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sábado, 22 de abril de 2017

LO DE SANJURJO

Los de Málaga sabemos que Melilla es una continuación de nuestra tierra o, tal vez, la ciudad del Paraíso sea parte indisoluble de Melilla. Por eso, a estas orillas del mediterráneo conocemos bien las cosas de la ciudad hermana que, desgraciadamente, siempre sale en los medios por asuntos negativos. Hoy la ciudad española ha saltado a los medios por el entierro de Sanjurjo en el Panteón de regulares número 2 tras ser inhumado su cuerpo de su tumba de Pamplona. Como no podía ser de otra manea, las hordas de histéricas han puesto el grito en el cielo; que si en Alemania no entendería que se le hiciera un homenaje a un miembro del partido nazi. Que es un insulto a las víctimas del franquismo. A todo ello, por supuesto, quiero dar respuesta en esta columna.

Comparto la indignación del personal por el asunto de la ceremonia a la que han asistido autoridades civiles y militares  pero no por las razones que algunos estarán imaginando, sino porque “El salvador de Melilla” que desembarcó en la ciudad tras el desastre de Annual, hubiera merecido no ser perturbado en su penúltimo lugar de reposo y, muy probablemente y ya puestos en faena, un homenaje más sentido de los melillenses a los que socorrió de la amenaza de los rifeños. Y eso lo escribo aún sabiendo que algunos de mis familiares fueron represaliados por el franquismo, no pudiendo volver a ejercer la profesión de maestros. Mi abuelo, incluso, tuvo que aguantar que su nombre en valenciano fuese transformado en un esperpento.

Sanjurjo fue un golpista sí pero también lo fue Companys, responsable de muchas muertes durante aquellos terribles años, y hoy el estadio de Montjuic lleva su nombre. Tampoco eran un desecho de virtudes aquellos que protagonizaron el fraude electoral a la CEDA que el mismo Azaña reconoce en sus memorias.

 En mi opinión, para un segmento de la población España empieza y termina en el franquismo y, todo lo anterior o no existe o ha de ser ignorado. Con esta lógica aplastante, todo elemento de la biografía de aquellos que vivieron la guerra incivil española se les antoja insignificante. Solo se acepta aquello de; “estaba con nosotros o contra nosotros”. Por ello, que Sanjurjo salvara con sus soldados a Melilla y que ganara dos Cruces Laureadas de San Fernando es moco de pavo, y lo importante es el hecho de que encabezara el Alzamiento contra la República. No hay más.

Esto de echarse muertos a la cara es muy español y lo de matarnos como en el cuadro de Goya más todavía, pero que esta gente consiga, primero que el cuerpo del General sea sacado de su tumba y, a renglón seguido indignarse porque se le ha enterrado en un lugar al que tiene derecho es de traca. Tal vez hubieran preferido que tirasen sus restos mortales al mar desde el helicóptero que lo trasportaba a la ciudad autónoma de Melilla mientras García Ferreras lo retransmite en la Sexta. Y es que hay gente que sigue empeñada, además de en hacer el ridículo, en seguir perdiendo todas las guerras aunque sea ante militares muertos y ejércitos imaginarios.

¡Españoles; Franco ha muerto!


Sergio Calle Llorens

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