Entiendo y valoro el sentimiento nacionalista escocés.
Estuve en Culloden donde los ingleses aplastaron los últimos anhelos de independencia de una
nación orgullosa de serlo. Cuenta la historia que el único lago que se denomina
lake, y no loch, luce el nombre de un traidor a la causa. He viajado por las arterías de la
nación de William Wallace y Robert de Bruce. He asistido a sus fiestas. Me he
empapado de su cultura y lenguas pero siempre pienso que se me escapa la
verdadera esencia de ese país tan maravilloso. De todas las descripciones que
se han hecho de esas tierras me quedo con la de John Buchan en su obra “Midwinter”:
"It is the land of the Edge of the moorlands and the ruins of
forests and the twilight before dawn, and strange knoledge dwells
in it. The depth of the solitude, the huge peaks, the dark gloom of the forest,
the deep black lochs full of association of awe, grandeur and mystery”.
De las Escocias me quedo con la gaélica donde aprendí
esa expresión; Da radharc que viene a ser como la segunda visión. Una facultad
que permite a algunos de sus habitantes ver más allá de nuestra realidad. Fue
allí donde Muriel , que en gaélico significa brillante como el mar- Muirgheal-
me relató la historia del último rey jacobita. De su huida vestido de mujer. Ocurrió junto al fuego en una vieja posada. La recuerdo regalándome un libro que cautivaría mi
imaginación para siempre: “Journey to the Western Isles of Scotland” del Doctor Johnston.
Aquella maravillosa velada comencé a darme cuenta de que es una tierra muy cerca de lo
sobrenatural.
Por todo lo expuesto soy conocedor de que un escocés medio
está hasta la coronilla de esos ingleses altivos. Sin embargo,
romper con la unión de 300 años se me antoja imposible. Creo que los conozco y
entiendo que va a ganar el no por un porcentaje de un 8%. Y hoy que me hubiera
gustado estar junto a mis viejos amigos escoceses e irlandeses en
su lucha, lo mejor es desear que Escocia siga con el Reino Unido.
En cualquier caso, la cosa va a estar reñida gracias a los
errores sustanciales del mayor patán que han tenido los británicos como Primer
Ministro; Señor Cameron. Un tipo que no fue capaz de exigir una mayoría
cualificada sustancial para obtener la independencia. Empero, Don David optó
por poner en un brete a sus vecinos con la arrogancia habitual inglesa; un todo
o nada. Alex Salmond, a pesar de su apellido marino, es un viejo zorro que ha
aprovechado los dos años concedidos para apelar a las emociones más bajas y darle la vuelta a las encuestas.
La noche será larga. Europa, que aspira a la integración,
contiene el aliento. Los ingleses van a dormir poco. Imagino al Primer Ministro
con la misma angustia que Churchill cuando los aviones de la
Royal Air Force luchaban contra los nazis
en la batalla de Inglaterra. Ayer, tal como entonces, si la vieja Inglaterra es
derrotada, la Princesa Europa
caerá en manos de las fuerzas del mal. Parte de ese pelotón de maléficos está
aquí en España. Es un grupo de aislacionistas que pretende tomar como ejemplo
el león escocés para ser lo que nunca fueron; nación De conseguirlo, estaríamos
al borde del abismo. Por eso a todos ellos quiero dedicarles un último
pensamiento Póg mo thóin. Bésenme el
culo.
Sergio Calle Llorens
Cómo nos iría en Andalucía y España en general con gente culta como usted. Es un grano de arena en un desierto desesperadamente ancho, seco y lleno de ladrones que roban cantimploras a todo Dios.
ResponderEliminarMuchas gracias Rafael. En realidad necesitamos que los que valen manden- yo no me incluyo entre ellos- y los que no, se dediquen a esparragar o a podar árboles frutales. Esta farsa ya ha durado demasiado tiempo.
EliminarUn abrazo