los árboles. En la posición se encontraba el comandante Mingo, del regimiento de Ceriñola, que fue reemplazado poco después por el comandante Benítez. La posición sufrió un ataque de 9 horas que fue rechazado con la ayuda de la batería de Annual. Después de una semana de calma, los ataques rifeños comenzaron en julio. Abd el Krim comenzó el asalto el 17 de ese mes, haciéndolo de frente con la idea de envolver la posición entre ella e Izummar. Afortunadamente la maniobra de envolvimiento fue observada en Annual y desde allí se envió una columna al mando del Teniente Coronel D. Pedro Marina, lo que provocó que los rifeños retrocedieran hacia el norte. A las 14:00 horas los españoles mandaron los convoyes de aprovisionamiento de Buymeyan a Igueriben. No acababa de salir cuando un francotirador hirió al Comandante Romero, pero la columna prosiguió su camino. Los de Abd el Krim abrieron fuego sobre el convoy. Los soldados cargaron contra los moros para asegurar la llegada de los víveres y del agua que traían. El Teniente Von Lindeman fue el primero en llegar a la posición.
Su avance pudo completarse gracias a que el Teniente D- Alfonso Galán Arrabal sacó ametralladoras fuera de la posición de Igueriben. Mientras tanto, el Teniente Nogués había sido derribado al resultar muerto su caballo. Con arrojo y pistola en mano se puso al frente del convoy, y lo llevó a la posición. De pronto se dio cuenta de que varias cargas de munición habían caído colina abajo, por lo que se lanzó junto a sus artilleros a recogerlas, consiguiendo introducirlas en Igueriben, donde fueron recibidos con vítores. Una vez cumplida la misión, el Teniente Nogués regresó con su escuadrón de regulares a Annual tras romper el cerco rifeño. Desgraciadamente las cubas llenas de agua estaban agujereadas por los disparos. Desde entonces los españoles tuvieron que chupar mondas de patatas machacadas y beber líquidos de los botes de tomate, agua de colonia, tinta y orines mezclados con azúcar.
Los rifeños continuaron atacando de noche causando algunas muertes entre los españoles, pero fueron rechazados con granadas de mano, fuego de ametralladora y hasta con bayoneta. Con los disparos y las bombas los mulos fueron heridos, y asustados cayeron encima de las alambrada rompiéndola. A la tarde siguiente, sus cuerpos se hincharon a causa del calor asfixiante y estallaron. El hedor que desprendían provocaba vómitos a los soldados. El Comandante Benítez tuvo que enfrentarse a otro problema, ya que era consciente de que tenía que enterrar a los muertos, por lo que ordenó al teniente Ovidio Rodríguez que lo hiciera fuera de la posición. Al salir fue recibido por una violenta ráfaga de metralleta que causó 2 bajas, pero a pesar de ello pudo enterrar los cadáveres, además de reparar la alambrada dañada.
Más ataques nocturnos
Cuando las sombras se alargaban y se hizo de noche, los rifeños volvieron al ataque. Se acercaron rectando hasta la entrada de la posición, los españoles concentraron el fuego en ese lugar, causándoles importantes bajas. En un momento dado, emplazaron a los hombres de Benítez a que se rindieran, a lo cual los soldados respondieron con Vivas a España y disparos de fusil. El Comandante empezó a dar ejemplo a los suyos luchando en todos los frentes, y dirigiendo la defensa. Esa noche murieron 4 policías y un Cabo. La situación era desesperada. Benítez pidió ayuda urgente. En Annual donde empezaba a cundir el pánico, se organizaron 3 columnas. El Teniente Coronel Núñez de Prado dirigía el convoy que tenía que llevar los suministros a Igueriben, mientras que el Comandante Romero con 3 compañías de fusiles y una batería quedaban en reserva. Por su parte, el Comandante Alfaro con un escuadrón de regulares debía ocupar la derecha del camino que conducía a Annual. Pero la misión terminó en desastre. Los rifeños causaron 14 muertos y 74 heridos. Para colmo de males, un cañón enemigo destrozo parte del parapeto norte, mientras que la batería de Igueriben habían agotado sus municiones. Benítez recibió un telegrama en el que le conminaban a resistir hasta que llegaran los refuerzos.
