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martes, 23 de noviembre de 2021

¡LA TELEVISIÓN HA MUERTO!

 

Tom Peters es un ciudadano inglés que afirma ser un perro. De hecho, no sólo camina a cuatro patas, sino que va disfrazado como un dálmata. Además, duerme en una casita para perros y, lo deben de estar imaginando, ladra cuando se enfada. El tipo pide ser considerado transespecie. En cualquier otro tiempo, este ser mononeuronal habría sido enviado al manicomio más cercano. Una simple llamada al loquero hubiese sido suficiente para alejarlo, y para siempre, de los humanos. Pero vivimos tiempos extraños en los que cualquier demente con aspecto apayasado es invitado a la tele para hablar de su tara. El señor Peters. Spot es su nombre como mascota-tiene cara de bobo, de bobo absoluto e irreparable.  Es obvio que el hombre perro no tiene toda la culpa.

En nuestro reino las taras también cotizan al alza. Sin ir más lejos, Antena 3 Deportes vende como una hazaña que una mujer nade en una charca infecta metida en un saco.  El lector inteligente se estará preguntando, siempre hay gente razonable en este mundo, por la decadencia televisiva. La respuesta es simple: la tele ha muerto porque los hábitos de la población han cambiado. Ahora preferimos informarnos por otros canales como youtube y el entretenimiento lo hallamos en grandes plataformas como HBO, Netflix o Amazon Prime. Hoy somos nosotros los que elegimos los contenidos. La televisión a la carta ha terminado por poner el último clavo en el ataúd de los medios generalistas. Incluso cuando Sandra Golpe- en la cabeza se dio- sale a anunciar el liderazgo de su cadena, la información es totalmente ficticia.  Les cuento; en España hay 4500 audímetros que están colocados en 4500 televisores. Si de ese número de teles hay 300 aparatos conectados a la Sexta de 15 millones, pues hay un millón de espectadores viendo esa cadena. Pero, como les digo, ese dato es completamente falso. A día de hoy los anunciantes, que prefieren pagar a influencers para que consuman un refresco en uno de sus vídeos en los que salen ligeritas de ropa, jamás apuestan por unos medios cuya audiencia corresponde a un perfil determinado: televidente de más de 65 años, de escasa formación intelectual y más bruto que un arado.

Para tratar de ganar audiencia, los medios generalistas apuestan siempre por el triángulo de las Bermudas informativo: cambio climático, el volcán de la Palma, cuyos habitantes siguen esperando las ayudas anunciadas por Pedrito Sánchez y el apagón que está siempre a la vuelta de la esquina donde ejercen las puñeteras madres de estos visionarios. Y si lo del apocalipsis falla, montan un circo alrededor de una tragedia como la del niño Julen en Totalán. Todo por la audiencia. Todo por la pasta. El engaño tuvo la respuesta habitual del populacho que mordió el anzuelo: “Julen resiste, aquí te esperamos”.  Una historia truculenta marcada por la puerilidad popular de una sociedad que lo mismo se traga las promesas electorales de la secta del capullo, que condena a Dolores Vázquez sin prueba alguna por un asesinato que no cometió.  La magia informativa.

La televisión, más que les pese, ha muerto y tanto los canales autonómicos como los generalistas sólo siguen emitiendo por las inyecciones económicas que les conceden los gobiernos de turno. Evidentemente para asistir al funeral definitivo de estos medios necesitamos que usted controle el mando a distancia para evitarlos. Les aseguro que ese aparatito funciona como una pistola. Así que como decía la canción del grupo Los Elegantes: “Apunten y fuego”.

Sergio Calle Llorens

jueves, 18 de noviembre de 2021

¡UN PARAISO CULINARIO!

 


Abandono mi retiro en el Valle del Genal para encontrarme con Carolina. Una mujer, y con todas las letras, a la que admiro profundamente porque tiene una habilidad pasmosa para enriquecerse. En verdad, ganar dinero trabajando mucho es considerado una vulgaridad, pero hacerlo sin hacer prácticamente nada, es lo que tiene un mérito apabullante. En ese sentido, Carolina no tiene rival. Nuestra cita es en el cubo del Museo Pompidou, en la capital de la Costa del Sol. Llega radiante y bella como siempre con su pelo azabache y su dulce boca de carmín. La madrileña es una compleja reminiscencia, más o menos difusa, de mi vida pasada. Me estampa dos besos y camina cogida de mi brazo hacia el restaurante José Carlos García donde ha reservado mesa para dos. En el paseo sentimos la sugerente caricia de la brisa marina que nos acompaña hasta la puerta.

