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jueves, 13 de agosto de 2015

¡COLLONS DE DÉU!


Unos mensajes en las redes sociales y me ha vuelto a sobrevenir una tormenta. En ellos destacaba  el potencial  económico de Málaga lo que ha sido interpretado por un ataque a otras ciudades.  Fíjense que cuando digo que la provincia está a la cabeza del consumo de estupefacientes todos aplauden con gran regocijo. Ahora bien, si hablo bien de los míos se arma la de San Quintín.  Ocurrió esta mañana y he recibido 650 mensajes privados afeándome la cosa y 123 insultos. Y digo y que si los andaluces, vaya usted a saber lo que es eso, no quieren a los malagueños pues la cosa es bien simple; concedan la libertad a estas tierras levantiscas y no vuelvan a pisar nuestras playas.
De igual forma que empecé a escribir sobre la corrupción andaluza en la taifa del sur motivado, me duele la mano de explicarlo, porque casi ninguna pluma se ocupaba de ello, si dedico alabanzas a Málaga es porque ningún medio andaluz de fuera lo hace. Y no digamos ya la RTVA. Les pondré un ejemplo;  el aeropuerto de Málaga- Costa del Sol ha recibido la friolera de 1.705.182 pasajeros en el mes de Julio y el de Córdoba 550, Canal Sur habla de los magníficos datos registrados en los aeródromos andaluces pero, ya les digo, sin mencionar el mío. Dicho de otra manera, si ellos hicieran bien su trabajo, yo no andaría por la red presumiendo de datos económicos. Además, lo normal es siendo malagueño es que ponga en valor las cosas de casa aunque, visto lo visto, me iría mucho mejor escribiendo sobre el futuro turístico de Guarromán.  
Curiosamente, y por estas mismas fechas el año pasado, recibí un aluvión de críticas de mis paisanos por escribir mal sobre la Feria de Málaga y, por rellenar algunas cuartillas con textos en la lengua de Pla. Un atentando, según mis simpáticos paisanos, a la buena esencia del ser malagueño. Tampoco me pregunte usted qué coño es eso.  

 Es verdad que nunca he estado suficientemente engañado en  relación a estas cosas. Mi triste escepticismo me hace abrazar todo tipo de catástrofes. Nadie me puede engañar porque ya no creo en casi nada. Limito al norte con las frías brumas de la incredulidad y al sur con un mar sabio que no entienden los no mediterráneos.
Escribir es, como dijo alguien en cierta ocasión, es meterse en problemas pero, si dejara de hacerlo, mi problema sería vital. Como siempre afirmo; yo estoy por el desarrollo de Málaga pero no estoy contra nadie y, no creo merecer todos esos calificativos pero no puedo hacer otra cosa que ignorarlos porque no hay mejor desprecio que el que no hace aprecio.
De todas formas es muy duro, no ya que el personal no acepte mi pluma afilada, sino que ni siquiera me permitan narrar los éxitos colectivos de mi provincia. Repito, y si tanto les estorba Málaga, con dejarla fuera de Andalucía el asunto está completamente solucionado. Así la taifa del sur podría ser como Cataluña con una única urbe importante. Seamos claros, ni nos quieren ni nos querrán jamás. Éste es un buen momento para el divorcio definitivo. La Junta debería marcarse un Groucho Marx y, si bien nunca olvida una cara, podría hacer con la nuestra una gran excepción. Por mi parte, estoy por la labor de olvidarme de todos y de todo. ¡Collons de Deú!

Sergio Calle Llorens

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