El cine español no es
una industria sino una pyme que parece no entender que el marketing no
empieza cuando la obra ya está acabada, sino mucho antes. Normalmente antes de
empezar a rodarla, antes incluso de que se escriba el guión. Sin embargo, el
cine patrio no solo no parecer comprenderlo sino que, incluso antes de los
rodajes, comienza a dejar claro que su único objetivo es que rueden las cabezas
de uno de los bandos de una guerra civil suficientemente acabada y que todos perdimos.
Habría que explicarles que la estrategia comercial importa tanto como
la creatividad artística y, de paso, no encabronar a la mitad de los
potenciales consumidores de ese mercado nacional. Además es bien sabido que la franja de edad
que acude en masa a los cines es la que tiene entre 15 y 24 años. Una franja
que en España representa el 57% del
total de la audiencia cinematográfica. En Inglaterra
la cifra alcanza el 84% y en Italia
y Alemania el 76%. Esto explica la enorme popularidad de géneros
marcadamente juveniles como el cine de aventuras y de acción. Por ello, Buena Vista es la distribuidora internacional de Disney que busca
colocar en el mercado cintas juveniles y familiares de corte amable y
tranquilo.
Con todo ello no quiero decir que los del cine español tengan que crear solo
productos para jóvenes pero, de alguna manera, podrían realizar películas menos
deprimentes con actores que vocalicen mejor que un maniquí en un escaparate ¿Pero cómo es posible que hablen tan
mal? Por no hablar de la manía de desnudar a cualquier actriz novata para que
los varones disfrutemos de unos buenos pechos nutricios.
Por todo lo anterior, llevamos 13 largos años sin representación española en la meca del cine. Y eso no solo tiene nada que ver con la escasa calidad de las películas sino la forma que tienen, sorprendente por otra parte, de apartar las pocas decentes que se hacen. Particularmente el Guardián Invisible me ha aparecido una cinta grandiosa pero para gustos los colores.
Por todo lo anterior, llevamos 13 largos años sin representación española en la meca del cine. Y eso no solo tiene nada que ver con la escasa calidad de las películas sino la forma que tienen, sorprendente por otra parte, de apartar las pocas decentes que se hacen. Particularmente el Guardián Invisible me ha aparecido una cinta grandiosa pero para gustos los colores.
Si la primera tarea en el cine es conseguir la financiación
para la cinta y luego vender los derechos de exhibición en todo el mundo-
curiosamente en Europa la empresa
que produce el film rara vez es la misma que la encargada de distribuirla- la
segunda es entender que hay que buscar la excelencia para que los tres mercados
fílmicos más importantes del mundo les tomen razonablemente en serio:
- American Film market
- Los Ángeles Film
- Cannes
La clave del éxito está, aparte en el talento que se pueda
atesorar y demostrar en cada cinta, en la distribución en vídeo, televisión y
en cable donde se mueven tantos millones como en los cines, y es ahí
precisamente donde muchas películas se juegan su rentabilidad comercial. En mi
opinión, a los del cine español les ha pasado como a los Hermanos Lumiere que respondieron de la siguiente manera a una oferta comercial para comprar los
derechos de su invento: “Desengáñese usted, el cinematógrafo es tan solo un
juguete más y nunca tendrá utilidad comercial”. Obviamente George Meliés se quedó tan espantado como muchos de los
espectadores que acuden a las salas para consumir cine patrio.
Son legión los del cine español que sufren el síndrome de la abeja: se creen Reinas pero no son más que bichos que lo desconocen casi todo del negocio. Por lo tanto es buen momento para recordales a Riccioto Canudo que acuñó en 1911 la expresión Séptimo Arte para el cine, ya que en el mismo se resumían los seis anteriores. De la escultura y la arquitectura hereda la creación de espacios, de la danza el movimiento escénico, de la música la banda sonora, de la pintura la composición y la luz y de la literatura los diálogos. A partir de Canudo, el cine se ha visto siempre como un arte compartido. El problema es que no hay nadie que tenga el valor suficiente para compartir muchas de las películas que se están realizando en España.
Sergio Calle Llorens
Sergio Calle Llorens
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