El término
bragas es probablemente una voz de origen germánico que se daba en el ámbito
latino-celta. La primera braga viene del latín (braca) y se refería a una especie de prenda femenina. Tal vez del griego braquis que
significa pequeño. La segunda braga era un cordel que sujeta algo en
el aire. Según el DRAE, esta briaga
proviene de ebricus (borracho, ebrio). Ambas definiciones, suponemos, son las que tenía
en mente la concejala de fiestas de la capital de la Costa del Sol cuando
afirmó que en la fiesta de Málaga hay mujeres que van con las bragas en la
mano. Y hoy, precisamente voy a darles mi opinión al respecto de toda la
polvareda que se ha levantado en toda España con las polémicas declaraciones de
la Señora Porras a la que no voy a mandar a la porra.
Yo ya he
explicado muchas veces que no soy muy feriante pero, cuando voy a un
espectáculo, cualquiera, tengo una actitud positiva y trato siempre de pasarlo
bien. La de Málaga es un continuo descontrol junto al mar. Unos festejos
abiertos donde no hay que ser amigo de nadie para disfrutar en una caseta o al aire libre. Algo que no ocurre
en otras fiestas de Andalucía. Hay música, espectáculos, bailes, rock,
malagueñas, rumbas, alcohol y mucho sexo. Seamos justos. La concejala se
refería a la falta de civismo de algunas personas y, nunca, quiso decir nada
sobre la violencia de género. La oposición, una vez más, hace el ridículo ante
una política del PP que no es nada inteligente. Dicho lo cual, quiero añadir que estamos
en el mediterráneo donde las costumbres sexuales, incluso en el Franquismo,
han sido mucho más relajadas. El bendito Torremolinos y la maravillosa Marbella
ayudaron lo suyo. Dicho de otra forma, en Málaga la gente ha disfrutado desde
siempre más de la coyunda que los naturales de Guarromán o de Bollullos del Condado.
En cualquier
caso, que la polémica haya valido para que los telediarios de toda
España-incluidos los de la patética Mediaset- abran con esa noticia es, de
todo, menos mala. Es más, puedo imaginar a toda una pandilla de hombres
desesperados que, hartos de mirarse el ombligo, deciden darse una escapadita a
Málaga a ver si pillan algo de una puñetera vez. Que hablan de uno, aunque sea
para ponerte a parir, es algo grandioso.
Esta vez no ha sido una violación inventada sino la imagen de chicas jóvenes
con pechos turgentes y bragas en la mano lo que ha llegado a la mente del macho
ibérico español. Ha sido una publicidad impagable de aquellos que se tiran de
los pelos por las declaraciones de Porras pero luego, con un par, admiten que
las feministas protesten con las tetas al aire en los centros religiosos
cristianos. Los mismos que hacen los compungidos por las muertes de la violencia
doméstica pero, no alzaron ni una sola voz para recurrir los más de veinte indultos de Zapatero a maltratadores.
Así que una
vez más he de ir contracorriente al no sumarme al intento de linchamiento de la
concejala malagueña. Por eso, voy a beberme un moscatel bien frío a la salud
por la publicidad gratuita que nos ha dado.
Y es que con el desprecio de los habitantes de Antena 3 no nos
llegaba.
Sergio Calle
Llorens
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