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viernes, 19 de enero de 2018

EL FANTASMA DE CASTILLA

El Real Madrid es el fantasma de Castilla. El hazmerreír del mundo que, a pesar de todas las influencias y favores, está más cerca del descenso que del liderato de la liga. Como no lo esperaban y se las prometían muy felices al inicio de la pretemporada, ahora se dedican a echar balones fuera. Y nunca mejor dicho. Lo último es inventarse clasificaciones en las que el club de Concha Espina sería líder de contabilizarse solo las primeras partes de cada partido.  En ese apartado, al parecer, ganan los blancos. Una idea que salió del patético programa del Chiringuito y que ya ha comprado el Madridismo, catetismo en el resto de España, con informes detallados en su prensa deportiva.

De seguirse el ejemplo madridista, un conductor que hubiese estrellado su auto contra un escaparate a resultas del consumo excesivo de alcohol, podría decirle al juez que le juzgara solo por su comportamiento en la iglesia y no por el convite convertido en un tercer tiempo de rugby. Igualmente el mozo debería comunicar a su Venus de ensueño que el gatillazo de la noche anterior fue un mero accidente y que debería centrarse más en los juegos eróticos previos al espantoso ridículo.  Con un poco de suerte, incluso, la dama en cuestión validaría la exquisita cena como una experiencia sexual con lengua muy placentera.  

Siguiendo el juego de esta pandilla de tramposos, los malaguistas podríamos sacar una clasificación alternativa en la que el dinero invertido o jugar el 70% de los partidos en lunes o en viernes- gracias al impresentable de Tebas-   fuesen elementos a considerar en nuestro ascenso en la tabla.  Sin embargo, la realidad es que los blanquiazules estamos penúltimos por una pésima planificación deportiva.  Los blancos, por su parte, están mal por las decisiones del técnico galo ¡ay Felizidane, Felizidane! que prevarica una y otra vez colocando en el once a su paisano Benzema que, por cierto, no le mete un gol al arcoíris, por no mencionar la patética liga de Don Narciso Ronaldo. Lo mejor de este apocalipsis madridista es que los deportes minoritarios como; la pilota valenciana, el Dakar y la petanca se han hecho un hueco, por fin, en sus informativos. Cualquier cosa es buena con tal de no recordar que el equipo del señor Pérez es un espectro andante.

Es posible que los árbitros, también conocidos como los Florentinos, terminen echándole más de una mano al Madrid. Incluso, yo no lo descarto, algunos se signifiquen tanto en las ayudas que terminen trabajando junto a Megía Dávila en el Paseo de la Castellana. Empero, hasta entonces,  lo único evidente es que el Real Madrid se ha convertido en  el fantasma de Castilla que arrastra las cadenas de los pecados cometidos en vida.  A diferencia de la Santa Compaña gallega, a la que no se le debe mirar nunca, a los de esta procesión de muertos, con sus sábanas blancas incluidas, podemos contemplarles mientras marchan al infierno de la Intertoto.

¿Escuchan los lamentos?


Sergio Calle Llorens

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