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viernes, 11 de octubre de 2013

PERSONA NON GRATA

El director de un colegio público andaluz ha tomado la decisión de puntuar negativamente a todos aquellos niños que llegan tarde al centro. El primer día, los padres que llevaron a su hijo tras la hora fijada se pusieron hechos una furia. El hombre no tuvo más remedio que hacer de tripas corazón y, hacerles entender, pese a la limitada capacidad intelectual de sus interlocutores, las razones de su decisión. Al parecer, 60 estudiantes llegaron tarde en ese primer día. En la segunda jornada, fueron 120 estudiantes los que arribaron pasadas las 9 de la mañana. En la tercera, el número había aumentado a 180 estudiantes. El jueves, es decir hoy, la lista de estudiantes rezagados había ascendido a 230. Ninguno de los padres pide disculpas, apenas unas palabras de reproche para el “impertinente director”.

Lejos de ser una anécdota, la historia de la puntualidad andaluza dice mucho de la falta de seriedad del pueblo sureño. Y miren que no estamos hablando de las 6 de la mañana, pero basta que el andaluz tenga que someterse a un control horario para que la cosa se complique. Cualquier persona que haya hecho negocios en la taifa del sur, sabe de lo que estoy hablando. Lo habitual es llegar tarde faltando al respeto de las personas a las que dejan esperando. Organizar un horario de reuniones y visitas en Andalucía, es casi tan difícil como llevar un hombre a Marte. Todo el mundo llega tarde y cuando les recriminas el hecho, te salen con las excusas más variopintas. Encima, tienen la desfachatez de culparnos cuando se lo hacemos ver.

Se puede decir que el andaluz medio es una criatura apegada a los derechos propios, de la misma manera que lo está con las obligaciones de los demás. Porque obligaciones propias no van con ellos. Si el director de un instituto decide apostar por la puntualidad, el andaluz no se quiere dar por aludido. Las normas para los otros que ellos tienen una gracia y una cosa que no se puede aguantar. Y en verdad, amigos míos,  yo no los puedo aguantar.

En el mismo colegio, un padre cuyo español es una mezcla entre el farfullín andalusí y un idioma desconocido hasta el momento, comenzó a gritar porque estaba en contra de las clases de inglés. Decía que si los niños querían estudiar inglés, debían irse al extranjero. Tampoco estaba la criatura muy de acuerdo con las excursiones que había organizado el centro para los niños. Como él no podía pagarlas, ningún niño tenía derecho a realizar actividad alguna fuera del centro. Fíjense ustedes en el lumbreras y su perversa forma de pensar. Pues bien, el voto de tal sujeto cuenta igual que el nuestro. Y no piensen que es un tipo de persona muy minoritario.

Jornada tras jornada hemos de sufrir a esta pandilla de descerebrados con su ruido, sus taras,su falta de respeto y su escaso sentido común. Entonces llegas a un rincón tranquilo donde no te puedan dañar más y alguien te manda un mensaje que dice: “No le digas a nadie que soy andaluz que no me gusta presumir”. Te quedas paralizado mientras piensas a qué viene tanto orgullo de fardar de una condición tan humillante. En verdad, no puedo imaginar nada peor que ejercer de andaluz. Yo no pude elegir el sitio donde nací, pero al menos quiero gritar al mundo que soy un renegado y que odio a Andalucía con todo mi corazón. Toda mi obra, por tanto, debe estar orientada a que me nombren Persona Non Grata en Andalucía. Vería cumplido el trabajo de toda una vida.

Sergio Calle Llorens



2 comentarios:

  1. Andalucía es un monumento a la estupidez y a la indecencia. Yo tb veo los demonios cuando alguien me manda cosas sobre el orgullo andaluz. Orgullo de ser lo peor de España. Tu blos es una liberación.

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  2. Yo sufro esa actitud ante la vida del andaluz de pocas luces y poco serio. Aquí no sólo es cuestión de gente sin cultura sino de poco sentido del civismo y la responsabilidad. Ser andaluz es una desgracia como apuntas en tu magnífico blog.

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