Dicen los sabios a esta orilla del mediterráneo que lo malo
de vivir no es que te espere la muerte, sino que nunca vivas del todo. Esos
mismos eruditos afirman que, en cambio, lo malo de morir no es que te quedes
sin aire, sino que te quedes sin cielo. En España, tras Zapatero, los
socialistas han vivido de espaldas a la realidad y por eso van camino del infierno Al cielo ni
aspiran. Su único paraíso es la
Andalucía corrupta de Díaz y sus secuaces. Lejos de la República Bananera
del Sur, apenas se vislumbran candidatos con el mismo talento que la babosa
aquella del pleistoceno.
Todos ellos se asemejan a esos escritores de terror cuyos
textos son pésimas imitaciones fallidas de verdaderas porquerías. Nos hablan de
repúblicas sangrientas, de una estado federal olvidando, un día si y otro
también, que España quiere caminar por
el camino de la moderación y el progreso. Madina enfangado en la cuestión
catalana. Pedro Sánchez con su declaración de Granada y su antigualla federalista.
Ya no importa quien se lleve el gato al agua porque al minino le queda media
vida
España necesitaría que el PSOE vuelva por la avenida de la
templanza. Debería existir alguien con talento dispuesto a encabezar una nueva
forma de hacer política alejada de los
estropicios meridionales de un
zapaterismo que nos lleva al abismo.
Los de la secta del capullo están cometiendo los mismos
errores que sus primos del PSC. Esta gente no entiende que al abrazar el
catalanismo o el federalismo asimétrico se convierten en una mala copia del
original, de ahí que sean superados por todos los frentes. No tienen ni aire,
ni vergüenza, ni clarividencia, ni, mucho menos, ideas de cómo pueden salvarse.
Y si no son capaces de redimirse ellos mismos, es absolutamente imposible
imaginarles socorriendo a la vieja piel de toro.
No han aprendido nada en todos estos años. Su perrogrullismo
ha llegado a unos límites inaceptables. Los aspirantes son una especie de
botarates de menos cuantía. Políticos de vuelos gallinaceos. La más absoluta de
las naderías. El esperpento más nauseabundo. Indigencias intelectuales. Demagogos
perversos. Simplificación máxima del pensamiento de aquellos que crecieron en
las juventudes socialistas. Talegón y talegazo. La muerte del socialismo
español. El deceso de la nación moderna más antigua del mundo.
El miedo llama a la
puerta y siempre hay un socialista patrio dispuesto a franquearle la entrada. Es
su final y el nuestro. Me acuerdo de aquella oración soldadesca que dice: “Oh
Dios, ya sabes lo atareado que estaré hoy. Si te olvido, no me olvides tú”. Y
siento que el altísimo sólo bendice a los valientes y, por eso, aunque nos
duela, estamos condenados a vivir el más horrible de los infiernos. Belcebú se
relame. Merecido lo tenemos.
Sergio Calle Llorens
Por desgracia ya estamos a tiro de piedra del fondo del pozo y sólo resta el hostión final contra el suelo a la espera de ver cuanta sangre echamos y cuanta vida nos dejamos pegada en la superficie... Se veía venir.
ResponderEliminarUn saludazo.
Ya no nos salva nadie. Todo está perdido. Un abrazo
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