Afuera las lucecitas del puerto embellecen con su centelleo las misteriosas aguas del Mediterráneo. Apenas media hora de conversación sobre lo que pudo ser y no fue. Y entonces aparece el primer plato de este restaurante malacitano que presume de tener una estrella Michelin. Una delincuencia sensorial. El alfabeto del éxito que se aleja de la lepra andalucista. Un plato efectista que nos arriba de una cocina que se encierra entre cristales para que los comensales podamos ser testigos de la producción culinaria de cada manjar. La voluptuosidad del voyerismo hecha cocina. El espejo brillante de la mar con su carnación azul. La generosidad que la patria salada nos brinda.  Y sólo ha sido una lubina, unos salmonetes y un foie de Las Landas. Los pimientos asados de la Vega del Guadalhorce son como una cresta soleada sobre las olas Efectivamente los fogones de José Carlos García son alta cocina para calmar nuestros más bajos instintos. Una delicia.

 La cocina, este tipo de cocina, es la manera en la que Málaga le cuenta al mundo su historia de éxito. La misma que ahora narran las personas que se encuentran en el restaurante: daneses, noruegos y nacionales. Alabanzas en diferentes lenguas que suenan como un jadeo de placer en el restaurante. Carolina sonríe satisfecha y me guiña un ojo y después otro.  Luceros de un azul pálido sobre cuya superficie se dibuja el destino. Una vez más mi amiga ha acertado con la elección del restaurante. Un templo culinario ajeno al entontecimiento de aquellos que niegan la superioridad de la alta cocina del país cuyos relámpagos asombran al mundo.

Sergio Calle Llorens


domingo, 14 de noviembre de 2021

¡SILENCIO EN EL VALLE!

 


Camino en silencio por las calles de Gaucín, mientras la noche se enfría. Primero un paso y después otro tratando de digerir el exquisito revuelto de setas y gambas que he tomado en la cena. En las calles reina la calma del nocturno y a mí mente, vaya usted a saber por qué, me viene la imagen de Carmen de Bizet que, según cuentan los que saben, nació en esta localidad de mi país.  El pueblo, naturalmente, está adormecido y sólo me llegan las notas del viento jugando con las copas de los árboles de los bosques cercanos. 

La localidad está situada en una cresta hendida que asciende al castillo del Águila.  La vista es gloriosa. Parece que de sus viejas almenas brotan historias guerreras. Bajo la espectral luz de la luna uno advierte la belleza incomparable de la comarca.  Creo advertir el tañer de una campana.  Probablemente la Iglesia renacentista de San Sebastián de la centuria XVI. En cualquier caso, son ecos armoniosos de la eterna canción de la tradición cristiana. Decido volver por la mañana para deleitarme con las vistas de Sierra Bermeja, la Sierra de las Nieves y la del Hacho. Anchos horizontes e infinitas posibilidades para mi alma curiosa. Pero es de noche y el potro de la imaginación tiene una sangre muy viva.  Y en esta tesitura desciendo hasta la fuente de los Seis Caños que lleva saciando la sed de los lugareños desde el siglo XVI. El rumor del agua me calma el espíritu. Las luces de las farolas realzan la belleza de este lugar. Sin duda, ha sido una suerte que una amiga me dejase una casa en el corazón del pueblo, y con conexión a internet, para seguir ganándome la vida. Me siento el más afortunado de los hombres, ajeno a todos los problemas de la humanidad. Un lucero en el cielo parece guiñarme con su luz intermitente.

La noche se va deslizando por la dulzura otoñal. Ni siquiera la cacofonía de mis pasos rompe el equilibrio de la belleza del “pueblo más perfecto de España” según The Telegraph, con sus casitas blancas que desprenden el encanto de las villas de la Serranía. No hay nadie. Me parece que Gaucín es mío y los problemas son de otros. ¡Bendita Málaga!

Sergio Calle Llorens

viernes, 12 de noviembre de 2021

¡EN YUNQUERA!