El glorioso Comandante Benítez y los muertos de Igueriben
La situación era tan desesperada que se solicitó al mando que bombardearan los alrededores para evitar más asaltos, mientras se procedía a la petición, la sección de Ceriñola al mando del Alférez Villanova recuperó los cadáveres de sus soldados causando numerosas bajas a los rifeños. El Comandante Benítez pidió a los suyos un último esfuerzo, aunque al mismo tiempo comunicaba al General Navarro que sus hombres se ahogaban en el hedor de los cadáveres. Éste le envió un telegrama que decía lo siguiente: “Héroes que tan alto ponéis el nombre de España, resistir unas horas más pues lo exige el buen nombre de España” Y eso hicieron, de nuevo en plena noche, los moros se lanzaron al ataque. Un rifeño vuelve a pedirles que se rindan, la respuesta española es la de siempre. Disparos y vivas a España. Al amanecer los defensores de Igueriben están exhaustos. En Annual el General Navarro prepara 2 columnas formadas por 300 hombres, con poca experiencia en el combate, pues muchos eran carpinteros, oficinistas y albañiles. Esta operación de Navarro pretendía tomar la loma de los árboles y proteger el convoy de aprovisionamiento. Por su parte, el Coronel Manella y sus tropas regulares harían lo propio en la altura dominante de la izquierda. Al ver que retrocedían el Comandante Benítez les envía el siguiente telegrama: “Parece mentira que dejéis morir a vuestros hermanos, a un puñado de españoles que han sabido sacrificarse delante de vosotros”. El mensaje inflamó los ánimos del impulsivo General Silvestre, que ordenó formar a los batallones para lanzarse a la carga. Sus ayudantes pudieron calmarle, tras lo cual mandó un telegrama a Benítez autorizándole a iniciar conversaciones de tregua con el enemigo. Pero éste no podía contener su ira, tanto esfuerzo, tanto sacrificio para terminar rindiéndose. Su respuesta fue contundente: “Los oficiales de Igueriben mueren pero no se rinden”. A las 16:00 horas las tropas españolas más próximas a Igueriben comienzan a retirarse, fue entonces cuando el Comandante Benítez presentó su plan de abandonar la posición y de sacrificar sus vidas para salvar la de sus hombres. Sus oficiales están de acuerdo con él, la suerte está echada porque muy pronto sus cuerpos yacerán inertes en esa loma maldita. Se dan la mano y comienzan los preparativos. Manda un nuevo telegrama en la que lamenta la orden de evacuar Igueriben, y añade: “Sabremos morir como mueren los oficiales españoles”. Los españoles forman una columna que cuenta con la siguiente distribución:
- Vanguardia al mando del Capitán Arturo Bulnes
- Flanco derecho al mando del Teniente Luis Casado
- Flanco izquierdo al mando del Teniente Alfonso Galán
- Heridos y enfermos al mando del Comandante Benítez
- Retaguardia al mando del Capitán Federico de la Paz
Transmiten el siguiente mensaje a Annual: “Sólo quedan 12 cargas de cañón, que empezaremos a disparar para rechazar el asalto, contadlas y al duodécimo disparo, fuego, pues moros y españoles estaremos envueltos en la posición”. El Comandante Julio Benítez Benítez dio la orden de salida, en cuestión de segundos, la mitad de la sección de vanguardia encabezada por Bulnes había caído atacada por una masa enfurecida de rifeños, el resto de la columna se abrió paso a bayoneta calada, mientras sus oficiales tras los sacos disparaban sobre los moros para cubrir la huida de sus soldados. Sólo unos 30 llegaron con vida a Annual, aunque 4 de ellos murieron al atracarse de agua. Benítez murió al frente de sus oficiales, cuentan que recibió un disparo en la cabeza que le hizo caer al suelo, pero pudo sacar fuerzas de flaqueza y continuó disparando hasta que una bala le alcanzó el corazón. Había cumplido su palabra, los de Igueriben mueren pero no se rinden.
