Bebemos champaña francés en un restaurante situado a dos cañas de la pequeña hornacina de la Virgen del Carmen, patrona de los rudos hombres de mar. El firmamento, poco a poco, se va poblando de pequeños luceros. Del túnel, otrora zona querenciosa de los tranvías, llega una joven pareja discutiendo a voz en grito. Ella llora y él, tal vez, azorado por algún sentimiento de culpa, la abraza tiernamente. A mis acompañantes les suelto una frase lapidaria: “los hombres deciden por una imagen si vale la pena tener una conversación con una mujer. Las mujeres, en cambio, deciden por una conversación si vale la pena conservar la imagen del hombre en el corazón. Mis amigos asienten tras pedir otra botella de champaña. The night is young and the moon is gold que cantaba Chuck Berry. En el rompeolas la canción triste del mar funciona como la banda sonora de la reconciliación de la parejita de tortolitos. Bebemos por el amor o lo que sea que porten estos jóvenes en el corazón. De una cosa estoy convencido: la vida es un peligroso descenso alpino. Un comienzo sencillo y pausado. La velocidad tiene sus propias leyes y unas normas que hay que acatar, ya que sólo de esta manera se puede disfrutar y salir bien parado del descenso, pues no es posible dar la vuelta atrás o detenerse. Al alba le sigue la noche. A la fortuna la desgracia. A la vida la muerte. Y al amor el desamor. Estoy a punto de salir corriendo y contárselo a la pareja pero, como correr es de cobardes, tomo mi copa de champaña, le doy un sorbo y sonrío. Mi sonrisa se queda a media asta y lo dejo todo hasta mañana. Una vez más el lacerante recuerdo de una mujer hecha poesía cruza mi mente:
La China
La china se ha
enfadado
Por razón
desconocida
Apunta el amigo
Braulio
Ciertamente
descolocado
Habrá sido un
choque cultural
Lo que le ha
empujado
A darle siempre
de lado
Provocándole un
problema renal
Podría ser el
maldito pecunio
Lo que ha podido
motivar
Su oriental
malestar
Y sus caritas de
Demonio
Pero Braulio no
se entera
Que ella tiene
un mosqueo cúbico
Por llamar a su
vello púbico
Mis rollitos de
primavera
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