 


Cruzo Yunquera, una localidad situada en el Parque Nacional de Sierra de las Nieves y no puedo evitar una llamarada de nostalgia; la casa en la que pasábamos las vacaciones con los amigos, las juergas en el Caballo Loco y el fuego de leña de la chimenea en la que señoreaba el retrato de una mujer de bellos ojos azules y una sensualidad cautivadora.  Siempre quise conocer su identidad, pero mi curiosidad chocaba con el muro del silencio de la familia.

Aquellos años desaparecieron como las sombras del crepúsculo.  Pero me acuerdo de la voluptuosidad de la luna del invierno sobre los pinsapos aquella madrugada en la que tuvimos que abandonar la casita para dormir en la sierra. No creo haber pasado más frío en mi vida en aquel rincón boscoso en el que flotaba una neblina azulada. Imposible dejar atrás esos recuerdos.

Camino, insisto, por las empinadas calles del pueblo hasta arribar a calle agua en la que sigue abierta, y me pongo de rodillas para dar gracias al Altísimo, la taberna “El Por Fin”, con su comida efectista en la que la calidad del conejo al ajillo es literalmente indescriptible. El bar se llama así porque después de la visita a varios locales, por fin se llega al último templo del vino.  Desgraciadamente, la bebida me no evita alejarme del rumor de la melancolía que va saltando entre las piedras que componen el puzle de mi ajetreada vida. Después de todo, estoy en el mismo sitio en el que, muchos años antes, alquilamos el Molino de la Teja; una impresionante casa rural. Una vivienda muy cercana a un camino que conduce a la sierra que tanto amo.

Yunquera tiene todas las bendiciones derramadas. El brillo resplandeciente de la vida cómoda. El olor de las castañas asadas. La palpitación del tiempo que nunca es perdido. Las mujeres que suben con celeridad cargadas de alimentos por las empinadas calles. El agua cristalina que emana de la Fuente del Poyo y que nos hace a todos más sabios. El dulce paisaje de “La Catedral de la Serranía”.  Todo eso, y mucho más, es este pueblo, aunque, para ser justos, me faltan los adjetivos que le hagan justicia, pero me sobran huecos en las calles. Esas a las que vuelvo de vez en cuando para soltar un suspiro. Yunquera; siempre en mi corazón.

Sergio Calle Llorens

miércoles, 10 de noviembre de 2021

¡BRUJAS!

 


Sepa, en primer lugar, que la diferencia entre una hechicera y una bruja, son cinco años de matrimonio. Para hablar del tema me desplazo al Valle del Genal. Un lugar idílico en mi país. Un paraíso con alma tradicional y paisaje cambiante en el que los bosques de castaños cubren de cobre las montañas y las colinas. Una visión que parece sacada de la paleta infinita de un pintor. Del marrón se pasa al amarillo en una idealización de la foresta que hechiza el alma.

En Gaucín comemos en la Taberna del Zorro. Allí degustamos unas croquetas caseras de jamón, unas costillas asadas y un bacalao a la plancha. Todo regado con vino de la comarca. En definitiva, un delicioso almuerzo que me salva del verbo enmarañado de mi interlocutora. Una mujer que afirma pertenecer a una larga extirpe de hechiceras.  Afuera, entretanto, el viento sopla furioso y yo pido un nuevo brebaje. Finalmente contrataco recordando un filtro de amor que fue muy popular en la vieja Europa:

“Tollunt piscem vivum, et mittunt eus in puerperium summ, et tan diu ibi tement , donec mortuus fuerit, et decocto pisce vel assato, maritis suis ad comendendum tradunt; ideo faciunt hoc, ut plus in amorem earum exardescant”

La hechicera queda embobada escuchándome hablar en latín, pero su sorpresa se dispara cuando le hago de traductor simultáneo.

-         La mujer se metía un pez vivo en la vagina y, una vez muerto éste, se lo cocinaba al marido que sentía un amor irrefrenable hacia ella. Una especie de viagra de la alta edad media, pero en plan guarro.

-         Increíble

-         Pues mucho menos complicado y más asequible era otro sistema: Tollunt menstrum suum sanguinem, et inmiscent cibo vel potui, et dant maritis suis ad manducandum, vel ab bibendum, ut plus diligantur ab eis.

