Es una lógica
aplastante. Una forma de pensar que viene determinada por un hecho
incontestable según su religión; Alá dictó las leyes a su profeta y, por
tanto, éstas son superiores a las de los países occidentales. Todo es un camelo,
pero funciona y no hay nada que nosotros podamos hacer para convencerles de lo contrario.
Por ello, una inmensa mayoría de musulmanes no puede aceptar que las mujeres
tengan el mismo tratamiento jurídico que los hombres y, mucho menos, los homosexuales.
La verdad es que el mundo islámico es incompatible con cualquier idea de
democracia liberal. La mentira es que nuestro modelo liberal es exportable a sociedades
que viven ancladas en el noray del medievo.
Les hablo de
dos sociedades antagónicas que jamás podrán entenderse. Los últimos
acontecimientos en Europa vienen a demostrarlo. Un padre de Senegal declara
a una periodista española que regala su hijo a España y que no vuelva.
Los padres marroquíes ven bien que sus vástagos crucen a nado a Ceuta
porque aquí estarán mejor atendidos que en Marruecos. Si lo piensan
bien, ningún padre español, y no digamos madre, que se precie, alentaría esta
forma de pensar o de emigrar entre sus hijos. Y eso no ocurre porque no hay
civilizaciones sino civilización y la única que alumbra al mundo es la
occidental. Simplemente somos mejores que ellos. Sencillamente estamos en el
mejor de los mundos porque nuestra sociedad funciona. Aunque los datos están
ahí para corroborarlo, el musulmán siempre torna sus ojos a su religión para cometer
de nuevo los errores de las sociedades de las que huyeron.
Un joven es
decapitado en Irak porque escuchaba música occidental durante la
oración. Otro joven, en este caso sirio, asesina a tres alemanes en Solingen-
Alemania cuando la gente disfrutaba de un concierto por la diversidad y las
autoridades germanas han decidido endurecer las leyes de asilo porque, al fin
se han dado cuenta, un extremista es siempre un potencial asesino de inocentes.
La lógica del miembro de Estado Islámico está basada en una visión radicalizada del islam porque una inmensa mayoría de musulmanes son pacíficos. La lógica de los alemanes tiene su soporte en el buenismo que acompaña a las películas de Disney, pero también en la insensatez de no expulsar a los radicales por aquello de no ser señalados como ultraderechistas. Mi lógica se basa en el sentido común para imponer que en mi casa soy yo el que decido quien entra o quien sale. De no aplicarse esta forma de pensar tendremos una inmigración sin control y unos crímenes descontrolados.
Sergio Calle
Llorens
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