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domingo, 6 de octubre de 2013

EL BLUES DEL PARADO


El blues viene determinado por una estructura básica, una frase que se repite y otra que concluye. El canto que solía ser a capella nació de la desesperación de la población esclava africana que fue obligada a trabajar en las plantaciones de algodón en los Estados Unidos de América. La frase “the Blues” se refiere a los” Blue Devils” cuya tristeza puede encontrarse en cada llamada y respuesta. En verdad, no puedo imaginar mejor estilo musical para expresar los sentimientos de los desempleados en nuestra desdichada nación.

Para los políticos, sin distinción de ideología y, para los periodistas que les apoyan, un parado no es más que un número que echarse a la cara a la hora de luchar por los votos. Parias a los que sólo se alude cuando se trata de colocar el estandarte de sus formaciones en los múltiples parlamentos que hay en España. Luego, sólo el lado perdedor se acuerda de ellos. El ganador, en cambio, usa absurdos eufemismos para evitar llamarles por el verdadero nombre. La ministra del PP, Fátima Báñez, llegó a afirmar que la salida de jóvenes sin empleo de España se llama movilidad laboral. El imputado Griñán dijo que la culpa del paro en Andalucía la tenía China. Huelga decir que sus afirmaciones son disculpadas por una pléyade de chupatintas que cobra del erario público.

Convendría aclarar que el parado es un ciudadano que ha perdido su  trabajo y, no pierde tiempo en intentar encontrar otro. Empero, pasan las hojas del calendario y aquellos atardeceres tan bellos dejan de tener sentido. Se siente un completo inútil y, cada vez tiene más difícil salir de casa un lunes por la mañana. Asiste a entrevistas de trabajo donde siempre hay otro que se lleva el gato al agua. Y vuelve a casa derrotado, una vez más. A veces, su mujer le sorprende mirándola mientras piensa en el mal negocio que hizo la pobre casándose con él. Por supuesto, sigue enamorado de ella hasta las trancas y  le desea un futuro mejor. Luego mira a sus hijos que ya van teniendo una edad y preguntan por qué el padre se queda siempre en casa. A veces, cuando ellos no están, la pena le atrapa y llora de auténtica desesperación. En ocasiones fantasea co la idea de quitarse la vida.  Y no piensen que es extraño, España tiene el menor número de suicidas de Europa, sencillamente porque no existen estadísticas fiables, ya que para los contabilicen, el suicida debe cometer el acto ante presencia de testigos. Que la gran mayoría de españoles desconozca este secreto, no le quita ni un ápice de veracidad al asunto.

El parado vive de los recuerdos de un tiempo en los que se sentía útil. Ahora se mira al espejo y no reconoce al  tipo que le mira desde el otro lado. Se siente cansado, humillado y vive e la más completa oscuridad. No sale de casa para que los vecinos no sepan que sigue en la cola del paro. Escucha la televisión con el volumen al mínimo. En las celebraciones, el parado opta por no hablar demasiado para evitar que alguien le recuerde su maldita condición. Bebe para olvidar sin percatarse de que no hay brebaje en el mundo que le libre de esa pesadilla. Cuando escucha a los políticos discutir sobre sus cuitas, una profunda rabia se apodera de él y, piensa que llegado el momento, no le importaría llevarse por delante a unos cuantos y, con mucho gusto.

El parado intenta olvidar que lo es, pero cualquier conversación banal sea del precio del carburante, a las vacaciones de la cuñada le llevan a sumergirse más en la convicción de que es un deshecho humano. Su compañera trata de inyectarle ánimos con su  ternura infinita, pero él siente que no la merece y, comienza a perder el apetito y las pocas ganas que le quedan por vivir. Ser parado, más que nada, significa estar muerto. Una condena en vida.

El tiempo no pasa igual para un desempleado. Los segundos son minutos y las horas parecen un siglo. Su lamento se transforma en un blues cantado en la sombra de la noche. Formas musicales de doce o dieciséis compases para sacar fuera el dolor del corazón. Una melancolía repetida tres veces que aúllan a la luna los nuevos esclavos de occidente. Letras que hablan de pobreza mientras los ricos se hacen más ricos. Melodías desgarradas que huelen a la más profunda desesperación. Shuffles de blues refuerzan el ritmo y el patrón de llamada y respuesta, pero nadie replica. El parado se muere por dentro mientras la casta política, esa que vive en un mundo paralelo, desconoce el verdadero significado de la tragedia por más que escuche el blues del parado en las esquinas de nuestras ciudades. Tras más de 32 años de socialismo en Andalucía, sólo hay dos opciones para el parado: el camino al aeropuerto de Málaga o comprar un trocito de tierra en el cementerio. Es el blues del parado.


 Coda: Valgan estas modestas líneas como homenaje a mi amigo Felipe que se quitó la vida tras 4 años de penurias en el paro

Sergio Calle Llorens

3 comentarios:

  1. Hola, lo acabas de describir magníficamente, conozco a muchos parados que están en esa situación, que jamás pensaron lo que les deparaba la vida, y ante esa disyuntiva y ese infierno han decidido quitársela. Yo soy una parada y como mujer, amo la vida, siempre hay una salida, aunque sea la contemplacion de una puesta de sol junto al mar en la mas absoluta de las soledades. Siento mucho lo de tu amigo. Saludos Sergio de una seguidora que le encantas cuando no insultas, ni la llamas loca. El odio y el rencor no lleva a ninguna parte.Solo pido vindicar mi buen nombre.

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  2. BRAVO, BRAVO, BRAVO. SUSANA

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  3. El mejor artículo que he leído en años sobre los parados y la tragedia que sufrimos. Escribes con laS entrañas y me encantas. Berta Gaelle

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