El drama
no es que el Consejo de Europa compare a España con Turquía, sino que tiene
toda la razón al hacerlo. Después de todo, la justicia en este país, aunque les pese a los jueces, es lo que a los socialistas les salga del capullo. Y es que no
les basta con el sonrojo de negarse a que los condenados por los ERE
andaluces vayan a la cárcel, sino que un día conceden
un indulto a una secuestradora de sus propios hijos- Juana Rivas no ha
pasado más de tres días en prisión- y a la jornada siguiente condenan a otra
señora a tan sólo cuatro años de prisión por matar a sus vástagos para vengarse del padre,
su ex pareja. La repanocha.
A nadie se
le escapa que los indultos a las mujeres se conceden por razones de género, y
el de los golpistas catalanes por el motivo degenerado de seguir Pedro Sánchez en la Moncloa un cuarto de hora más.
A resultas de todo esto, digo yo, sería mucho más fácil cerrar las sedes
judiciales de toda España y que las sentencias las dictaran Carmen Calvo
y María Jesús Montero. De un plumazo nos ahorraríamos mucho dinero
mandando a casa a todos los funcionarios de justicia. Incluso sería saludable
que el poder judicial desapareciese porque, después de todo, el ridículo diario
de los togados es insuperable. Pueden sus señorías enfadarse todo lo que quieran,
pero vender el alma al diablo trae consecuencias. Ocurrió en un cruce de
caminos y ahora Belcebú, vestido de Consejo, ha venido a asegurarse
que los magistrados cumplan con el contrato firmado con sangre. Su sangre.
¡I fought
the law and the law won!
Sergio Calle
Llorens
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