Nuuk es
tozudo. Nuuk es un pesado. Nuuk es infantil. Nuuk hace lo contrario de lo que
quiero. Nuuk es mi perro, pero me gusta menos que un discurso de Pedro Sánchez. Sé que es difícil de explicar o
puede que yo no sepa explicarme mejor. La gente me dice: “pero es tu perro” y
yo siempre respondo: “al igual que hay personal que detesta a su hermano o a su
suegra, yo no aguanto a mi mascota”. Además, por mucho que yo he intentado amarlo,
no me ha salido. Nuuk es, como decimos
en inglés, “a pain in the ass”. El tipo que me saca de mis casillas. El
supuesto ángel que saca el diablo que llevo dentro.
Sé que estaremos
juntos hasta el final a pesar de que me jode a conciencia. También estoy
convencido de que muchos se escandalizarán al leer estas líneas. Especialmente
aquellos salvajes que valoran más la vida del perrito Excalibur que la
del niño muerto hace dos semanas en Valencia por peritonitis. Cosas de los recortes sanitarios. Sí esos de
los que yo alertaba en el pasado. Cuestión de prioridades morales.
Sólo me
queda recordarles que Hitler decía que “mientras más conocía a los
hombres, más le gustaba su perro”. A mí,
en cambio, me gusta repetir que mientras más conozco a mi mascota, menos me
gustan sus defensores.
Sergio Calle
Llorens
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