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jueves, 24 de junio de 2021

¡EL ÉXITO DE MÁLAGA|

 



Málaga podría haberse conformado con ser otra provincia más en el sur, pero se negó. Málaga podría haber agachado la cabeza ante los intentos de la secta del capullo de convertirla en colonia, pero se rebeló rompiendo la camisa de fuerza del socialismo andaluz para sumergirse en las aguas azules del mediterráneo de donde le viene la inspiración.

Es obvio que el éxito de la capital de la Costa del Sol, y por ende de su provincia, es el fruto de un plan maestro diseñado por profesionales de primer orden que apostaron por la cultura y la tecnología. Lo de la Málaga tecnológica no es ninguna casualidad, sino el modelo que triunfa frente a la Andalucía desnortada. Los seiscientos empleos de alta cualificación de Vodafone que se suman al centro de excelencia de ciberseguridad de Google.  Un éxito que levanta ampollas en muchos rincones.

La ciudad del paraíso tiene un hub de startups vibrante que hace decantarse por Málaga a multinacionales japonesas como TDK. El papel estelar que desempeñan la universidad y el parque tecnológico junto a la calidad de vida en una zona conectada con el resto del mundo- El aeropuerto de Málaga es el tercero de la España peninsular- hacen el resto.

Sin embargo, algunos siguen sin entender este éxito. Son los mismos que desconocen que Dios siempre bendice a los valientes. Por eso Málaga levanta inversiones tecnológicas millonarias a las grandes capitales europeas, Jaén no se levanta de la cama, Granada se levanta llorando como Boabdil y Sevilla sólo se levanta para mirarse, como Narciso, en el espejo. 

Todo ocurre por algo. Todo movimiento se demuestra andando y Málaga ni para, ni deja de reinventarse. Con lo fácil que hubiese sido detenerse con lo de la ciudad de los museos que alberga treinta y nueve, entre ellos; un Picasso, un CAC, un Carmen Thyssen, un Jorge Rando, un Bellas Artes y arqueológico y un Pompidou. Incluso cuando arribó la pandemia, la máquina podría haberse detenido, pero eso no va con el carácter malagueño. Así que el ayuntamiento lanzó la marca: Malaga workbay para convertir a la ciudad en el paraíso de los teletrabajadores de medio mundo. De hecho, es la urbe que más ha crecido en población en el último año en nuestro país.

Convertir esta tierra en el Sillicon Valley del sur de Europa no ha sido una tarea sencilla porque han sido treinta años largos de trabajo. El resultado es que las grandes multinacionales tratan a Málaga como a la niña de sus ojos. El tiempo, queridos amigos, ha terminado de darme la razón. La cantidad de ridículos que se hubiesen ahorrado algunos al negar lo evidente. ¿Verdad, mangurrinos de Guadalcanal?

Sergio Calle Llorens

 


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