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domingo, 14 de noviembre de 2021

¡SILENCIO EN EL VALLE!

 


Camino en silencio por las calles de Gaucín, mientras la noche se enfría. Primero un paso y después otro tratando de digerir el exquisito revuelto de setas y gambas que he tomado en la cena. En las calles reina la calma del nocturno y a mí mente, vaya usted a saber por qué, me viene la imagen de Carmen de Bizet que, según cuentan los que saben, nació en esta localidad de mi país.  El pueblo, naturalmente, está adormecido y sólo me llegan las notas del viento jugando con las copas de los árboles de los bosques cercanos. 

La localidad está situada en una cresta hendida que asciende al castillo del Águila.  La vista es gloriosa. Parece que de sus viejas almenas brotan historias guerreras. Bajo la espectral luz de la luna uno advierte la belleza incomparable de la comarca.  Creo advertir el tañer de una campana.  Probablemente la Iglesia renacentista de San Sebastián de la centuria XVI. En cualquier caso, son ecos armoniosos de la eterna canción de la tradición cristiana. Decido volver por la mañana para deleitarme con las vistas de Sierra Bermeja, la Sierra de las Nieves y la del Hacho. Anchos horizontes e infinitas posibilidades para mi alma curiosa. Pero es de noche y el potro de la imaginación tiene una sangre muy viva.  Y en esta tesitura desciendo hasta la fuente de los Seis Caños que lleva saciando la sed de los lugareños desde el siglo XVI. El rumor del agua me calma el espíritu. Las luces de las farolas realzan la belleza de este lugar. Sin duda, ha sido una suerte que una amiga me dejase una casa en el corazón del pueblo, y con conexión a internet, para seguir ganándome la vida. Me siento el más afortunado de los hombres, ajeno a todos los problemas de la humanidad. Un lucero en el cielo parece guiñarme con su luz intermitente.

La noche se va deslizando por la dulzura otoñal. Ni siquiera la cacofonía de mis pasos rompe el equilibrio de la belleza del “pueblo más perfecto de España” según The Telegraph, con sus casitas blancas que desprenden el encanto de las villas de la Serranía. No hay nadie. Me parece que Gaucín es mío y los problemas son de otros. ¡Bendita Málaga!

Sergio Calle Llorens

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