El balance era desolador, de los 354 hombres de Igueriben habían muerto 320, entre ellos todos los oficiales menos el Teniente Casado, que fue hecho prisionero y liberado 18 meses más tarde. Dicen los que aquel infierno vivieron, que los moros aullaban de placer al ver tanta sangre española, y que los españoles lloraban de rabia en Annual. Algunos ya intuían que ellos serían los próximos en caer, aunque de momento lloraran por el glorioso comandante Benítez y sus valientes soldados.
El desastre de Annual
La caída de Igueriben fue el preludio del gran desastre. Silvestre ordenó el repliegue. Hay que recordar que desde el mismo día 21, Abd El Krim atacó Annual. La pérdida de 152 hombres del convoy de socorro influyó, y de que forma, en su decisión. El táctico repliegue se tornó en desbandada general. Los moros hicieron una auténtica escabechina entre las fuerzas españolas. El mismo Silvestre cayó, y Abd El Krim llevó su cabeza atada a su caballo todo el camino hasta Tetuán. Los supervivientes trataron de llegar hasta Melilla, mientras los ocupantes de las posiciones de Buy Meyan, Azumar, Yebel, Busian y Terbibin fueron asesinados.
En una de las posiciones el Comandante pactó la rendición, pero cuando se hallaban prisioneros fueron descuartizados entre los gritos de placer de los rifeños. El 2 de agosto caía Nador, población muy cercana a Melilla, donde cundió el pánico al estar sólo defendida por 1800 soldados. Fue entonces cuando ocurrió algo sorprendente, Abd El Krim no atacó Melilla. Tal vez temiera la decidida voluntad de resistencia hispana, pero lo cierto es que a finales de agosto ya había abandonado las cercanías de Melilla. También en aquellos días nació en un cabaret de Málaga el himno no oficial de la legión. Una canción que trataba, en la medida de lo posible, de subir la moral a la tropa.
La derrota de Annual fue un duro golpe a España. Los muertos ascendían a 13192, eso sin contar con las pérdidas de material militar- 2000 fusiles, 500 ametralladoras, 129 cañones-. La pregunta era qué hacer después del desastre. A un lado las fuerzas de izquierda aprovecharon el desastre para atacar a la monarquía, y entre la derecha había partidarios de abandonar el avispero marroquí, como de darles una lección a los moros. De hecho el propio Primo de Rivera declaraba a una periodista estadounidense: “Nuestras tropas están agotadas. No ven por qué tienen que morir por un pedazo de tierra sin valor alguno. Personalmente soy partidario de una completa retirada de África. Pero los británicos no nos lo permitirían, pues no les interesa dejar a Francia en Marruecos como única potencia”. Aquí al futuro dictador no le faltaba razón.
En España se buscan responsables. Para algunos la derrota había que atribuirla más a la desmoralización de los españoles que a la destreza de los bereberes. Hay que tener en cuenta que los soldados se presentaban harapientos, mal alimentados y mal equipados. La culpa habría que repartirlas a partes iguales entre los políticos y militares incompetentes que los llevaron directamente al matadero.
Reacción española
El 13 de agosto Nador era reconquistada, un poco después Zuluán, y al mes siguiente Monte Arruit. En todos esos lugares, los españoles se encontraban los cadáveres insepultos de sus compatriotas. Sólo en Monte Arruit 2600, cuyos cuerpos estaban castrados con los intestinos fuera, o violados con palos. Los españoles piden venganza pero había miedo de que los prisioneros hubieran corrido la misma suerte, por lo que se creó un comité para negociar la liberación de los soldados. El gobierno español pagó millones de pesetas por los cautivos. El líder rifeño había declarado la república independiente del Rif, en un intento de crear una entidad política soberana basada en la sharia musulmana y el urf bereber. Incluso hablaba de recuperar el Al Andalus, en una guerra total contra los infieles. A pesar de todo, el gobierno de García Prieto paga. Esto irritó a los más radicales e hizo exclamar a Alfonso XIII: “Que caro se vende la carne de gallina”- sic- No obstante, los españoles comenzaban a recuperarse controlando Yebala y Al Raisuni. El 12 de octubre el General Primo de Rivera dio un golpe de estado e instauró un directorio militar, que fue aceptado por el monarca. En el directorio llegó a participar el PSOE. El golpe fue también muy bien recibido por la burguesía catalana, harta del terrorismo anarquista. Pero poco a poco la población se desencantó del supuesto proyecto regeneracionista de Primo de Rivera. Al menos iba a poner fin a la sangría del Rif. Una de las primeras medidas fue sustituir al alto comisionario Siluela por el General Aizpuru, que se aseguró la pasividad del otro líder rebelde Raysuli. En noviembre instituyó un ejército africano de reserva, y en esas estaba cuando Abd El Krim cometió un error que le llevaría a la derrota: Atacó a los franceses. Éstos que habían visto con buenos ojos la expulsión de España del norte de África, comenzaban a ver ahora la boca del lobo con sus colmillos afilados dispuesto a morderles la yugular. Por ello, nuestros vecinos del norte iniciaron operaciones militares cruzando el Jerga. El 13 de abril 4000 bereberes atacaban y rompían el frente francés y lllegaban a 30 kilómetros de Fez. En los días posteriores, los franceses perdían Bibán, Teleghza, Beni y Derkhul sufriendo 600 bajas. Pese a las victorias iniciales, la suerte de la república del Rif estaba echada. A partir de ese momento, comenzaron las reuniones entre franceses y españoles. Por fin, los oficiales africanistas iban a poder calamar sus deseos de darle una lección a esos rifeños. Irónicamente la persona que llevaría a cabo la operación, era partidario de abandonar África para siempre, y al que sus oficiales en Bien Tuib le habían ofrecido un menú que se componía sólo de huevos.
Alhucemas
Una vez que los rifeños decían no al plan de autonomía para el Rif y Yebala, Primo de Rivera planificó el desembarco de Alhucemas. El plan que fue rechazado en principio por los franceses, fue finalmente aceptado. La bahía de alhucemas es muy extensa, por lo que había que elegir un punto de desembarco. Éste no fue otro que la parte occidental, en morro nuevo. Una vez elegido el lugar, quedó claro que se necesitaría una estrecha colaboración entre el ejército y la armada, decidiendo integrar en el estado mayor de las fuerzas navales a un jefe del ejército, a otro de artillería, y otro de aviación junto a especialistas en tiro naval. Las tropas de desembarco ascendían a 18.000 hombres que durante el verano de 1925 completaron sus técnicas de desembarco en distintas playas de Ceuta y de Melilla. El portaviones Dédalo fue enviado al norte de África, apoyado por el crucero rápido Victoria Eugenia. La escuadra la completaban los acorazados Alfonso XIII y Jaime I, los cruceros Mendez Nuñez,Blas de Lezo, Extremadura y los cañoneros Canovas del Castillo, Canalejas, Eduardo Dato, Lauria, Laya y diferentes guardacostas. El apoyo aéreo lo darían las tres escuadrillas de Melilla y el portaviones Dédalo. El día 8 se inició el ataque contra Alhucemas. A las 6 de la mañana, la flota y las baterías del peñón de Alhucemas- español desde 1576- abrieron fuego contra las posiciones rifeñas, que respondieron con su artillería, que aunque logró impactar sobre los buques de la armada, ninguno de ellos tuvo daños de importancia. Sin embargo, los cañones de 305 y 101 mm destrozaron a los rifeños, dando paso al desembarco en dos franjas costeras, y no en la bahía como esperaba Abd El Krim. El rebelde sorprendido y angustiado tragaba saliva, pues no había previsto que el desembarco tuviera lugar al noroeste. A pesar de todo, el desembarco fue duro, ya que muchas de las barcazas de tipo K encallaron, lo que obligó a los españoles a lanzarse al agua. Dirigía las tropas el Coronel Franco- un tipo bajito, con voz aflautada, mucha suerte y más mala leche- que nada más pisar la arena de la playa, fue recibido por un obús que lo sepultó, pero los legionarios lo desenterraron ileso.
