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domingo, 6 de diciembre de 2020

¡LA MAR COMO PERSONAJE!

 


La mar, ciertamente, encierra una belleza que libera el espíritu humano. Empero, no se ha vuelto, como la novela negra, terriblemente sentimentalista en la que ya no nos topamos con personajes ambiguos con múltiples aristas que oscilan entre la bondad y la maldad. La mar, alguien tenía que escribirlo, actúa de forma colérica provocando el pánico entre el gremio de los pescadores y marinos o, sencillamente, llega callada a la orilla. No posee, ya digo, un tratado moralista. Yo, que soy un gran aficionado a la sabiduría de estas aguas, defiendo que la buena literatura debe plantear problemas al lector, no dárselos resueltos. La lectura, a diferencia del Mediterráneo, debe cuestionar su moral y filosofía de vida para procurar dudas. Esa, y no otra, es la misión de la literatura. Para reafirmar los valores ya están los panfletos que escriben los plumillas al dictado de los poderosos.

El arrullo del mar esconde el secreto para entender la inmoralidad generalizada del mundo. El ser humano hará cualquier cosa para mantenerse a flote en el mar de dudas que es la existencia. Sí, el azul cobalto que hoy señorea en estas aguas. Un Mediterráneo que es un personaje literario con miles de matices y contradicciones. Fenicios, romanos, cartagineses y todos los pueblos que aquí navegaron conocían del mensaje duro pero explicativo que mecen sus olas. Mar sabio y antiguo que no toma prisioneros.

 Arriba el crepúsculo encendido de bermejo que dará paso a la anochecida. Ciertamente, algunos no entenderán nunca que si quemamos los puentes que nos unen al pasado y apedreamos los faros que nos permiten navegar, nuestro mundo está condenado a desaparecer. Sería triste para la mar que es personaje y creadora de civilización.

Sergio Calle Llorens

 


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