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lunes, 20 de julio de 2015

¿SIN IVA?


A estas alturas del verano a nadie se le ha debido escapar ese anuncio en el que diferentes ciudadanos tratan de pagar sin IVA.  Ante la cuestión, se levanta una respuesta contundente; “y sin hospitales, y sin escuelas públicas y sin carreteras”.  He de reconocer que el comercial es buenísimo y, cumple con esa vieja máxima de los mensajes publicitarios relacionados con la conciencia que no es otra cosa que despertarla. Empero, el asunto es fácilmente desmontable y si usted me concede el beneficio de la duda le demostraré, espero, que yo no tengo nada que ver con ese familiar mío tan tacaño que cada vez que ve la misa por televisión y se acerca el momento de que pasan el cepillo, cambia de cadena por si las moscas. Mi opinión se explica, aunque tan solo en parte, por una aversión al uso que se le da a mis impuestos.
Podría decir que si no pago el IVA no existiría Canal Sur. Ese medio tan plural que admite tanto opiniones a favor de la secta del capullo como en contra de la oposición. El canal en el que sus directivos, pese a la limitación de sueldos acordada hace tres años, cobran 78.522 euros, casi 15.000 más que la ínclita Susana Díaz.  Tampoco existiría la autonomía andaluza con su pandilla de cuatreros que nos condenan a tener  tasas de paro africano.
Sin esas tasas tampoco habría que lidiar con la hija del farero con menos luces que un barco pirata.  Esa Gámez que ve escasas y precipitadas las medidas sociales que acaba de aprobar el alcalde de Málaga. Y es que tal vez la hija del averno quiera esperar tanto como cuando le dio por arruinar a los comerciantes de callejones de El Perchel con las obras del metro. Incluso puede que quiera hacer lo propio como hizo su partido con los trabajadores de Isofoton. En definitiva, sin IVA la Belcebú con gafas no existiría.
Acoquinar tasas para que luego nadie mejore los hospitales- gestionados por políticos- o para que el presidente del gobierno no haga cumplir la ley de banderas en la región catalana es, además de un fraude, una estupidez tan grande como un elefante. Por tanto, pagar la contribución está muy bien pero luego la cosa, como cualquiera con dos dedos de luces puede imaginar, tiene sus atenuantes. Esa asfixia económica a los trabajadores para mantener un senado de elefantes desfasados no tiene, en mi modesta opinión, interés alguno que no sea el de aquellos que viven del cuento de la España autonómica. 
En cualquier caso, me declaro defensor de la contribución aunque solo sea para mantener a esa legión de ángeles que se desvelan por todos nosotros; médicos, enfermeras, profesores, policías, Guardias Civiles, guardas forestales, bomberos y demás.  Empero, la carga fiscal es tan acusada que a veces, algunas veces como ocurre en la taifa del sur,  defraudar se convierte en el primer deber del ciudadano.
 Mi posición no se explica, como el lector inteligente podrá apreciar, por el anuncio sino por las declaraciones que hizo la semana pasada  Susana Díaz afirmando que los primeros días de su gobierno se caracterizan por la eficiencia y tiene toda la razón. La eficiencia de cerrar quirófanos en verano. La efectividad por llevar a la ruina a los profesionales y estudiantes de las Escuelas de la Cónsula y la Fonda. La aptitud para hacer del sur el peor sitio para la inversión extranjera. La capacidad de conspirar para ese producto mediático llamado Pedro Sánchez. Sí sin IVA y sin cartera por culpa de esa pandilla de sinvergüenzas que trabaja para el PSOE. Creo que la conclusión a la que podemos llegar es simple; el gobierno debería hacer con los impuestos lo mismo que con la casilla de la iglesia católica, es decir, dar la opción de destinar nuestro dinero a otros menesteres mucho más saludables. Yo ya estoy soñando con una flotilla de Eurofighters sobrevolando el Palacio de San Telmo.  Se iban a enterar de lo que es el IVA.
Sergio Calle Llorens

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