Las tropas iniciaron un rápido avance con el fin de afianzar la cabeza de playa. En menos de dos horas, los legionarios habían escalado los acantilados. Durante todo el día del 8 de septiembre, se llevó a cabo el desembarco en dos oleadas. En la tercera se desembarcaron gran parte del material, y los suministros necesarios para que los soldados iniciasen el avance. Al anochecer se habían apoderado de las alturas del Morro Nuevo. Cuando concluyó la jornada los españoles habían desembarcado 8000 hombres y 3 baterías. Sin embargo, debido al viento reinante en la zona la brigada procedente de Melilla no pudo desembarcar a la hora fijada, lo que obligó a la brigada de Saro a llevar el peso de las operaciones. Los moros desesperados lanzaron 2 ataques nocturnos las noches del 11 y del 12, pero las tropas resistieron. Con todo, había que combatir palmo a palmo y las características del terreno favorecían a los rifeños, pero a pesar de las dificultades los españoles seguían desembarcando hombres. El 23 de septiembre el General Poded, jefe del estado mayor de Sanjurjo logró tomar Monte Malmosima. Finalmente entraron en Axdir, la capital de la república independiente del Rif. Abd el Krim había recibido una lección que le amargaría el resto de su vida en el exilio. España había escrito un feliz epílogo a su aventura africanista, gracias a un plan bien planificado, mejor ejecutado, y donde se demostró la valentía de la infantería de marina y de la legión, que vengaba de paso a sus compañeros de Annual.
Lecciones
Los hechos que he narrado anteriormente han sido tratados de forma diferente por la historiografía española. Se puede decir que se han publicado muchos libros sobre el desastre de Annual, y se ha pasado casi de puntillas por la victoria de Alhucemas. Las causas de esta tendencia a magnificar lo malo y a minimizar las victorias, son muchas y muy variadas, y su análisis excedería el presente trabajo. No obstante, me gustaría destacar algunos puntos que pueden ser de utilidad al lector, ya que tal vez consiga con ello arrojar algo de luz sobre aquel terrible conflicto.
1-España se vio forzada a crear aquel protectorado por presiones de otras potencias extranjeras, las cuales defendían intereses geopolíticos ajenos a los de la nación española. Además no se sacó nada de provecho de aquellas tierras inhóspitas.
2-Annual no fue, como se han empeñado en afirmar algunos, el mayor desastre militar sufrido por un ejército colonial. Este triste galardón es para el ejército italiano derrotado por los abisinios en Adova, donde perdieron a 15.000 soldados. Los españoles perdieron 13.000. Además las tropas francesas tuvieron más bajas que los españoles cuando Abd El Krim les atacó. Esto no exime en modo alguno de las graves responsabilidades que tuvieron Alfonso XIII, los políticos de la época y los incompetentes militares que les condujeron al desastre.
3-El desembarco de Alhucemas tiene el honor de ser el primer desembarco aeronaval de la historia, ya que en Galipoli apenas se utilizó la aviación. Igualmente fue el primer desembarco en el que se utilizaron carros de combate. Por si fuera poca su importancia, las fuerzas aliadas lo tomaron como ejemplo para el desembarco de Normandía, aunque con algunas correcciones en el factor meteorológico e hidrográfico.
4-Abde El Krim no fue, en ningún caso, un nacionalista marroquí. Este enemigo formidable luchó por una república rifeña donde los europeos no habrían tenido cabida. Su sueño no triunfó al adelantarse en el tiempo a los procesos de descolonización que tuvieron lugar en África tras la segunda guerra mundial. Murió en 1963 en Egipto donde se hallaba exiliado, y jamás quiso volver a vivir en Marruecos tras la independencia de ese país. Probablemente su vida inspiró a muchos nacionalistas marroquíes, pero afirmar que luchó por un Marruecos independiente, es una solemne estupidez basada en el más profundo desconocimiento de los hechos.
5-El hecho de que algunos autores hayan sacado tantos libros sobre Annual es algo positivo, pues siempre es bueno conocer los tiempos pretéritos. Sin embargo obviar la victoria final en Alhucemas sólo se debe a que la izquierda española asocie la idea de España con planteamientos reaccionarios. Esto unido al hecho de que el desembarco fuese planeado por Primo de Rivera y protagonizado por Franco explican el silencio. Además, la derecha española ha estado durante demasiado tiempo apropiándose de símbolos que son de todos.
6-Finalmente, todos aquellos que pisamos tierras moderadas, debemos recordar a esos valientes y valorar su sacrificio y entrega, pues merecen un rinconcito en la memoria de todos.
Sergio Calle Llorens