Jack the Ripper era Elizabeth
Williams, Lizzie para los amigos, esposa de uno de los más famosos sospechosos
de cometer los crímenes; el doctor William Gull. Al parecer, su incapacidad
para concebir hijos junto a las infidelidades de su marido terminaron por
volverla loca. Recordemos que una de las obsesiones del asesino más famoso del
mundo era destripar las vísceras de sus víctimas, entre ellas, el útero.
Una cosa es cierta, una mujer hubiera pasado inadvertida por
las calles de Whitechapel en aquellos días. Además, la sospechosa era la mujer
de un galeno del cual podría haber aprendido las técnicas de disección. Por
otra parte, ninguna de las víctimas sufrió agresión sexual alguna. Es más, en
los escenarios de los crímenes hubo ciertos detalles que apuntan a una mano
femenina. En el asesinato de Annie Chapman los objetos personales de la
prostituta aparecieron colocados de forma delicada, y bajo sus pies. Junto al
cuerpo de Catherine Eddowes se encontraron tres botones ensangrentados que
pertenecían a un botín de mujer. En la escena del crimen de Mary Kelly, y más
concretamente en la chimenea, se encontraron restos de ropa cara de mujer que no
eran de la guapa irlandesa. Esta meretriz habría, según esta teoría tenido una
aventura amorosa con el doctor William Gull, médico de la reina Victoria, lo
que provocó la ira de su mujer. Su motivación era vengarse de las mujeres que
abortaban los hijos que ella no podía tener y, por si fuera poco motivo,
disfrutaban de los maridos que no eran suyos. Esta teoría es apoyada por unas
muestras de ADN femenino encontrado en una carta que se atribuye a Jack el
Destripador. El mismísimo inspector Frederick Abberline fue el primero que
apuntó a una mujer tras el asesino de Mary Kelly. Lo hizo en una conversación
con su mentor, el doctor Thomas Dutton. Después de todo, toda la policía de
Londres buscaba a un hombre y, la asesina se habría movido sin ningún problema
por las calles sucias de Whitechapel.
Sergio Calle Llorens
No hay comentarios:
Publicar un comentario