Camino en
silencio por las calles de Gaucín, mientras la noche se enfría. Primero un
paso y después otro tratando de digerir el exquisito revuelto de setas y gambas
que he tomado en la cena. En las calles reina la calma del nocturno y a mí
mente, vaya usted a saber por qué, me viene la imagen de Carmen de Bizet
que, según cuentan los que saben, nació en esta localidad de mi país. El pueblo, naturalmente, está adormecido y
sólo me llegan las notas del viento jugando con las copas de los árboles de los
bosques cercanos.
La localidad
está situada en una cresta hendida que asciende al castillo del Águila. La vista es gloriosa. Parece que de sus viejas almenas brotan historias
guerreras. Bajo la espectral luz de la luna uno advierte la belleza incomparable
de la comarca. Creo advertir el tañer de
una campana. Probablemente la Iglesia
renacentista de San Sebastián de la centuria XVI. En cualquier caso,
son ecos armoniosos de la eterna canción de la tradición cristiana. Decido
volver por la mañana para deleitarme con las vistas de Sierra Bermeja, la
Sierra de las Nieves y la del Hacho. Anchos horizontes e infinitas
posibilidades para mi alma curiosa. Pero es de noche y el potro de la
imaginación tiene una sangre muy viva. Y
en esta tesitura desciendo hasta la fuente de los Seis Caños que lleva
saciando la sed de los lugareños desde el siglo XVI. El rumor del agua me calma
el espíritu. Las luces de las farolas realzan la belleza de este lugar. Sin
duda, ha sido una suerte que una amiga me dejase una casa en el corazón del
pueblo, y con conexión a internet, para seguir ganándome la vida. Me siento el
más afortunado de los hombres, ajeno a todos los problemas de la humanidad. Un
lucero en el cielo parece guiñarme con su luz intermitente.
La noche se
va deslizando por la dulzura otoñal. Ni siquiera la cacofonía de mis pasos rompe
el equilibrio de la belleza del “pueblo más perfecto de España” según The
Telegraph, con sus casitas blancas que desprenden el encanto de las villas
de la Serranía. No hay nadie. Me parece que Gaucín es mío y los problemas son
de otros. ¡Bendita Málaga!
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario