Era una noche calurosa, como en American
Grafitti, cuando las olas del mar competían con la onda del Rock and Roll. El
mediterráneo rizado por el levante travieso en aquel cine de verano. La primera
escena ya prometía; las luces de Mel’s Drive, recién encendidas y, al fondo el
atardecer californiano con esos coches maravillosos. Comenzó a sonar Runaway de
Del Shannon y todo cobró sentido. Yo tenía 17 años y debía ir a la Universidad tras el
periodo estival. Estaba perdido, sin rumbo. En realidad, era la primera gran
decisión de la vida y sentía vértigo. Me sumergí e el humor y la poesía del
film estupendamente narradas por George Lucas. El americano se había estrellado
con su primer trabajo en el cine y buscaba redimirse. Coppola la recomendó que
hiciera algo más vivo que llegara a los corazones. Y entonces se sacó de la
chistera American Graffiti. Todo trascurre en una sola noche, una noche de
verano, como la mía, desde el atardecer al amanecer y nos cuenta un montón de
cosas. Entre ellas, las decisiones de los protagonistas, ¿qué hacer con sus
vidas?
En cada escena, bañada por un clásico de Rock
and Roll. Yo estaba como poseído desde que se apagaron las luces y leí las
letras de Universal Studios y, Billy Halley and The Comets suenan Rock around
the clock. Algún día les contaré el día que estuve en un concierto de ese grupo
en la Rockin Race
Jambouree de Torremolinos.
Sin duda, es la mejor película de Lucas, la
más personal y la menos planificada. Es en la simplicidad donde el trabajo de
American Graffiti se hace grande y poderoso. La cinta llegó a recaudar 200
millones de euros en todo el mundo.
American Graffiti es la historia de cuatro
amigos. Curt Henderson,
Steve Bolander, Big John Milner y Terry Fields. Y, de sus
tres compañeras: Laurie Henderson, Carol Morrison y Bebbie Durhan. Curt y Steve
han conseguido una beca para estudiar en una universidad del este. Steve ha
decidido tomarse un año sabático. Se siente integrado en el pueblo y es un
chico muy popular. Como comprenderán, la sucesión de anécdotas me hacían
recapacitar sobre mi vida. Dicho de otra manera, yo me convierto en ambos
personajes de los que sólo sabré que pasará con ellos, al final del film,
cuando el director- en un ataque de misoginia- decide contar con unos letrerito
lo que el futuro les tenía preparados, a ellos, que de ellas se olvida por
completo. Se ha escrito sobre la posibilidad de que los cuatro personajes sean
una proyección del director: el lado bueno de Steve, la faceta distante de
Curt, la torpeza de Terry y la pasión por las carreras de coches de Big John.
Éste papel fue interpretado por Le Mat quien se llevó el Golden Globe al mejor
debut del año. Como olvidar la escena en la que Big John lleva a Carol a un
cementerio de coches y le habla de sus compañeros muertos. Tampoco está mal la
carrera final con Bob Falfa, interpretado por un niño llamado Harrison Ford,
mientras suena Green Onions de Booker T and the Mg’s. La carrera tiene lugar en
un paraje llamado Paradise road y, todo paraíso debe tener su infierno. Al
menos, el tipo de lugar maravilloso que imaginamos algunos que debe tener el
inframundo; mujeres malas, Rock and Roll, tugurios y todo tipo de drogas.
Como
banda sonora de sus andanzas, tenemos a Wolfman Jack, el hombre lobo, el Dj más
famoso de la
Costa Oeste
que en la peli interpreta a su propio personaje. Robert Weston Smith- así era
su verdadero nombre- accedió a participar en la película y vivió de ella hasta
su muerte ya que Lucas le pasaba mensualmente un tanto de los beneficios. Murió
a los 57 años tras una larga gira promocionando su biografía. Vuelve, abraza a
su mujer y le dice: “Qué ganas tenía de estar en casa” y muere en sus brazos de
un infarto fulminante.
Los protagonistas fantasean sobre el hombre
lobo. Algunos apuntan a que emite desde un barco, otros desde un avión pero
nunca le atraparán dice un miembro de la banda de Los Faraones como si un
atracador de bancos se tratara.
Curt Henderson- Richard Dreyfuss- busca una
cosa pero encuentra otra. Su paso por American Graffiti es una reflexión sobre
la búsqueda y realización de nuestros sueños. Tal vez, lo importante en la vida
sea el camino y no la meta, porque, además, nuestros objetivos pueden cambiar
de la noche a la mañana sin nuestro consentimiento. Henderson, y aquí está una
parte que me fascina, ve a una rubia guapísima
que va en un Ford Thunderbird blanco del 56. Alguien le comenta que es
la mujer de un empresario local atrapada en un matrimonio convencional. Ella
representa para él la libertad completa que cada noche atraviesa la ciudad como
una estrella fugaz, casi tan fugaz como nuestras vidas. Curt llega a la guarida
del hombre lobo y le pide que radie una llamada de socorro; quiere conocer a la
rubia del Thunderbird. Le da el número de la cabina y el DJ dice que le
concederá ese deseo. Hablan un rato pero el hombre lobo niega ser tal
justificando su presencia en la emisora diciendo que todo está grabado y que, el
hombre lobo se pasa para dejar más material. “No hagas como yo, escapa ahora
que puedes”. Cuando ya se está marchando, mira hacia atrás y por la rendija de
la puerta, le descubre hablando como lo que es: El Hombre Lobo. La rubia llama
y le dice que puede encontrarla todas las noches en la calle 3 a la misma hora pero Curt
que, en ese momento se ha convertido en mi mismo, ya había decidido marcharse.
Suena Goodnight It’s time to go. Se me estremeció el alma y una bombilla se
encendió en mi cabeza.
La película cierra con un cielo azul donde
aparecen enmarcados los rostros de los protagonistas. Unas líneas breves nos
informan de que uno murió atropellado por un conductor borracho, otro
desapareció en Vietnam, el tercero se quedó en la tienda de su padre y el cuarto
es escritor en Canadá. De las chicas nada se supo.
Desde aquella noche calurosa en el cine de
verano, junto al mediterráneo, he deseado en secreto que aquellas chicas
tuvieran mejor suerte que los protagonistas masculinos de la película, pero en
la mañana, yo como Curt, fui a buscar certezas y sólo encontré un mar de dudas
en el que me sumergí con ganas. Tal como entonces, escucho el All Summer Long
de los Beach Boys, y, pese a todo, vuelvo a sentir las palpitaciones de mis
deseos dorados.
Sergio Calle Llorens
Yo tambien vi la peli en un cine de verano junto al mar y junto a una morena que me rompió el corazón antes de terminar el periodo estival. Yo fui a aquel cine buscando contentar a una chica y encontré el Rock and Roll. Qué coincidencia con tus vivencias. Eres uno de los nuestros querido rocker.
ResponderEliminarEstá claro que la película, bajo un manto de simplicidad, hay muchos mensajes que junto a una banda sonora extraordinaria, nos llegan al alma. Recuerdos rockeros de adolescencia. Saludos.
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