-         No me lo puedo creer- responde la mujer.

-         Yo tampoco me lo creía, pero las fuentes son verídicas. Algunas para encenderse ellas, preparaban algunas pócimas con el semen del esposo. Como hechicera deberías conocer estos métodos.

-         Ya.

Pero la mujer, que tiene cara de tonta, absoluta e irreparable, dice que ella es más bruja  que hechicera, y que está en permanente contacto con espíritus que la llevan alertando del peligro de un tsunami en las costas de mi región.

-         Eso haría muy feliz a Juan Espadas- respondo divertido.

-         En serio.

-         Y tan en serio, lo que me parece de broma es que lleves dos años anunciando el maldito tsunami, pero nunca termina de llegar.

La bruja, o lo que sea, sigue dando datos que apoyan la tesis del tsunami.  Por mi parte trato de huir del torrente de majaderías que suelta por la boca. Al rato escucho el llanto lejano de un niño. Ella habla y habla y un servidor, ajeno a la algarabía del viento, acomete una tarta de fresa. Finalmente declina la tarde, se alargan las sombras y la villa queda suspendida entre el misterio de la noche y los sonidos del campo. En la vida de este país, de vez en cuando, es mucho mejor manducar en la más absoluta soledad.

Sergio Calle Llorens


lunes, 1 de noviembre de 2021

¡EL REY DEL SEXO|

 


De las últimas revelaciones se desprende lo siguiente: el Rey emérito cuando folla, no falla. Les hablo del secreto de alcoba que han hecho público sus amiguitas. Señoras que han llegado a declarar que el monarca las dejaba siempre satisfechas y que les hacía, como el Molino de Barcelona, pases de mañana, tarde y noche. 

Don Juan Carlos es, ya podemos decirlo, el rey de las camas. Un machote al que le gusta mucho el tema de la coyunda. A resultas de todo esto, he de confesar que me identifico mucho con este personaje. No solamente porque detesto cualquier ejercicio físico que no vaya destinado al orgasmo, sino porque defiendo la posición de tener a las mujeres en todas las posiciones posibles. Soy como el borbón; una fiera en el lecho y nunca he tenido que pagar, a diferencia de los socialistas andaluces, por sexo.

En serio, entiendo muy bien a nuestro monarca que, al tiempo que beneficiaba a España con su reinado, se iba beneficiando a todo lo que se meneaba. ¡Algo complicadísimo! Pensemos que la gente folla mal y poco, pero nuestro Juanito no entra ni el grupo de malafollás, ni en el de los que chingan menos que los teletubbies.

El sexo, el buen sexo, es el arte de llevar a tu pareja al séptimo cielo sin pasar por el infierno. No todo el mundo conoce los entresijos: hay que ser ardiente como las ascuas de la chimenea, imaginativo al nivel de un buen novelista y estar siempre dispuesto a usar la lengua al estilo de los jabalíes que buscan trufas con desesperación en los suelos de nuestros bosques. Al buen amante nada le detiene y cualquier hora es buena para una buena refriega. 

Don Juan Carlos y un servidor hemos llevado a muchas damas a la gloria de la liga de campeones. Pero luego éstas se niegan a volver a disputar sus encuentros en segunda. De ahí que nos hayan llovido los problemas con el sexo femenino a lo largo de nuestras vidas.  Les hablo de venganzas personales.  Creo que es justo reconocer que ha habido mucho desagradecimiento a los servicios que ambos hombres hemos prestado al sexo femenino. Ya va siendo hora que ellas enmienden el inmenso error cometido. 

Me hace mucha gracia que el mundo del periodismo, o como se llame ahora, se rasgue las vestiduras por las hazañas sexuales del emérito.  No hay tertuliano que no saque el tema para cerrar con un: “había otra amante por ahí, pero hasta ahí puedo leer”. Cuando todos sabemos que, de conocer la identidad de la susodicha, el dicharachero reportero iba a soltar su nombre en todas las televisiones del mundo. ¿Ven cómo algunos sólo usan la lengua para decir chorradas? En fin, al César lo que es del César: Don Juan Carlos es el rey del sexo y yo, que entiendo del tema, quería hacerle este homenaje.

¡Va por usted, maestro!

Sergio Calle Llorens