Ustedes son
muy jóvenes, pero yo lo recuerdo como si fuese ayer. En 2011 el gobierno
andaluz desestimó la solicitud presentada por una comisión que buscaba
constituir San Pedro de Alcántara independiente de Marbella al alegar
que no cumplía el requisito mínimo que exige la normativa que consiste en
mantener una franja mínima de suelo no urbanizable de 7500 metros cuadrados entre
ambos núcleos de población. El Tribunal Supremo ratificó esta decisión
que, sin embargo, no fue tenida en cuenta en la segregación de Torremolinos de
la capital malagueña. Además, en el caso de Torroles llovía sobre mojado
porque este municipio se convirtió en barrio de Málaga porque no podía
pagar una deuda. La ley española establece que cuando un municipio se adhiere a
otro por esta razón no puede volver a optar a la independencia. Un asunto que la
Junta de Andalucía se pasó por el arco del triunfo para que sólo hubiese un
núcleo población importante en la taifa del sur. Torre del Mar también
sufrió en carne propia los desvaríos del TSJA cuando aspiraba a la
independencia de Vélez Málaga.
Cualquier
otra ciudad se hubiese hundido en la miseria, pero Málaga capital se reinventó
creando un plan maestro en materia turística, tecnológica y cultural a muchos
años vista. A tenor
de los resultados, el plan ha funcionado, aunque la cara B de tanto
éxito ha sido la subida en los precios de los alquileres y de los precios de
las viviendas ni les cuento. Ahora bien, todos aquellos que permitieron aquella
afrenta por parte de las autoridades andaluzas son los mismos que hoy claman al
cielo por la presencia de turistas en la Capital de la Costa del Sol.
En verdad no
hay día que estos pelanas desaprovechen cualquier anécdota para denunciar el
turismo masivo. Uno de esos apóstoles del la turismofobia es Pablito
Bujalance, hombre pegado a la tristeza más infinita, cuya prosa no es de
diva ni de Diosa sino odiosa con Málaga y con sus éxitos a pesar del
centralismo de la secta del capullo.
Les recuerdo que esta gente calló con invercaria,
con isofoton, con la Expo y hasta con las pocas inversiones de la Junta socialista
en la provincia malagueña y, ahora, salen hasta en el pregón de la Feria, Kanka
que tonto eres, para gritar que Málaga para los malagueños. Como si los Van Dulken, los Gross, los Larios,
los Livermore , los Scholtz, los Kustner o los Temboury no hubiese venido
de lejanas tierras a la Ciudad del Paraíso para convertirla en la segunda ciudad industrial
de España en el XIX. Malagueños de Alemania, de Inglaterra, de
Irlanda, de Escandinavia o de donde fuese que, por cierto, han hecho más por nuestro
desarrollo que esta pandilla de descerebrados.
¡Al turismo
una sonrisa!
Sergio Calle Llorens
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