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jueves, 20 de febrero de 2020

¡ORIUNDO PANOLI!



Hay muchos tipos de tontos. Hay tontos solemnes. Hay tontos sin remisión.  Hay tontos graves.  Hay tontos ligeros de cascos. Hay tontos que no la cascan nunca. Hay tontos de capirote que presumen de sabiduría en las redes sociales.  Hay tontos que no entienden que el amor imperecedero es aquel cuyo fracaso se recuerda siempre.  Hay tontos que van de listos.  Hay listos que son los más tontos. Uno puede empezar contando tontos por la mañana y terminar la cuenta de madrugada. No porque no haya más tontos que señalar sino porque  es una actividad muy cansina.  Piensen que hay  tontos en cada esquina. Cada pueblo tiene su tonto oficial.  El problema es encontrar una fórmula  para detectarlos. Ya saben, un método eficiente que permita protegernos de ellos que son, además de tontos, incansables. 

En mi tierra se detectan rápido. Suelen ser personas que tratan de convencernos de las bondades de la autonmia andaluza.  Antes de ese hito histórico no pasó nada bueno, aseguran los tontos. Este tipo de tonto fue el encargado de convencer a media España que el pobre niño Julen iba a  ser rescatado vivo tras dos semanas bajo tierra. Uno de esos tontos hizo un reportaje en el que ponía por las nubes a la persona encargada de gestionar el rescate que nos rompió el alma.  A ese tonto, periodista para más señas, no le tembló el pulso para dejar constancia de que la delegada era un ángel celestial que, incluso, dormía con el teléfono en su mesilla de noche por si algo ocurría durante la operación.  El señorito trataba de convencernos de que el sacrificio de la política estaba a la altura del mismísimo Jesucristo. Miles de tontos le creyeron.
 
El tonto del que escribo, a mi pesar, jamás había pergeñado un artículo sobre baloncesto. Y es que el deporte de la canasta es una modalidad competitiva hecha por gente inteligente que el tonto medio no entiende. Ese periodista, al que a esta orilla del mediterráneo conocemos como oriundo panoli, sabe tan poco de bloqueos invertidos o defensas mixtas como de decencia periodística. 

El Roncero sureño, siendo malagueño y celebrándose la fase final de la copa de S.M el Rey en nuestra ciudad, firmó un trabajo sobre los cuartos de final que enfrentaba al Unicaja contra Casademont Zaragoza, para hablar de un jugador de los maños, a pesar de que eran los hombres de Luis Casimiro los que habían resultado vencedores del choque. La razón que explica el desvarío es muy simple: Carlos Alocén está cedido por Real Madrid. Al joven jugador le dedicó  cientos de líneas. En cambio,  la victoria verde la despachó en una frase. 

 El hombre tampoco sintió vergüenza alguna al no escribir sobre  las semifinales, El partido en el que el club de los Guindos pasó por encima de Andorra. Oriundo panolí esperó la victoria del club de sus amores en la final para dedicar otra crónica a los suyos. Olvidó mencionar que los malagueños jugaban con Carlos Suárez con un dedo roto, con Jaime Fernández cojo y con Toupane lesionado- éste último vino a sustituir a Milosavievic- que no podrá vestirse de corto en lo que queda de temporada.  Tampoco mencionó que mientras Unicaja Málaga tiene un presupuesto de 10 millones de euros, el Madrid de sus amores cuenta con 40 millones de nada. Parece probado científicamente hablando que el tonto escribe para tontos.

El personaje, volvió a  la carga con otro trabajo en su diario digital- los tontos no se cansan nunca-  con el que se ganó un par de palmaditas en la espalda por su  crónica laudatoria del equipo de Pablo Laso. Ya saben,  una loa sin fin a la sección baloncesto que, tras perder dos finales de copa, amenazó con abandonar la ACB. Desgraciadamente no cumplieron con la amenaza. 

Pero mientras el intrépido reportero ignoraba al club de la región de Málaga, Pau Gasol destabaca vía twitter el amor de los aficionados malagueños por el basket, y  la gran labor del Unicaja.  Y es que el mejor jugador español de todos los tiempos, no ha olvidado que fue en esta ciudad donde empezó a ganar y donde se respira baloncesto. Por cierto, los tontos no han hecho caso al catalán sino al tonto.

Me gustaría terminar este artículo dando la fórmula mágica para que ustedes pudieran detectar fácilmente al tonto de su pueblo. Ojalá la tuviera pero siento decepcionarles. Al menos, aquí podemos descubir la presencia de nuestro tonto oficial porque, al margen de sus artículos, lleva un monumento catedralicio por cabeza.  De esta forma podemos salir corriendo cada vez que él se acerca. Huelga decir que la madre naturaleza ha sido sabia y nos ayuda porque, me aseguran, la idiocia es contagiosa y ella no quiere eso para nosotros.

Sergio Calle Llorens

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