Billy el
niño, la banda de John Dillinger, la mafia de Chicago, Bruce Reynolds, el PSOE
andaluz y el Real Madrid son algunos de los mayores atracadores de la historia. El caso Slaughter coloca al madridismo en un lugar de honor en el olimpo del hampa. Sin duda, un gran golpe que puede equipararse
al protagonizado por Gil Manzano en nombre del club de
Concha Espina en el clásico del fútbol español del pasado sábado.
Los hechos son los siguientes: El pivot estadounidense pudo jugar con el equipo blanco como ecuatoguineano a partir de 2015, liberando
una plaza de extracomunitario tras recibir un pasaporte falso. Un engaño que fue destapado cuando la
Federación de baloncesto, encargada de la gestión de las licencias, comprobó que el número de pasaporte de Andy Panko (AA001696) coincidía
con el presentado por Marcus Slaughter. Curiosamente los dos jugadores compartían
agencia de representación. La propia
embajadora de Guinea Ecuatorial remitió una carta al juzgado afirmando que
ambos pasaportes eran falsos. En esa misma misiva la diplomática añadía que los
dos visados habían sido expedidos por el consulado de su país en Las Palmas
cuando los jugadores residían en Madrid.
Tras
descubrirse el pastel- un pestilente merengue blanco - se cursó la pertinente denuncia
que terminó con la imputación del jugador madridista al que la fiscalía pide
una pena de dos años y seis meses de prisión aplicando los conceptos de falsedad
documental y de corrupción en los negocios. De ser condenado, el Real Madrid
podría perder los dos títulos que ganó esa temporada haciendo lo que mejor se le da;
trampas.
El problema
es que todavía no hay fecha para la celebración de este juicio y, por lo que se
sabe, la injusticia nacional no tiene mucho interés en condenar al club que
preside Florentino Pérez. Así que los amantes del juego limpio nos quedaremos
con las ganas de ver cómo le quitan la liga y la copa al Madrid, mientras
presenciamos el juego de Jaycee Carroll que disputa sus partidos con pasaporte de Azerbaiyán. Un país con el que el madridista ha tenido el mismo contacto que Susana Díaz con los libros; ninguno.
Lo
de las alineaciones indebidas que hace perder partidos existe en el mismo plano que Batman y Robin. Las leyes,
sencillamente, están para los demás, no para aplicárselas al Real
Madrid. El mismísimo Al Capone, de vivir, sería hoy seguidor de ese
equipo. También se comenta que si los merengues tuviesen un equipo de ciclismo, el motorcito de Lance Armstrong que llevaba en la bicicleta sería sustituido por un Wartsila Sulzer RTA96-C. De apostar por el balonmano, su escuadra jugaría con los pies con el aplauso emocionado del VAR. De decantarse por el rugby, los blancos apalizarían a sus rivales usando palos de baseball perfectamente autorizados por el ministerio. En fin; el Real Trampas.
Sergio Calle
Llorens
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