Para organizar un mundial, o cualquier evento deportivo, se
necesita dinero, mucho dinero. En segundo lugar, pero no menos importante, es
conveniente contar con el apoyo del pueblo que albergará ese campeonato. Brasil
lo tenía porque su presidenta estafó a la gente diciendo que serían los patrocinadores
los que pagarían la factura del acontecimiento. Una vez que se supo que todo
era un monumental engaño, los brasileños se rebelaron contra el timo. Después
de todo, la sanidad y la educación de ese país sudamericano han sido las grandes
damnificadas del fraude que continuará con la celebración de los juegos olímpicos.
Pero cuando un pueblo se deja estafar varias veces por el
mismo ladrón, apenas se puede añadir una cosa, y eso es aplicable como saben al
caso andaluz, se lo merece. Como también merita a sufrir la mayor humillación
en la historia del fútbol mundial. En
realidad, no es cierto que sólo pasen a la historia los ganadores, también
aquellos que sufren las humillaciones más crueles serán recordados aunque pasen mil años. Y de eso, sabemos
mucho los españoles. Durante semanas hemos visto como en Brasil se quemaban
nuestras banderas, se pintaba nuestro himno, y se insultaba gravemente a los
jugadores que hicieron a España ganar todos los campeonatos. Si con los
holandeses uno siempre tiene la duda de si son unos tulipanes, o unos capullos
integrales, con los del país del orden y progreso no hay incertidumbres que
valgan; han sido los mayores hijos de perra que parió madre. Como dijo un gran pensador chino; “para
vengarnos, sólo tenemos que sentarnos en la puerta de casa para ver el cadáver
de nuestro enemigo pasar”. Anoche, cuesta creerlo, la vieja piel de toro olvidó
los agravios de Merkel, para celebrar los goles de los alemanes como propios. Desde
que España humilló a Italia, no habíamos vuelto a dormir con una sonrisa
dibujada en los labios. El cadáver brasileño fue una visión paradisíaca.
Para colmo, los alemanes demostraron lo que es la educación
celebrando tímidamente su pase a la final por no herir los sentimientos de los
organizadores. No quiero ni pensar en los bailecitos que se hubieran marcado
los Marcelo y compañía de haber ganado. Afortunadamente venció la escuadra que
ha sabido tomar el testigo de la
España del Tiki-Taka. Brasil traicionó su jogo bonito
transformándolo en un jogo vomito, y olvidó sus antiguas querencias por España;
ese país europeo donde a sus nacionales se les concede la nacionalidad tras tres
años residiendo legalmente en él. El mismo Reino que llevan vejando más de un
año. En todo ello la prensa ha tenido mucho que ver; inventando historias
falsas, manipulando el caso Costa y, por último, haciendo caso a un viejo
arrogante que, además de entrenador, ejercía de destructor de una forma mágica
de entender el deporte. Podría terminar este artículo diciendo aquello de que a
todos los cerdos les llega su San Martín, sin embargo, quiero expresar mis
mejores deseos a los brasileños para que, de alguna manera, puedan en el futuro aprender lo que
significa la palabra educación. La misma que han demostrado desconocer al
recibir en casa a los invitados. Visitantes que nunca olvidarán la afrenta.
Sergio Calle Llorens
The constantly changing fashionable take on Rebelde demonstrates the depth of the subject. Though Rebelde is a favourite topic of discussion amongst monarchs, presidents and dictators, it is important to remember that ‘what goes up must come down.’ Since it was first compared to antidisestablishmentarianism much has been said concerning Rebelde by the easily lead, who just don't like that sort of thing. With the primary aim of demonstrating my considerable intellect I will now demonstrate the complexity of the many faceted issue that is Rebelde.
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