Cuando uno tiene a
Karmele Marchante, Carmen de Marinea y Pilar Rahola como referentes del movimiento
independentista catalán, la cosa debía terminar en el más espantoso de los
ridículos; una consulta de 15 días, sin censo, sin observadores internacionales,
sin presidentes y que sólo es vinculante con la estupidez de sus organizadores.
Un esperpento sin parangón en el mundo occidental.
No obstante, habría
que echar la vista atrás para recordar que primero querían ser Quebec, luego
Kosovo, pasando por Escocia, y terminaron emulando a Letonia cuando en realidad el Principado
es Paletonia. Un territorio marcado por la paranoia de sus ciudadanos que
se sienten perseguidos por el gobierno central. En esa enfermedad mental hemos
visto a africanos, catalanes de toda la vida, pidiendo la segregación junto a
sus hermanos pakistaníes. A su lado esa muchachada independentista confundiendo
las redes sociales con la realidad del mundo. Y que decir de esos medios de
comunicación dando bola a las locuras de los dirigentes nacionalistas; un día
ofreciendo puertos a China. Otro
exigiendo carros y aviones de combate a un imposible ejército catalán.
Han sido, y lo continuarán siendo durante mucho tiempo, el
pasmo del mundo. Afortunadamente todo tiene un límite y el hartazgo por los
independentistas ya han sobrepasado todas las fronteras inimaginables. Ahora vendrán los gurús informativos a
hablarnos de la frustración de esos que apoyaban la consulta ilegal. Son
los mismos que proponen que los ciudadanos que hayamos nacido en territorios no
periféricos, tengamos que conformarnos con ser ciudadanos de tercera categoría.
Una vez más, compruebo que aquellos que
no tenemos ningún inconveniente en pertenecer a España somos sacrificados para contener a los descontentos con su
condición nacional. Aquí el único que ha mentido ha sido Don Arturo por proponer una consulta que sabía que no se iba a celebrar. Él, y nadie más, debería rendir cuentas por venta de publicidad engañosa.
Particularmente, lo he repetido muchas veces, me importa poco si el resto de
ciudadanos se siente parte de la comunidad española o, si por el contrario, están más cómodos en el grupo de los coleópteros. Insisto, me la trae tan
floja como la Duquesa de Alba en bicicleta, y sin sillín,
por las calles de Sevilla. Por eso
que el jefe de la oposición, Señor Sánchez,
pida al Presidente español que se siente a negociar con Mas para llegar a un acuerdo, me parece una falta de respeto
absoluto. Primero porque no puede negociar la soberanía sin contar con la
voluntad mayoritaria del pueblo español. Y si no lo entiende, la historia le va
a dar al socialismo un nuevo puntapié en su hediondo trasero.
Este gymkhana del 9N
ha terminado como, por otra parte, ya les anuncié hace mucho tiempo; en un
esperpento sacado de la mente enferma de un escritor de sainetes pueblerinos. Estoy
convencido de que la Cataluña
genial y a la vanguardia de España ha muerto definitivamente. Los Herrera, el patán de la CUP y Junqueras han sido capaces de desconectar a Cataluña de la cordura. Consecuencia de abandonar a
esos catalanes geniales como Josep Pla o Salvador Dalí. Por eso, hoy habría
que recordar las últimas palabras del gran pintor antes de morir: “Viva España, Viva el Rey, Viva Cataluña”.
Y tras esta salve de honor, nos queda reformar la constitución para que todos
los españoles seamos, pero de verdad, iguales ante la ley. Los fueros y los forros deben quedar
como lo que son; una antigualla feudal.
Sergio Calle Llorens
No creo que haya demasiado problema con lo de Mas. Sabe que, haga lo que haga, será ilegal. Y si persiste, pues que haya un juez con cojones del Supremo que le impute un delito de sedición. Pero claro, esas cosas suceden en Francia; aquí, en África, como que no.
ResponderEliminarGenial pluma la tuya, vaya.
Francia es un país serio. En fin, suscribo.
EliminarUn abrazo