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martes, 23 de agosto de 2022

G.E.O: MÁS ALLÁ DEL LÍMITE

 


Los G.E.O son el último recurso del Estado. Una necesidad en un mundo que es un estanque cuajado de caimanes. La élite entre la élite. Si la literatura pone orden al caos, la unidad policial más famosa de España se hace grande en el desconcierto de los acontecimientos. Especialmente cuando silban las balas y la línea que separa la vida de la muerte es tan fina como un anochecer perezoso. Cien candidatos- policías motivadísimos- para muy pocas plazas. Todos tratan de demostrar a sus instructores que tienen madera del mejor madero- nunca mejor dicho- y entre ellos un ser que parece venido de otro tiempo: Pelayo Gayol. Un líder nato. Un sargento de hierro, asturiano de pura cepa para más señas, cuya participación en la docuserie de Amazon Prime G.E.O: Más allá del límite, no deja a nadie indiferente. Sus frases cortan el frío de la madrugada y sientan cátedra entre los aspirantes.

·         En la puta vida quiero nadie más en este curso que llegue un minuto tarde a nada, que no sea muerte, amputación o algo similar.

·        Las matemáticas me dicen que me sobran más de 80 policías aquí.

·        Me da igual el careto que tengas. Yo no estoy mirando tu cara. Miro un poquito más allá

Pero entre mis favoritas está aquella que suelta en una noche de reflexiones compartidas: El agua huele tu miedo. Frase que el inspector Pelayo suelta en medio de un contraluz misterioso mirando a cámara. Los otros instructores elevan también la serie a categoría superior y por eso es imposible olvidarme del policía Pertegaz, instructor de tiro, o el policía Sanz.

La serie es un desfile de rostros curtidos. Un recorrido vital por las peripecias de unos candidatos que van aprendiendo las técnicas de la unidad de élite. En ningún momento sabemos los nombres de los agentes que llegarán a colocarse la ansiada boina azul, pero lo que sí sabemos que al final nuestro peor enemigo está en nosotros, siempre al acecho. Eliminaciones, renuncias, traumas, sufrimientos y una dulce camaradería que parece sacada de una película de John Ford. En definitiva, un monumento fílmico muy efectivo con el acompañamiento de la Film Symphony orchestra que ustedes no deben perderse. Reconforta saber que estamos en buenas manos cuando la cosa se tuerce.

Sergio Calle Llorens


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