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viernes, 19 de septiembre de 2014

ALBA GO BRAGH


Moría la noche cuando recibí una foto de Muriel desde el corazón de las tierras altas de Escocia. Concretamente desde Bardench, la cuna de los clanes Macphersons, Mackintosh y Chatton. Fingía estar llorando porque, aunque no había resultados oficiales, era un secreto a voces que los escoceses decían no a romper el Reino Unido. Ella, una nacionalista irlandesa moderada, ha aspirado siempre a que Irlanda se reunifique, de ahí su dolor.  Una Escocia independiente hubiera sido un precedente para la parte norte de su isla. De pronto recordé aquella conversación que tuvimos en Inveraray, una de las ciudades mejor conservadas de Europa. Escuchábamos la overtura de Hebrides de Mendelssoln y la pelirroja relataba aquella aventura de Robert de Bruce por crear una federación de estados célticos tras vencer a los ingleses. Y mientras rememoraba esa escena mágica que guardo en el ático de mi memoria, cerré los ojos con algo de pena. Siento escribirlo, pero a veces odio tener razón; ya lo adelanté los resultados del referéndum una semana antes de que ocurriera.

Ya de mañana los medios aseguraban que el resultado había sido una sorpresa para todos. Básicamente ninguno de sus sesudos expertos en política europea había sido capaz de ver lo que se avecinaba. No me sorprende pues la gran mayoría de ellos escribe lo mismo y, cuando les toca hablar en tertulias comienzan con el socorrido “es decir”. Si al puerco lo reconocemos por el gruñido y al jabalí por el colmillo, al periodista medio lo conocemos por una pluma tan pobre como una rata.

En cualquier caso, ver a Rajoy con esa cara de espantado dirigiéndose a los españoles para dar los resultados de Escocia y, también, a los socialistas cuyas palabras proyectan peligrosas sombras sobre España, me provocan un fuerte desasosiego. Pareciera que ninguno de ellos tuviera muy claro lo que iba a pasar. Por otro lado, Cataluña que quería ser como Escocia ha dado como resultado que Alba- Ese es su nombre en gaélico- vaya a tener las mismas competencias en el futuro que la Región de Murcia.

Es lógico que a tener de los resultados, los nacionalistas periféricos no tengan hoy los ánimos para requiebros de cantonera. Ahora todos son lamentos de puertas para dentro y cuando se sienten observados por una cámara ponen la mejor de sus sonrisas y comienzan con sus desvaríos habituales. Estoy seguro que se les abre un abismo de soledades e incomprensiones. Europa, sencillamente, ha parado el golpe de los que llevan el reloj atrasado a través de los escoceses. Esos tipos rudos que en compañía de los irlandeses supieron aguantar la última carga de la vieja guardia de Napoleón en la batalla de Waterloo. El rapto de la Princesa Europa de manos de los bárbaros islamistas parece improbable. La unidad se me antoja fundamental en esta lucha implacable que hemos de acometer cuanto antes. Y mientras pienso en ello, una nueva foto llega a mi móvil; es la de Loch of the Caves. Fue allí donde el Príncipe Charlie subía a un barco  francés para huir a Francia. En la instantánea Muriel, en compañía de otras dos amigas, me ha escrito la leyenda; Alba Go Bragh. Sí, que viva por siempre.

Sergio Calle Llorens



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